«Los que desconectan del móvil o mienten o les admiro»
Pues no estamos tan mal | Lucas Alcaraz, entrenador de fútbol ·
A la espera de encontrar trabajo, este técnico es de costumbres tradicionales en vacaciones. Ve muchos partidos y lo más exótico en estas fechas lo vivió en Argelia, cuando le nombraron seleccionadorRafael Lamelas
Lunes, 30 de agosto 2021, 23:54
Los veranos se hacen largos para los entrenadores de fútbol que no están en activo. Lucas Alcaraz González (55 años) espera una nueva oportunidad de sentarse en los banquillos tras pasar por distintos clubes de la geografía nacional, incluidos el Almería y el Granada, el club de la tierra en la que nació. Sus desventuras están relacionadas con el deporte. En lo demás, es bastante tradicional. Le gusta ir a la playa y los países que ha visitado ha sido siempre por el deporte.
–¿Cuál fue el peor verano de su vida?
–El más pintoresco fue en 2008, cuando firmé con el Levante, porque un grupo inversor lo iba a comprar después de mucha incertidumbre, pero al final no entró y el equipo acabó en concurso de acreedores. Había un lío tremendo, los futbolistas, capitaneados por Luis Rubiales –actual presidente de la RFEF– reclamaron y llegó el concurso. En realidad, los inversores eran unos actores contratados por el presidente saliente para retrasar el colapso económico. Al menos salí bien y unos meses después entre en el Recreativo de Huelva, en Primera división.
–¿Qué suele hacer en estas fechas?
–Algunos veranos compitiendo y en otros, con las pretemporadas de equipos. En este he descansado. Principalmente he estado en Motril.
–¿Es de leer, de hacer deporte o de otras cosas?
–Deportes hago siempre. Leer, sobre todo artículos de prensa o en internet, y luego cosas de fútbol. Debería tocar otras cosas, pero al final con los periódicos lleno ese vacío porque también atiendo otras cuestiones que me acercan a la realidad de la que siempre estoy muy lejos.
–¿Ve mucho fútbol en verano? Por ocio, quiero decir.
–Sí, claro. Desde Motril me desplazó a otros lugares para asistir a ellos. Me sirve como acto social. Si por ejemplo voy a Marbella, pues ya comes allí, hablas con gente, entras al partido y luego te vuelves. Me gusta mucho el fútbol de manera presencial. Hay gente que dice que lo devora por la tele. A mí, cuando te toca eso es porque no tengo más remedio, porque lo que va es estar presente. El fútbol de verdad es en directo, aquel en el que se escucha el sonido del balón, en el que hay gente... Cuando no estábamos en pandemia.
–¿Cuál ha sido el sitio más llamativo que has visitado?
–En mi familia no somos nada rebuscados para ese tipo de cosas. De hecho, diría que somos bastante convencionales. El verano más llamativo fue el que tuve que pasar en Argelia, cuando me nombraron seleccionador nacional. Fue en 2017. Recorrimos Argel, Orán y Constantina, que es la ciudad de los puentes.
–¿Desconecta de la tecnología o estás agarrado al móvil o la tablet?
–Engañaría si dijera que desconecto... Los que dicen que lo hacen los divido en dos grupos: los que mienten y los que admiro. Sí es cierto que consigo separarme un poco del portátil, pero al final del móvil... El que sepa cómo se logra, que me dé la fórmula. Al final es que el móvil es como un ordenador. Las redes sociales tienen cosas menos o más provechosas. Entre las buenas, que hay un montón de direcciones con tareas, artículos, entrevistas... muy interesantes, que además son de enfoque profesional para mi trabajo, no solo de actualidad, que me sirven para abundar en ciertas investigaciones.
–¿Qué planes tiene para este año?
–Laboralmente esperar, porque como entrenador no me queda otra cosa que aguardar a que surjan oportunidades. Y, por supuesto, no perder el tiempo. Tengo que seguir formándome, ver fútbol, conocer aspectos novedosos que luego puedo aplicar en mi próximo equipo.
–Aunque esté en el paro, ¿tan mal no está, no?
–A nivel social, ya se ve la luz otra vez. Habrá datos de repuntes, que si el comportamiento de la juventud y tal... Pero la vacunación está extendida y hay que empezar a convivir con este virus. Será una evolución como con dientes de sierra, pero pienso que en el aspecto anímico ya miramos hacia adelante. Soy optimista en que recuperemos algo muy parecido a la anterior normalidad en otoño. En paralelo, que la recuperación económica también ritmo, porque eso sí nos llevará más tiempo, es imposible que sea de un día para otro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión