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Fachada del nuevo hotel de cinco estrellas, Hotel Seda Club, en Plaza de la Trinidad PEPE MARÍN

Dentro del Seda Club: de edificio de Los Guerrilleros a hotel de súper lujo en Granada

El que fuera el mítico edificio en Plaza Trinidad, abrirá en febrero con 21 habitaciones «exquisitas» que van de los 300 a los 1.800 euros por noche

Lunes, 30 de enero 2023, 07:24

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En la Plaza de la Trinidad hay un perro ladrando y varios camiones en marcha. En la suite no se oye nada, pero se ve todo. Es como si alguien hubiera pulsado el botón 'mute' en el cristal del balcón. «49 decibelios de aislamiento», dice Ignacio Jiménez Artacho, con la palma de la mano apoyada en el marco de madera. «Esto es un búnker», añade, tras lo que el silencio vuelve a campar a sus anchas por el salón, los dos dormitorios y los baños. Una calma regia e invisible que descansa, como el guisante del cuento, debajo de una cama de 2x2, con un colchón de 34 centímetros de grosor vestido con algodón egipcio de 400 hilos.

Todo rodeado por muebles literalmente únicos, piezas de diseño que son auténticas obras de arte para, por ejemplo, dejar el móvil antes de meterse en la bañera de 180 kilos y poner música en uno de los altavoces Marshall que hay por la estancia. Estos 75 metros cuadrados de puro lujo son la joya de la corona del Hotel Seda Club, el nuevo cinco estrellas de Granada. Dormir aquí, en la suite doble, cuesta 1.800 euros la noche.

Fuera, el perro ladra. La fachada del mítico edificio de Los Guerrilleros luce de un rosa vivo, pese a los últimos andamios que todavía salpican la acera. En la puerta de entrada, justo en la esquina de Buensuceso, ya está el nombre del hotel acompañado del cartel de la cadena Small Luxury Hotels. «Hace un año estaba en ruinas. Estructuralmente ha sido un reto brutal». El granadino Jiménez Artacho es el fundador, junto a su mujer Carmen Cordón, de la cadena Hidden Away Hotels, de la que forman parte el Tierra Santa, Samaritana Suites y Cas Catxo, en Mallorca; el Gran Hotel Inglés, en Madrid; y el Gravina 51, en Sevilla. Y, desde febrero, el Hotel Seda Club.

«Las obras de los hoteles se hacen de arriba abajo», indica Jiménez al abrir al puerta de entrada. En el interior hay un enorme trajín de obreros rematando lo que será el hall y el restaurante. «Aquí parece un zafarrancho de combate, pero en las habitaciones podrías dormir hoy. Parece que no, pero le queda muy poco». El Seda Club planeaba abrir en diciembre –tenía incluso varias reservas–, pero no pudieron cumplir la fecha por «causas mayores». «La guerra, la cadena de suministros… todo nos afectó», lamenta.

Interior de la suite doble y vistas desde la terraza. P. M.
Imagen principal - Interior de la suite doble y vistas desde la terraza.
Imagen secundaria 1 - Interior de la suite doble y vistas desde la terraza.
Imagen secundaria 2 - Interior de la suite doble y vistas desde la terraza.

El hotel, categorizado como 'cinco estrellas gran lujo', tiene una inversión total de 8,5 millones de euros, entre la reforma y la compra del edificio y de un local anexo para oficinas y almacenes. Un proyecto que se sostiene sobre cuatro nombres propios: el interiorismo de David Rockwell, estudio de diseño de fama internacional; la ejecución del mobiliario de Gastón y Daniela; la arquitectura de Quintect, estudio granadino de Carlos Quintanilla; y la ingeniería del Grupo Medina. «Mucha gente nos dice que es mucha inversión para tan pocas habitaciones, pero este es un proyecto a largo plazo. Podrían haber salido 34 habitaciones, pero no con nuestros estándares de exigencia. Es un producto de calidad que permite vender a una tarifa muy alta».

Según los cálculos de Jiménez, el promedio anual de una habitación, cuando todo el engranaje funcione perfectamente, será de 400 euros la noche. Así, en temporada alta, el abanico de precios oscila de los 1.800 euros de la suite doble a los 450 euros de una habitación estándar, pasando por los 760 de la suite simple. En temporada baja, rondará de los 300 a los 700 euros. «Hay un público que busca este tipo de producto singular, de lujo alejado de las grandes cadenas. Ese es nuestro público».

Para la apertura, el Seda Club cuenta con una plantilla de 28 personas y tendrá diez plazas de aparcamiento en el párking de calle Paz.

Un recorrido

P. M.

El restaurante será un local muy llamativo, de diseño moderno y evocador. El techo está cubierto por botellas retroiluminadas que se unen con el estante de la barra. Hay espejos envejecidos, sofás de varios tamaños y un aforo para 40 personas. «Es un espacio pequeño pero muy acogedor». Los responsables del restaurante serán Daniel y Rubén Castro, dos hermanos granadinos con una amplia trayectoria y experiencia hostelera. Daniel era el metre del restaurante de La Bobadilla, que recientemente ganó una estrella Michelin; y Rubén viene de las cocinas de un hotel 5 estrellas de Mallorca. «Es un gran tándem, tendremos una cocina de enjundia, con platos tradicionales muy bien elaborados y con una puesta en escena llamativa». Un nuevo restaurante que, aunque servirá a los huéspedes, tendrá su foco en la ciudad: «Nuestro principal cliente es el granadino, evidentemente», indica Jiménez.

En uno de los pasillos del restaurante hay una pared cubierta por una estantería repleta de libros. Sin embargo, si sabes dónde apretar, descubrirás que se trata de una puerta basculante tras la que se encuentra un espacio para reuniones privadas. «Lo llamamos 'el clandestino' –sigue el granadino–. Es perfecto para fiestas pequeñas o reuniones de grupos de empresas». Cerca de allí, la zona de wellness: una cabina para tratamientos de belleza y masajes, spa, jacuzzi, ducha de contrastes y cromoterapia.

Rubén Castro, jefe de cocina.
Imagen - Rubén Castro, jefe de cocina.

Los corredores de las tres plantas están ordenados como en una corrala, rodeando un hermoso patio central con un estanque decorado con celosías. En el Seda Club hay 21 habitaciones: las estándar, de 26 metros cuadrados; las suites de un dormitorio, de 45; y la suites de dos, de 75. «Todas cuentan con el mismo equipamiento de lujo, repleto de detalles que marcan la diferencia, desde la grifería de Gessi acabada en bronce, con cosmética L'Occitane en los dispensadores, hasta batines de seda o la bolsa de lavandería dentro de un libro». Y todas con una insonorización acústica absoluta, tanto con el exterior como con el interior. «Los tabiques podrían ser de pladur estándar y habrían costado la mitad; pero es que son el doble de los estándar para garantizar los niveles de calidad acústica. Todo eso hace que la inversión sea superior».

A lo largo y ancho del hotel hay un elemento que sirve de hilo conductor: el arte. «Hay piezas muy importantes, de nuestra colección privada. Obras de artistas que han expuesto en la Bienal de Venecia y tienen varios premios internacionales. La idea del hotel es huir de la Granada habitual, ir un poco más allá y evocar la Granada que era fundamental en la ruta de la seda».

Jiménez Artacho, en la terraza del hotel. P. M.

Y en la terraza, de 160 metros cuadrados, la mirada se lanza sobre los árboles de Trinidad hasta alcanzar la torre de la Catedral. «Tenemos una vista única y nueva de la Catedral. Esta plaza es una maravilla». Sin embargo, no son ajenos al problema que pueda suponer el ejército de pájaros que, cada cierto tiempo, asola la plaza. «Llevamos unos meses tranquilos, pero si vuelven haremos algo, sin ninguna duda. Lo hemos hablado con los vecinos y vamos a hacer piña para resolverlo. Hay soluciones, como se hizo en Bibrrambla».

Y así, sobrevolando Trinidad, Jiménez Artacho tamborilea los dedos sobre la baranda de la azotea, al ritmo de los ladridos de la plaza. «Qué ganas de empezar».

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