Borrar
El laboratorio de Bidafarma en el que se conservan las vacunas contra la Covid. PEPE MARÍN

Dentro del búnker donde se guardan las vacunas

IDEAL accede al cuartel general de Bidafarma, donde se almacenan, custodian y se distribuyen hacia Granada, Jaén, Almería y Málaga los viales de Pfizer y Moderna. Aquí se guarda la llave que abre la puerta a la vieja normalidad

Sábado, 23 de enero 2021

Comenta

Llueve sobre el techo de un furgón policial. En su interior se protegen del agua dos agentes de la Policía Autonómica que llevan toda la mañana haciendo guardia en la sede de Bidafarma. Su presencia es casi omnipresente en la nave de esta cooperativa farmacéutica desde el pasado 29 de diciembre. Ese fue justo el día en el que llegó a estas instalaciones, en forma de vacunas de la Covid-19, la llave que abre la puerta hacia la vieja normalidad, esa que tanto se anhela desde que el coronavirus invadió nuestras vidas el pasado mes de marzo.

Es una mañana gris de enero en la que también repican las gotas en los tragaluces del gran almacén desde el que esta cooperativa distribuye todos sus medicamentos. Ver cómo funciona todo es hipnótico. Son 25.000 referencias distintas, que se van repartiendo de forma completamente automatizada en unas líneas de distribución de tamaño gigantesco. El valor del stock es enorme. Muchos millones de euros que son vigilados cada día por seguridad privada y un sistema de videovigilancia. Pero nunca hasta que no llegó la vacuna se había visto allí a la Policía las 24 horas del día. Tampoco a dotaciones específicas de la Guardia Civil escoltando a furgonetas de reparto. Todo es nuevo para ellos. Ya no se trata del valor económico de las famosas dosis sino de lo que supone custodiar y distribuir la esperanza de todo un pueblo. ¿Cuál sería su precio? «Es un hito, pues estamos colaborando con nuestro saber hacer farmacéutico en un proceso que es histórico», explica Verónica Toniolli, la responsable de marketing de Bidafarma. Mientras pronuncia estas palabras, sus compañeros del equipo técnico acceden para IDEAL a abrir la minúscula habitación donde se guardan las vacunas. Y ahí están: en un búnker gélido.

A -80 grados

  • -80º Es la temperatura óptima en la que tiene que conservarse la vacuna de Pfizer, la más distribuida en España. Una vez descongelada, puede transportarse a entre 2º y 8º y se debe administrar antes de cinco días.

En él hay dos ultracongeladores, una mesa y varias neveras en un suelo acolchado con un material aislante. Son de color blanco y en ellas hay dos palabras que, juntas, da gusto leer: 'Vacunas Covid'. Además hay un climatizador que añade más frío a esta pequeña caja fuerte. Según explican, hoy quedan 4.875 viales, de los que se pueden sacar cinco o seis dosis cada uno. Todos son de Pfizer, pues de Moderna llegaron pocos y se distribuyeron enseguida. Todos los detalles los tienen José Manuel Rodríguez y Noelia García. Él es el director técnico farmacéutico; y ella, su adjunta. Son jóvenes y de la noche a la mañana han pasado a formar parte de una historia apasionante.

Son los custodios de las vacunas de toda Andalucía Oriental. La sede granadina de Bidafarma es una de las dos sedes escogidas en la comunidad donde se reciben, conservan y se distribuyen las inmunizaciones de una enfermedad que ha matado a casi 6.000 andaluces. «Para nosotros es un reto, un privilegio, una motivación y, sobre todo, nos da esperanzas para salir de esto», resume todo lo que siente el director técnico farmacéutico de Bidafarma.

José Manuel Rodríguez dirige todo el procedimiento de distribución, que es muy «dinámico», dice. Básicamente consiste en adaptarse a las necesidades que tiene el Servicio Andaluz de Salud (SAS), teniendo en cuenta lo delicado que es el compuesto que manipulan.

Dentro del búnker donde se conservan las vacunas. PEPE MARÍN
Imagen principal - Dentro del búnker donde se conservan las vacunas.
Imagen secundaria 1 - Dentro del búnker donde se conservan las vacunas.
Imagen secundaria 2 - Dentro del búnker donde se conservan las vacunas.

La recepción de las vacunas es el momento más crítico. Sucede cada lunes por la mañana porque los pedidos son semanales. Al muelle de esta nave llega un furgón escoltado por la Guardia Civil, y allí mismo se descargan las vacunas. Vienen en cajas de 195 viales, que son esos frasquitos pequeños de los que sacan luego las dosis. El recibimiento se hace en presencia de los agentes y de dos inspectores de Sanidad, uno de Granada y otro de fuera. Ellos verifican que todo se hace según el protocolo. Los viales llegan en unos contenedores con hielo seco, que es capaz de bajar la temperatura justo al rango ideal para conservar las dosis en un óptimo estado. Las de Pfizer se mueven entre -60º y -90º grados. Y lo recomendable es -80º.

El trasvase a los ultracongeladores debe hacerse en un periodo inferior a tres minutos desde que salen de los contenedores. Así se evita romper la cadena de frío. Y, claro, «causa respeto», reconoce Noelia García, que explica que nunca ha habido ningún contratiempo. Aunque si lo hubiera, todo está perfectamente sistematizado.

Una vez allí, ya en la pequeña habitación, donde no duran mucho tiempo, descansan hasta que parten rumbo a los centros sanitarios y puntos de vacunación correspondientes, ya sean en Granada, Málaga, Almería o Jaén.Lo hacen de la siguiente manera: el SASmanda un día antes del envío una lista con el número de viales que se necesitan y los lugares de destino. El proceso preparatorio es más sencillo, pues las vacunas de Pfizer pueden transportarse a temperaturas más o menos cómodas: de entre 2 y 8 grados. Se cogen del ultracongelador (siempre con guantes porque la temperatura es tan gélida que abrasa las manos) y se introducen en neveras que después se montan en las furgonetas que, escoltadas por agentes del orden, parten hacia su destino a primerísima hora de la mañana.

Ya en manos de los sanitarios y descongeladas, las dosis deben ser administradas en menos de cinco días. Si no, se pierden. Y así se está haciendo desde el primer día. Todos los que participan en el proceso han recibido previamente formación específica. Tanto para el compuesto de Pfizer como el de Moderna. Aunque ambas son vacunas de ARN mensajero, difieren en varias cuestiones. La más importante es su conservación y preparación. La de Pfizer, como se ha dicho, debe conservarse a -80º, mientras que la de Moderna, a -20º, una ventaja que sin embargo se diluye a la hora de trasladarla: pues la primera puede ir descongelada, pero la segunda debe mantenerse a la misma temperatura. Esto ha obligado a administrar las pocas dosis que han llegado (3.800 por sede) en puntos cercanos, pues además apenas se puede mover.

A la vez que salen a la luz las diferencias de las dos vacunas, la puerta del búnker vuelve a cerrarse. Apostados a cada lado, hay dos policías de la Junta vigilando el proceso. Allí se quedarán hasta el día que se reparta la última 'dosis' de esperanza que se necesite.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Dentro del búnker donde se guardan las vacunas