Si no hay anuncio del verano, nos vamos
Hemos buscado a Curro, aquel español medio en el Caribe, bailado el 'Del Pita del' o cantado el 'Tengo gambas, tengo chopitos'. La publicidad del verano pega tan fuerte que a veces se instala en la cultura popular
Aida Ortiz
Granada
Martes, 28 de julio 2020, 00:40
Si pensamos en el concepto «verano», nuestro cerebro establece una conexión automática con imágenes de playas paradisíacas, chiringuitos, terrazas soleadas y piscinas; evocamos el olor del mar y, por unos segundos, podemos volver a sentir las mismas emociones que aquellos inolvidables meses en los que no había lugar para las preocupaciones.
Esto lo saben muy bien las agencias de publicidad que, cada año al inicio de la etapa estival, nos venden la felicidad en forma de spots televisivos, con los que nos trasladan a nuestras vacaciones soñadas sin movernos del sofá. Algunos han cumplido más o menos su función, pasando sin pena ni gloria por los televisores españoles, pero muchos otros han conseguido instalarse en nuestra memoria colectiva, convirtiéndose incluso en parte de nuestro vocabulario o de la cultura popular.
Quién no recuerda al mítico y suertudo Curro, que viajaba al Caribe en un momento en el que los destinos exóticos eran un lujo para los españoles de clase media; las pegadizas letras de la ONCE, en un divertido intento de hacerse millonario inventando la canción del verano; o el «me estás estresando» de la marca de ron Malibú, que ya hemos adoptado como parte de nuestro lenguaje popular. Hoy hacemos un repaso por los anuncios que marcaron nuestros veranos y que, en muchos casos, evocan momentos de felicidad.
El spot del Sorteo Extraordinario del Verano de la ONCE es ya un clásico de la época estival, pero fue la campaña del año 2003 la que supuso un antes y un después en la historia publicitaria de la corporación. «Si quieres ser millonario, o compras el cupón de la ONCE o haces la canción del verano», con este slogan y una serie de letras divertidas y pegadizas en forma de anuncios al estilo «home made», los españoles pasamos todo un verano tarareando aquello de «teeeeeengo gambas, tengo chopitos, tengo croquetas, tengo jamón» o «dándonos cremita» al ritmo de «la medusa del amor».
Los anuncios de helados también tienen un hueco en la memoria televisiva de los españoles y, a buen seguro, cada uno de sus eslóganes o canciones son capaces de situarnos en un momento concreto de nuestras vidas. Muchos pasaron el verano del 96 haciendo suya la frase «para chulo chulo, mi pirulo» con cualquier excusa, otros recordarán cómo en el 94 un muñeco azul y glotón hacía creer a los padres que sus hijos tomaban fruta con Boomy de Frigo y, remontándonos a 1985, muchos tararearon una y otra vez la letra del spot que promocionaba el helado Negrito de Frigo, sin imaginar que casi tres décadas después, algo así sería éticamente impensable.
Y aunque los helados protagonizaron en los 90 una gran parte de la publicidad veraniega, las bebidas refrescantes se llevan la palma año tras año. Empezando por La Casera y su mítico «si no hay casera, nos vamos», cuyo concepto fue evolucionando de una manera insuperable desde 1982. Con el eslogan «La Casera, pídela en todas partes», los indignados clientes de un restaurante abandonaban sus mesas ante la grosería que suponía el hecho de que no tuvieran este refresco. En los años siguientes, eran muchedumbres las que huían de estadios y eventos multitudinarios. Y unos veranos después, la idea estaba tan arraigada en la sociedad española, que en los spots se utilizaba como excusa la ausencia de La Casera para largarse de un lugar incómodo. Durante los siguientes años, la marca cambió de estrategia y utilizó la imagen de famosos como Julio Iglesias, Belinda Washington y Chapis o Penélope Cruz y Javier Sardá para promocionar su bebida «refrescante y sin calorías».
Otro refresco cuyo anuncio arrasó hasta el punto de convertir su sintonía en la canción del verano fue Coca Cola con su popular «Del pital del», del año 2004. La canción se viralizó de tal forma que se bailaba en discotecas, se incluía en los recopilatorios del verano y sonaba en los móviles de media España. En el spot, inspirado en la película El gurú del sexo, un camarero indio se arranacaba a bailar enganchando a todos los estirados invitados de una fiesta de la alta sociedad. «Sigue el dictado de tu espíritu» es el eslogan que cerraba el anuncio, haciendo alusión a la búsqueda de la felicidad, como la gran mayoría de los anuncios de Coca Cola.
En esta línea, otro clásico del verano son los anuncios de cerveza. Las marcas se esfuerzan cada año por ofrecer la mejor y más idílica imagen de las vacaciones con amigos y, por eso, la amistad centra la mayoría de los spots. Un ejemplo es el anuncio de Amstel del año 2006. ¿Recuerdan aquello de «Amigo Mío, Sólo Tú Encuentras Leña? Aquel año fueron muchos los que brindaron al ritmo de esta canción. Los Ciudadanos de un lugar llamado mundo de San Miguel y los proyectos cinematográficos de Estrella Damm, que lleva su publicidad a otro nivel, son buenos ejemplos de ese mensaje universal.
Pero si hay un anuncio que marcó un antes y un después en la forma en que los españoles entendían sus vacaciones, ese es sin duda el famoso «¿Dónde está Curro?» y su envidiado viaje al Caribe. A mediados de los 90 era muy costoso cruzar el charco, por lo que los destinos paradisíacos no estaban al alcance de todos. Hasta 1996, cuando Halcón Viajes llevó la ilusión a muchos hogares con sus viajes «low cost» y con un spot en el que un simpático representante del español medio cumplía su sueño y volaba al Caribe por un módico precio de 59.000 pesetas, mientras todos en su trabajo se preguntaban dónde diablos se había metido Curro.
Y si escudriñamos un poco más en nuestra memoria, ¿quién no ha formulado alguna vez la expresión «me estás estresando» con acento caribeño? El famoso anuncio de Ron Malibú emitido en el año 2001 ha contribuido a enriquecer las expresiones de la lengua española con esta mítica frase, creada para recordarnos que no debemos tomarnos la vida tan en serio. El spot tuvo tanto éxito, que la compañía GUDV fue galardonada con el Gran Premio a la Eficacia Publicitaria, que entrega la Asociación Española de Anunciantes (AEA), y Malibú incrementó sus ventas en un 70% en un solo año.
Y para poner punto y final a este repaso por los veranos televisivos de las últimas décadas, una de rimas. Los dichosos mosquitos y otros irritantes insectos también forman parte de las vacaciones, por muy molestos que nos resulten. Por suerte, en 1997 podíamos viajar tranquilos si incluíamos en el botiquín el famoso After Bite, cuyo nombre quedó grabado a fuego en la memoria de millones de personas, gracias a una rima un pelín forzada: «te pique lo que te pique, ponte After Bite». Aunque el nombre del producto no se pronunciaba tal cual, la licencia que se tomó la agencia publicitaria la catapultó a un éxito que todavía dura hoy en día.
Los tiempos han cambiado y la publicidad explora nuevos horizontes, hasta el punto de crear proyectos audiovisuales tan ambiciosos como los que Estrella Damm nos regala cada año al inicio de la época estival, pero siempre sin perder de vista la esencia de esta industria: llevarnos de la mano en un viaje por una realidad ideal, emocionarnos y evocar esos recuerdos que cada año, al final del verano, guardamos en la maleta.
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