El antes y el después de las playas de Granada

Miles de granadinos, lugareños y visitantes pelean cada verano por conseguir un buen sitio lo más cerca posible de la orilla. Hay quienes no se molestan en ello y prefieren esperar en el chiringuito, situado en la arena o en el paseo marítimo, a la familia o amigos tomando algo fresquito. Los niños juegan con la pelota o las palas, hacen castillos o avisan, como si fueran a morir en breve de inanición, que tienen hambre.

La imagen de las playas granadinas atestadas, de los edificios mastodónticos en primera línea o de los cientos de locales de restauración tanto en la arena como en el paseo marítimo son algo cotidiano en julio y agosto en el litoral. Una imagen que no siempre fue así, como es evidente. Los municipios granadinos se abrazaron al 'boom' turístico de finales de los años 60 y, sobre todo, de los años 70 y 80, para intentar captar visitantes. Las pocas y pequeñas casas que ocupaban playas como la de Velilla, en Almuñécar, desaparecieron o quedaron encajadas entre grandes bloques de apartamentos vacacionales.

En paralelo, la proliferación de los campos de cultivo de los tropicales también hizo cambiar el panorama hacia el interior. Actualmente, la Costa Tropical ofrece alrededor de 7.000 plazas hoteleras, la mayoría en Almuñécar, el principal destino de los turistas que se decantan por el litoral granadino. Para hacerse una idea del progreso en las últimas décadas, en agosto del año 1999, el primero del que se tienen registros, el número de plazas hoteleras ofertadas era de 3.586, la mitad de las actuales, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

En Almuñécar se mantiene el torreón de Velilla, ese que vigila la playa del Tesorillo y que mucha gente no sabe que es una propiedad privada. Un lugar de vacaciones privilegiado. Desde el siglo XVIII vigila que ningún indeseado acceda a las playas de la zona. Sin embargo, no ha conseguido que a su alrededor proliferen construcciones que lo han ido rodeando. El Tesorillo perdió incluso esa independencia con la que contaba por el mar, separado de Velilla por las rocas. Ahora ya se puede acceder a pie sin necesidad de mojarse un dedo caminando por la orilla.

Pero la gran transformación de Velilla comenzó cuando, en 1975, se abrió la montaña para que esta zona conectara con el resto de Almuñécar sin necesidad de salir a la carretera. Las alrededor de veinte casas de familias como los González de Vega, los Ruiz-Alba, los Gómez-Moreno o los Bueno López, que disfrutaban de la tranquilidad de la zona, se fueron viendo aisladas hasta ser engullidas por los grandes bloques de apartamentos.

Hacia el otro lado, San Cristóbal y su Peñón tampoco se han librado de los cambios y hoy día es zona de hoteles y restaurantes para dar servicio a los curiosos que se decanten por la costa sexitana.

Muchos fueron los establecimientos hoteleros que nacieron y murieron en aquella época. El paso definitivo se dio en el año 2001 con la instalación del Hotel Meliá (ahora Almuñécar Playa), el Bahía Tropical y el Victoria Playa. Actualmente, entre hoteles, hostales y pensiones, el municipio almuñequero cuenta con 38 establecimientos y alrededor del 70% de su actividad económica está directamente relacionada con el turismo, según datos del Patronato sexitano.

En La Herradura se ha vivido una transformación similar, con un desarrollo tanto estructural como de actividades relacionados con el turismo, como sus empresas de buceo. El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) prevé la construcción de un gran hotel de lujo en la primera línea de playa y 4.000 nuevas viviendas en la zona de la vega del río Jate, un paso más en esta transformación como municipio eminentemente turístico.

El mejor ejemplo de la evolución de Almuñécar es comprobar el cambio poblacional del municipio. En 1970 había 13.294 personas censadas allí. En enero de 2022 eran 26.748. El pueblo ha duplicado sus habitantes en 50 años. En los meses de verano puede multiplicar su población por cuatro o cinco, hasta llegar a los 133.000 habitantes.

En Salobreña la situación tampoco es muy distinta. Su Castillo del siglo X vivía casi en solitario con la pequeña población pesquera en sus faldas, hasta que las casas encaladas empezaron a escalar el cerro y lo acabaron rodeando. El resurgimiento de la industria azucarera y la pérdida del carácter militar hicieron que desapareciera, con la expansión en los años 50 y 60 del pasado siglo XX, la muralla que rodeaba la localidad. El desarrollo urbano definitivo del municipio se dio en los años 70 y 80 hacia la vega. En paralelo, su playa se fue llenando de viviendas veraniegas, ya fuera en forma de casas o de edificios, para convertirse en uno de los referentes turísticos de la Costa de Granada.

Hace un año la Junta reconoció a Salobreña como municipio turístico y solo falta que lleguen los primeros hoteles a las playas con el desarrollo del TH1 y TH2. Surgieron algunos proyectos que truncó la pandemia. Sin embargo, recientemente se ha iniciado la tramitación para que a futuro el TH2, un suelo desbloqueado recientemente que linda con Playa Granada, pueda albergar un resort.

La población de Salobreña ha crecido en casi 4.000 habitantes en las últimas décadas, pasando de los 8.689 en 1970 a los 12.477 censados actualmente.

En Motril el desarrollo como destino turístico ha llegado tarde pese a ser el municipio más importante, por población y potencial económico, de la Costa. Playa Granada se ha convertido en el gran exponente del turismo emergente granadino, máxime tras la construcción de varias nuevas urbanizaciones en el último año y las que están en marcha. Aparejado lleva la construcción de un gran puerto deportivo que cambiaría definitivamente la fisonomía del litoral motrileño. A ello une el único hotel con el que cuenta Motril en la costa, el resort de la cadena Impressive, el conocido como 'hotel de los alemanes' hace unos años.

Hasta que Playa Granada le ganó terreno, Playa de Poniente había sido el espacio de recreo vacacional de playa de los motrileños y granadinos que se decantaban por esta zona.

Otra de las playas motrileñas, aunque aún no tan masificada, que ha ido cambiando su entorno a lo largo de los últimos años es la de Calahonda. Por ejemplo, su paseo marítimo, que fue remodelado por completo el pasado año tras 40 años desde que se construyó. 

Motril ha perdido algo de población con la independencia de Torrenueva pero ha ido creciendo exponencialmente desde los años 70 (32.053 censados) hasta rozar los 60.000 habitantes a día de hoy (58.798.

La independencia de Torrenueva Costa en 2018 ha traído consigo el despegue definitivo como localidad turística. Actualmente se construye un hotel en la localidad y el Ayuntamiento trabaja en la redacción de un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) propio, pues hasta ahora dependía del de Motril. En el plan actual, solo el área del recinto ferial tiene la catalogación necesaria para hacer instalaciones turísticas y se estudia cambiar las ordenaciones del suelo para abrirse a la posibilidad de construir hoteles en la Cañada de los Vargas.

A este desarrollo y a su cambio evidente, Torrenueva ha sumado una ambiciosa apuesta turística para conseguir ser un atractivo más potente en la oferta general de la Costa de Granada: el puente colgante que une sus playas a 35 metros del mar. Tiene una base parcialmente acristalada para que los usuarios puedan recorrer una distancia lineal de cincuenta metros entre acantilados y se levanta sobre una estructura de madera.

Aunque en la última década había perdido población, con la independencia de Motril ha empezado a recuperar terreno y Torrenueva cuenta actualmente con 3.038 habitantes. Su evolución ha sido significativa, ya que ha doblado el número de censados desde 1981, cuando había 1.477, hasta ahora, según datos de un informe del Ayuntamiento de Motril.

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