

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Inés Gallastegui
Granada
Jueves, 24 de abril 2025, 00:43
Científicos de la Universidad de Granada y pescadores de la provincia han reclamado a las administraciones que adopten medidas frente al avance imparable del alga 'Rugulopterix okamurae', una especie originaria del Pacífico detectada por primera vez hace diez años en el Estrecho de Gibraltar cuya expansión en el litoral andaluz ha alcanzado dimensiones «dramáticas». Los expertos advierten que erradicar esta especie invasora cuando ya está instalada es imposible, por lo que es necesario frenar su implantación en nuevas zonas para evitar daños irreparables en la biodiversidad y en la pesca. «Hemos tenido un par de reuniones, pero no se ha decidido nada –lamenta Ignacio López, patrón mayor de Motril–. Solo cuando llega a la playa y empieza a molestar a los veraneantes las administraciones se tiran de los pelos. Mientras los afectados somos los pescadores no se hace nada».
La rápida expansión del alga asiática, que posiblemente llegó desde las costas de Japón, China y Corea a través del transporte marítimo, se explica por sus propias características. El director del Aula del Mar de la Universidad de Granada, Julio de la Rosa, explica que esta especie se reproduce tanto por vía sexual como por vía vegetativa. Esto significa que los talos, pequeños individuos que crecen sobre un ejemplar adulto, se desprenden y crean un alga independiente. Además, puede vivir tanto arraigada a los fondos marinos –sobre todo rocosos–, en un amplio rango de profundidad, desde medio metro hasta más de 70, o en suspensión en el agua.
Por último, señala el zoólogo marino Luis Sánchez Tocino, carece de depredadores en esta zona, por lo que allí donde se aposenta crece sin control y desplaza a las algas autóctonas y a toda la cadena de organismos que viven de ellas, desde invertebrados a pequeños crustáceos, que a su vez son alimento de los peces.
Durante su ciclo de vida, los fragmentos muertos se desgajan, quedan al albur de las corrientes y acaban almacenados en descomposición en las playas, con los consiguientes problemas de malos olores e insectos. Los temporales del inicio de esta primavera llevaron a tierra grandes cantidades de algas, pero se espera que la situación empeore en verano, época en la que se acelera su crecimiento.
Julio de la Rosa coordinó hace unas semanas en Málaga un encuentro internacional en el que participaron administraciones, expertos y agentes de sectores afectados por la 'Rugulopterix okamurae', de la que hace apenas diez años nadie había oído hablar y que ahora pone en «situación límite» a numerosos municipios de las costas de Málaga y Cádiz, pero que también se ha encontrado en la Costa cantábrica, en Galicia, Portugal, Cataluña y puntos del Mediterráneo francés y de la Costa africana.
En el litoral de Granada coloniza ya los fondos marinos desde Maro-Cerro Gordo en Almuñécar hasta La Mamola y, aparte de suponer un coste extraordinario para los servicios de limpieza municipales está devastando la biodiversidad en muchos puntos. Por ejemplo, Sánchez Tocino resalta que se engancha en los corales naranjas y las gorgonias de la Punta de la Mona hasta matarlos, se ha instalado en las praderas de posidonia –una valiosa especie amenazada– de Cambriles y La Mamola y, según los pescadores de Motril, ha hecho desaparecer las ortiguillas.
Sin embargo, en la Costa Tropical el problema no ha alcanzado aún las dimensiones de nuestros vecinos del Estrecho, por razones que los científicos desconocen, y los especialistas abogan por pasar a la acción con medidas de prevención.
El año pasado la Asociación de Chiringuitos de la Costa Tropical ya pidió al Gobierno de España que facilitase «equipos y maquinaria especializada para frenar su avance por mar y retirarla una vez en la arena», pero hasta ahora no ha obtenido respuesta. También el alcalde de Polopos-La Mamola, Matías González, lamentaba la gran carga que supone para un municipio tan pequeño el coste de la retirada manual a diario de grandes cantidades de algas desde el mes de abril: el año pasado a comienzos del verano ya llevaba invertidos 20.000 euros en esta tarea.
Luis Sánchez Tocino, profesor asociado de Zoología y colaborador de la página El Litoral de Granada-UGR, que documenta el día a día del espacio natural, lamenta la inacción de las administraciones. «La gente ve especies exóticas invasoras en tierra, como la hierba de la pampa, y se lleva las manos a la cabeza. Las algas están bajo el agua y la gente no se asusta, pero la situación es terrible. Está todo infectado y ha cambiado la comunidad submarina. Es un desastre grandísimo que no tiene solución», se lamenta.
Luis Sánchez Tocino
Zoólogo marino y buceador
A su juicio, es demasiado tarde. «Se podían haber tomado medidas antes, cuando los pescadores las detectaron por primera vez en las redes de arrastre. Si hubieran sabido qué hacer, las habrían retirado a tierra y se habría evitado su dispersión. Pero no tenían ninguna información», denuncia.
Julio de la Rosa considera que erradicar el alga de las zonas donde ya está instalada es «inviable», pero en todo caso es necesario aportar soluciones para minimizar su impacto tanto ecológico como económico. «En algunos sitios es dramático, tanto para el sector persquero artesanal como para los ayuntamientos, que no pueden hacer frente a toda esa biomasa acumulada en las playas», recalca. «En algunas ocasiones el propio ecosistema se adapta y se consigue llegar a un reequilibrio donde la especie invasora no desaparece pero baja su presencia. Es difícil saber qué va a pasar. Pero eso no sirve para justificar la inacción».
Julio de la Rosa
Director del Aula del Mar de la UGR
«Las medidas que hay que implementar son desde la prevención:es necesario un monitoreo permanente en las áreas donde aún no está, sobre todo en los puntos calientes de introducción, los puertos deportivos y comerciales, ya que parece que llega en el agua de lastre o en el casco de los barcos. Necesitamos equipos técnicos de personas capaces de identificar el alga justo cuando llega: es el único momento en el que se puede intentar un ensayo de erradicación, cuando las poblaciones son incipientes», señala.
El profesor aboga por implicar a todas las administraciones –también a los ayuntamientos– y a los sectores más cercanos, como buceadores y pescadores. «Es fundamental la cooperación a todos los niveles y una coordinación efectiva para abordar la solución. Si no hay una respuesta eficaz, el problema se nos va de las manos», resume.
El biólogo destaca el impacto turístico: «Hay ayuntamientos que lo están pasando mal para afrontar la gestión de esa biomasa. Huele mal, no te deja bañarte... A nadie le gusta bañarse en una sopa de algas».
Pero también el impacto en la pesca: «Los pescadores artesanales y de arrastre traen sus redes inundadas de algas, y eso implica costes: a veces hay que tirar el arte o estar días parados, limpiando, para no volver a llevar el alga al mar», subraya.
Ignacio López, presidente de la Organización de Productores Pesqueros (OPP)de Motril, no oculta su preocupación. «Fuimos los primeros que dimos la voz de alarma. Cuando vimos que estaba llegando aquí mandamos una muestra a la Universidad de Granada, donde confirmaron que era el alga asiática y que era una especie invasora», subraya.
«Nos afecta en el trabajo, sobre todo a la pesca artesanal y de arrastre; las artes pesan mucho y se rompen», explica. Pero también el impacto en la biodiversidad reduce las capturas, porque los peces se retiran si no encuentran alimento. «Había cuatro licencias de ortiguillas y se ha tenido que cerrar la pesquería porque quedan muy pocas. Está todo colonizado».
Ignacio López
Patrón mayor de Motril
López admite que la situación no es tan grave como en la zona del Estrecho. «Hay mucha alga en los acantilados de Castell y Calahonda, entre Salobreña y el Tesorillo, en la parte de Maro-Cerro Gordo», señala. Pero los pescadores de Granada aún tienen la opción de evitar esas zonas de acantilados rocosos –los favoritos del alga asiática– y faenar en aguas de fondos arenosos.
«Estamos preocupados porque no hay una directriz clara sobre qué se puede hacer», lamenta. El patrón mayor ve inviable que los pescadores lleven el alga de sus redes a puerto o la almacenen en sus barcos, que no están preparados para ese sobrepeso. «La Unión Europea nos da muy pocos días de pesca. Si encima tenemos que volver a puerto cada vez que las redes se llenan de algas, hay que cerrar el chiringuito», concluye.
A diferencia de otras algas utilizadas como alimento, forraje, fertilizante o materia prima para la fabricación de cosméticos y fármacos, la 'Rugulopterix okamurae' aún no tiene rentabilidad en España, donde llegó hace relativamente poco, para aliviar la carga económica que supone su recogida. Varios grupos científicos y empresas confían en cambiar eso. Investigadores del Ifapa de Almería y El Puerto de Santa María de trabajan en un proyecto de investigación para transformar el alga asiática en fertilizantes y bioestimulante en cultivos de vid. Además, la cooperativa gaditana Futuralga ha desarrollado envases biodegradables innovadores a partir del alga asiática y ha pedido a la Junta de Andalucía y el Gobierno cambios normativos para permitir su comercialización, ya que al tratarse de una especie invasora exótica su explotación comercial está limitada.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Sara I. Belled y Jorge Marzo
Ángel Mengíbar | Granada y Cristina Ramos | Granada
Pablo Rodríguez | Granada
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.