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Eva Fernández, presidenta de Los Pastoreros, en la granja. ALFREDO AGUILAR
La cooperativa de Granada que abrió caminos en plena crisis

La cooperativa de Granada que abrió caminos en plena crisis

Salir a flote ·

La distribuidora de leche Los Pastoreros, una de las referencias en la provincia, ha vivido meses «horribles, catastróficos», pero los ha aprovechado para sacar al mercado nuevos productos

guillermo ortega

Domingo, 1 de agosto 2021, 00:20

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Eva Fernández Alberto era una licenciada en Filología Hispánica de 26 años cuando, en 2019, su padre le hizo una proposición que cambió su vida: le pidió que se pusiera al frente de la cooperativa Los Pastoreros, una de las principales distribuidoras de leche de la provincia de Granada. Toda una responsabilidad.

«Si llego a saber lo que se me venía encima, a lo mejor le digo que no», contesta dos años y una pandemia después, no se sabe si más en broma que en serio, esta mujer nacida y criada en Fuente Vaqueros. En las afueras está la sede principal de la empresa, que inicialmente funcionó como una especie de comuna, hasta el punto de que los socios vivían allí mismo, en viviendas habilitadas expresamente para ellos y que aún son visibles, aunque ya están vacías.

La cooperativa, formada en los años cincuenta por un pastor de ovejas nacido en Bérchules, se definía como una asociación de personas con un mismo ideal y unas mismas leyes, que ella aún recuerda y que en la medida de lo posible intenta respetar: «Repartir a los más necesitados, amar al prójimo y tratar a los demás como te gustaría que trataran a ti».

Con el tiempo se fue haciendo cada vez más grande. La facturación, en los últimos años (antes de la crisis de la Covid, claro) anduvo por los tres millones de euros al año y su cartera de clientes no es nada desdeñable: Los Italianos, La Rosa, La Perla, Perandrés, Cárnicas Zurita, Alcampo, Carrefour… Granada, sobre todo, y también Málaga, han sido sus campos de actuación.

«No hemos tenido que reducir plantilla, pero tampoco hubiéramos podido. Somos industria de primera necesidad»

Aunque la verdadera acción, en Los Pastoreros, no está tanto en la central de Fuente Vaqueros sino en la granja de vacas lecheras que se ubica a tiro de piedra del aeropuerto. Allí hay alrededor de 600 cabezas, todas ellas muy hermosas.

Visitar ese sitio, además de deparar momentos deliciosos como tocarle el hocico a un ternero que nació el día anterior, sirve para enterarse de detalles como que a las vacas se las ordeña dos veces al día y que cada una es capaz de dar entre 80 y 90 litros al día. Allí se producen diariamente entre 10.000 y 20.000 litros.

De allí es la materia prima de la que se han obtenido durante muchos años queso fresco, requesón y, sobre todo, leche fresca, de la que hay que beber casi recién comprada porque si no corre el riesgo de echarse a perder.

«No es por presumir, pero lo que nos diferencia de otras empresas es que aquí el proceso de elaboración es distinto, más artesanal», comenta la presidenta, que menciona, por ejemplo, que Los Pastoreros pasteriza la leche a 86 grados, «como la hacían nuestras abuelas cuando las hervían». En otros sitios se pasteriza a 115 o 120 grados. «A más grados, más propiedades le quitas a la leche. Nuestra leche es única, diferente a las demás, conserva la grasa y eso a la hora de montar helados o echar un café, se nota», explica.

Con lo bien que iban las cosas, después de remontar una profunda crisis económica, vino el coronavirus y lo echó todo al traste. En marzo de 2020 la hostelería se vio obligada a cerrar por el estado de alarma y la clientela dejó de existir. «Tuvimos que vender la leche en crudo, sin ningún tipo de pasterización, a industrias. Se perdieron muchísimos clientes por el camino, algunos tuvieron sus negocios hasta seis meses cerrados. Algunos los hemos recuperado, otros no siguen», narra Eva Fernández, que a renglón seguido aclara que eso de la leche en crudo fue en cierto modo un salvavidas, en un doble sentido.

Primero, porque las vacas, si no se las ordeña diariamente, es probable que sufra una infección que le cause la muerte. Y segundo, porque por lo menos eso proporcionó ingresos a la cooperativa. Aunque muchos menos, claro. «La leche en crudo se paga a 35 céntimos el litro, aunque durante la pandemia nos la compraban a 28 o a 30 y encima tenías que dar las gracias, porque la leche no la podemos tirar, ni quemar, ni hacer nada con ella, porque nos exponemos a una multa», señala.

Los Pastoreros no recibió ayudas «porque éramos empresa de primera necesidad, así que aquí no hubo ni ERTE ni nada. Los repartidores estaban menos horas, venían un día sí y otro no…. Hubo reducción de jornada, pero trabajamos todos. No hemos tenido que reducir plantilla, pero es que tampoco nos lo hubieran permitido», insiste. En cuanto a las vacas, casi todas siguen donde estaban, aunque algunas, después de todo, sí que enfermaron y hubo que llevarlas al matadero para que fueran sacrificadas.

«No estábamos preparados para nada de esto y la situación nos resultó muy dura al principio», prosigue la empresaria, que está casada con un ganadero y tiene dos hijos pequeños. Sin embargo, los socios de la cooperativa entendieron que ese parón forzoso no debía significar que se quedaran de brazos cruzados, sino más bien todo lo contrario. Poco a poco empezó a abrirse paso esa idea, que dicen que procede de China, y que asegura que las crisis son también una oportunidad para hacer cosas nuevas y distintas. En la empresa granadina, eso se ha traducido en una diversificación de sus productos, de manera que ahora también comercializan yogur líquido, yogur natural, varios tipos de postres, tarta de queso, queso curado y semicurado…

Pero esa filosofía no les llevó a remontar de golpe y porrazo. De hecho, la presidenta recuerda que los tres primeros meses de 2021 fueron «horribles, catastróficos», aunque reconoce que después, cuando la hostelería ya pudo abrir con un horario más o menos normalizado, terminó la cuesta arriba. Les ha favorecido la tendencia del consumidor a elegir productos más caseros, aunque eso signifique gastar un poco más, ya que un litro de su leche cuesta un euro. Ella entiende que en ese sentido «ha habido cambio de actitud y la gente se ha cansado del producto industrializado. Ahora, busca más el producto fresco aunque sea más caro».

El cuidado de los animales. a.a.

Una recuperación que será larga

Queda el futuro y la cooperativista quiere ser positiva aunque sabe que la crisis va a tener una cola muy larga. Vaticina que a partir de ahora «quedará menos gente para comprar por culpa de la crisis, pero por ahora sí que vemos a muchas personas que dicen: oye, si ya no puedo irme a tomar un café todos los días, pero sí dos o tres veces a la semana, prefiero que esté bueno, con una leche de calidad. Ese pensamiento ha variado, al menos en estos meses, y eso es positivo para nosotros, claro», enfatiza. Ellos van a seguir adelante, ofreciendo calidad y fieles a sus principios.

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