Cine en Chanavisión
Los vecinos se juntan en la plazoleta de la parroquia de Santa María Micaela para disfrutar de las películas al aire libre y aprovechar para ponerse al día
En el corazón del barrio de La Chana hay movimiento, pese a que la canícula ha tenido postrada a la ciudad durante toda la jornada. La calle Sagrada Familia pasa por delante de la parroquia Santa María Micaela y en su parada de autobuses la gente espera. En la plazoleta de la iglesia también hay cola, pero no es para pillar un autobús, sino para sentarse en una de las sillas que los chavales de la parroquia disponen a partir de las nueve de la noche. Media hora después, se proyectará una película. Medio centenar de personas la disfrutarán. Así ocurre dos veces por semana, y la experiencia es un éxito desde todos los puntos de vista.
Mario Picazo, párroco de Santa María Micaela en La Chana, explica el proyecto, que tiene su intríngulis. «Llevamos dos años programando con los jóvenes alguna actividad para el verano en el mes de julio, porque en agosto el barrio se queda desierto. En agosto le damos permiso a todos para que se vayan de vacaciones», explica con su habitual socarronería.
La idea surge de la pertenencia del párroco a las JOC, las Juventudes Obreras Católicas. «Se busca ayudar a los jóvenes a crecer independientemente. Desde este planteamiento motivamos a los chavales para que organicen actividades pensando en los demás. Así salen al encuentro con la gente del barrio y de este planteamiento nace la proyección de pelis». El grupo de unos diez jóvenes se encarga de todo. «Se trata de que ellos sean los protagonistas y hacen de todo, eligen la película, gestionan los permisos y el equipo, montan todo y lo recogen». Hay más. Como tiene sus gastos, venden refrescos, batidos y palomitas a precios módicos. «Con lo cual no tenemos todo. Es una actividad muy sencilla pero así ellos se sienten responsables y conocidos en la parroquia».
Billy Elliot
La gente que viene a ver las pelis es de la parroquia o, simplemente, del barrio. Una horilla antes de la proyección, empiezan a aparecer porque hay ambiente, porque es el plan. Viene Antoñita y empieza a conversar con el párroco. Le pregunta por el huerto y le responde hablándole de sus tomates, que están verdes y también de los cherrys.
Luciano, otro asistente, canta pop lírico y todos los sones latinos. También canta en el coro de la iglesia. «En 2023 estuve en Tierra de Talento de Canal Sur y sorpresivamente llegué a la final». El salvadoreño es muy bueno. Por eso, Mario dice. «Era el mejor de aquí a Lima».
Sigue el goteo de vecinos que aparecen. Llega Mari Carmen y se pone e hablar con sus vecinas. A Mari Carmen le encanta el cine y es de las fijas. Ya se ha formado el primer corrillo. Tres vecinas pegan la hebra con el párroco. Le proponen ideas y títulos de películas.
Mientras se han desplegado las sillitas plegables. Subido a una escalera, uno de los chavales va colgando la sabana blanca que hará las veces de pantalla. Sacan el portátil desde donde se lanza la película por el proyector y realizan la prueba de sonido. La música se impone y ya se da uno cuenta de que aunque realmente es la plazoleta de la parroquia Santa María Micaela estamos en un cine de verano, ahora que en Granada han ido desapareciendo lentamente hasta la práctica extinción.
Venden refrescos, batidos y palomitas a precios módicos
Mientras llegan las nueve y media de la tarde, por los altavoces suenan los éxitos del momento y del pasado. Por ejemplo, y ya que hoy toca cine, la de Loquillo y los Trogloditas y su 'Feo, fuerte y formal' dedicada a John Wayne, vaquero mayor del reino del celuloide.
Las sillas se van llenando. Los jóvenes le dan al play. Aquí no se apagan las luces ni se pide silencio. En la pantalla aparece una mano, pone la aguja del tocadiscos sobre el vinilo que da vueltas. Suena 'Cósmic dancer' de los T-Rex. Billy Elliot da saltos. La magia del cine existe. La Chana en panavisión es una gozada.
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