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Una trabajadora de Industrias Espadafor durante el proceso de mezclado de mostos base del vino Castillo de Salobreña. Alfredo Aguilar

Así se hace el vino Castillo de Salobreña: 40 exitosos años del caldo de los doce nombres

'Made in Granada' ·

Las granadinas bodegas Espadafor venden 4,5 millones de botellas anuales de esta bebida sin alcohol, elaborada con uvas de La Mancha y manzanas de Lérida, que causa furor en medio mundo: desde la República Dominicana hasta las comunidades mormonas de Canadá

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Miércoles, 5 de febrero 2020, 13:09

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En Francia es el 'Chateau de Salobreña', en los países de habla hispana el 'Castillo de Salobreña', en los anglófonos el 'Castle of Salobreña' y en los supermercados Mercadona se llama Yemanin. Hasta doce nombres distintos tiene el Castillo de Salobreña la refrescante bebida sin alcohol elaborada a base de mosto de uvas y manzana de Industrias Espadafor que ha cumplido ya cuarenta años convertida en líder de ventas en su categoría.

Las bodegas granadinas comercializan 161 referencias de bebidas sin alcohol y no se puede decir que de entre todas el Castillo de Salobreña sea la favorita de los dueños «porque esto es como los hijos», bromea José Espadafor, gerente y tercera generación al frente de la empresa familiar que ya tiene a la cuarta también preparada para el relevo. Pero desde luego José Espadafor no puede ocultar su cariño especial por este vino sin alcohol... Y es que con el Salobreña empezó todo.

Aunque la historia de Espadafor se comenzó a escribir mucho antes, en 1939, fue el Castillo de Salobreña, inventado en 1978 por Juan Espadafor, hijo del fundador y padre del actual gerente, el que marcó el gran punto de inflexión y el rumbo actual de las bodegas, que se especializaron desde entonces en el mercado de las bebidas de los que no beben.

Además de triunfar con la famosa Konga, Juan Espadafor tuvo la feliz idea del fabricar este popular mosto sin alcohol al que llamó Castillo de Salobreña al azar, por destacar un emblema de la provincia granadina. Igual se podía haber llamado Castillo de Almuñécar o de Íllora... pero fue Salobreña. Ni la familia veraneaba allí ni tenía especial vinculación con el bello pueblo costero del Peñón, que le debe a Espadafor una promoción impagable, ya que a día de hoy pasea su nombre por 62 países de los cinco continentes.

«Siempre nos ha gustado llevar el nombre de Granada en nuestros productos, está en nuestro ADN», comenta satisfecho José Espadafor.

De los 3 a los 99

«Para nuestra empresa el Castillo de Salobreña es un buque insignia, supuso la especialización en productos de gran calidad para cubrir las necesidades de los que no beben alcohol. El Salobreña gusta a los clientes desde los tres hasta los 99 años«, añade el gerente.

De las modernas nuevas instalaciones de la empresa granadina en el polígono de Escúzar salieron el pasado año cuatro millones y medio de botellas de vino Castillo de Salobreña, de las que el 30% se vende fuera de España, en mercados de lo más dispares.

Así se hace el vino Salobreña, paso a paso

  • La base Espadafor adquiere la base de concentrado de uvas y manzanas a cooperativas de La Mancha y Lérida.

  • El laboratorio Los químicos de Espadafor mezclan en el laboratorio ambos concentrados.

  • Pasteurización La mezcla se somete a un proceso de pasteurización calentándola a 98 grados y rápidamente se baja a 12 grados. Con este proceso se logra que el vino adquiera calidad.

  • Embotellado El vino pasa a la embotelladora, taponadora y posteriormente a la cadena de etiquetado.

El Salobreña se bebe desde Australia hasta los países árabes. En República Dominicana causa furor y el distribuidor de este país tiene que estar muy al quite con los pedidos porque si les falta «se arma un lío», explica divertido el gerente. La bebida granadina cuenta también con numerosos adeptos en los países árabes por cuestiones de religión y en las comunidades mormonas de Canadá hay legión de fans.

La receta

Otras curiosidades del Castillo de Salobreña es que en los bares de Madrid y Sevilla lo prefieren en color tinto, a pesar de que en una cata a ciegas muy pocos gourmets serían capaces de distinguir la variedad.

En cuanto a la receta, se basa en concentrados de manzanas y uvas que Espadafor compra en las cooperativas de Lérida y La Mancha. «Se hace una mixtura exacta, se somete a un proceso de pasteurización y se embotella con mimo. Tanto la calidad de la base como la elaboración con avanzados medios técnicos son la clave para hacer un producto del que estamos muy orgullosos«, resume José Espadafor.

Además, los amantes de las bebidas sanas pueden estar tranquilos porque, el Salobreña, «lo recomiendan los médicos, su dulzor es el natural de la fruta, no tiene gases y no engorda». Palabra de Espadafor.

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