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A veces hay dos historias por el precio de una. Es el caso de Inma y de Herbert. Ella es una camarera de 38 años y él un anciano alemán sin hogar. Se conocieron en la calle, cuando Inma salía de su turno de trabajo. Justo empezaba entonces sus vacaciones. «Me gusta la espeología y me había apuntado a una expedición por unas cuevas de Murcia». Luego, harían barranquismo en Castellón. Todo cambió para Inma cuando Herbert se cruzó en su camino.
Inma comprobó que Herbert tenía un serio problema neurológico, que apenas hablaba, que tenía problemas de movilidad importantes, que no tenía hogar, que estaba sucio y tirado en el suelo (muestra un vídeo de cómo se encontró a Herbert y se te congela el alma). Tenía hambre. Inma no lo dudó y tomó tres decisiones. La primera fue suspender sus inminentes vacaciones y organizar a su familia –vive con un hijo de 20 años y una hija de 14–. La segunda fue comenzar una campaña en Change.org de apoyo a Herbert que en apenas tres días ha recibido una oleada de solidaridad y ha llegado a las 45.000 firmas. La tercera ha sido juramentarse para que Herbert tenga una residencia donde pueda vivir con hogar y con cariño.
Las propias palabras de Inma explican la situación de Herbert. «Es de origen alemán, y según me dijeron en el Consulado en Málaga, no tiene familia ni vínculos cercanos que puedan ayudarle ni allí ni aquí». Además, «cuando informamos a los Servicios Sociales de su situación nos dijeron que le pondrían en lista de espera de urgencia para buscarle un hogar que se adaptara a sus necesidades».
De hecho, en el CEA (Centro Municipal de Encuentro y Acogida) de la calle Arandas, su director cuenta que se ha atendido a Herbert con todos los servicios que prestan. «El problema es que si él decide salir a la calle no tenemos potestad para retenerlo de ningúna forma». Por esta razón, los Servicios Sociales han judicializado este caso. «La idea es conseguir que el juez nombre un tutor legal para Herbert y que así pueda ingresar donde corresponde», razona.
El problema es que las burocracias no van quizá tan rápido como se necesita. Ima explica entonces que Herbert sigue en la calle. «Muchos días se hace pis encima y ni siquiera se da cuenta». Cuenta también que se ha encargado de buscarle una silla de ruedas para que se pueda desplazar. «Y cada mañana le busco por los alrededores para darle algo de comer porque si no se lo doy no come en todo el día», porque muchas veces no acude al CEA de la calle Arandas. Además, cuenta con razón, «en Granada estamos superando los 40º y tampoco bebe agua porque se le olvida o no sabe donde ir».
Ayer por la mañana Inma se llevó a Herbert a un albergue de unas religiosas en el Albaicín. Allí se ha comprometido a quedarse con él durante tres días, a bañarlo y limpiarlo. Luego irán a Málaga, donde estas mismas religiosas tienen otro albergue donde hay más espacio. «Lo bueno es que el lunes tenemos cita en el Consulado de Alemania, donde le van a tramitar el pasaporte, con lo que tendrá su pensión y podrá ingresar en una residencia». Herbert está muy contento y tranquilo. «Y yo ya ves, dice Inma, en un convento con el 'viejo abuelo Herbert' en vez de estar de vacaciones». Me tomen nota.
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Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Jon Garay
Amanda Martínez | Granada, Amanda Martínez | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
Jon Garay e Isabel Toledo
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