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Adrián y Patricia simulan una pedida de mano en el descansillo de su casa, con los guantes puestos. ALFREDO AGUILAR
Consecuencias del estado de alarma | Las bodas del coronavirus en Granada: «Algo muy gordo tiene que pasar para que no me case»

Las bodas del coronavirus en Granada: «Algo muy gordo tiene que pasar para que no me case»

La irrupción de la Covid-19 ha destrozado años de planificación, provocando un jaleo de fechas que ya llega hasta octubre de 2021. «¿Quién me iba a decir que en vez de celebrar mi boda iba a estar aislada en el hospital?»

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Domingo, 3 de mayo 2020, 01:07

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Juan entró en la joyería a preguntar por el anillo, lo único que le faltaba para dar por organizada la boda. Su futura mujer, Eugenia, ya lo tenía, pero él necesitaba uno un poco más resistente porque trabaja en el ejército y no es plan de que se estropee a la primera de cambio. Le ofrecieron un anillo de titanio, que eso no se rompe ni para atrás y dura para siempre. Fue amor a primera vista. «En este anillo puede escribirle usted hasta 48 caracteres, ¿qué ponemos?», propuso el joyero. Juan recordó que en el de Eugenia no ponía nada, porque era muy fino, así que dudó por un momento. «¿Qué pone la gente normalmente?», preguntó el novio. «El nombre y la fecha es lo más habitual», respondió el profesional. Y así fue como Juan, con un divertido gesto de la mano, como si apartara el aire de su cara, tomó la decisión: «¡Va, venga...!».

Juan y Eugenia se deberían haber casado el 18 de abril. Pero se quedaron en casa, claro, como sus 200 invitados. El día 19, Juan publicó un tuit con una foto de su anillo en la que se veía perfectamente la fecha grabada a fuego sobre el titanio. Y la acompañó de este texto: «Ayer me tenía que estar casando y el miércoles en Singapur. Cuando me preguntó el de la joyería ¿le pongo la fecha? Le dije claro, algo muy gordo tiene que pasar para que no me case xD».

¿Les suena el tuit? Es fácil: lleva más de 250.000 retuiteos, recorre los whatsapp de medio mundo y se ha convertido en una de las imágenes de la cuarentena; una de esas escenas virtuales que ayudarán a entender todo eso que pasó durante el gran confinamiento.

Eugenia y Juan, con los anillos virales.
Eugenia y Juan, con los anillos virales. A. AGUILAR

Juan Entrena y Eugenia Arrés (Granada, 1980) empezaron a recibir llamadas de sus conocidos a principios de marzo. Pero, más que por la boda, por el viaje. «No podéis ir a Singapur, que se está muriendo la gente», les decían. Tenían todo absolutamente planificado y estudiado: qué hacer si llovía, el menú, los trajes, las fotos... ¿Quién iba a imaginar que podría pasar esto? «Bueno, lo del coronavirus no lo esperábamos, pero sí que estábamos protegidos para cualquier cosa. Resulta que hace años tuvimos un problema en un viaje a Perú y, desde entonces, siempre lo aseguramos todo al máximo». Su nueva fecha de boda es el 14 de agosto, pero, por muy asegurado que estuviera todo, ¿a qué precio? «No sabemos si será una boda con restricciones. ¿Una boda sin abrazos y con dos metros entre un sitio y otro? ¡Necesitaríamos Los Cármenes para que haya un poco de hueco! Lo malo es que estamos a verlas venir, no podemos tomar ninguna decisión clara».

«¿Una boda sin abrazos y con dos metros entre un sitio y otro? ¡Necesitaríamos Los Cármenes para que haya un poco de hueco!»

Y esa sensación, esa expectación impotente, es la que hizo que el tuit de marras se hiciera brutalmente viral: «Se ha hecho viral por el humor –explica Juan– y porque hay mucha, muchísima gente que se ha sentido identificada con nosotros. Nos han llegado miles de mensajes de personas que llevan años planificando sus bodas y las han cancelado o retrasado o no saben qué hacer. ¡Hay unos que se habían tatuado la fecha!».

Nazaret y Juan, con la invitación de boda.
Nazaret y Juan, con la invitación de boda. A. A.

Nazaret Álvarez (Granada, 1983 y 1978), presidenta de Adaner, y Juan Heredia (Granada, 1978), funcionario, se casan el 20 de junio. O no. Es que no lo saben. Unos días se levantan pensando que sí, que para el 20 se podrá celebrar la boda. Otros, que lo mejor sería retrasarla. Pero, ¿a cuándo? «Al principio del confinamiento manteníamos la ilusión de la boda;mi hijo Santiago me lleva al altar –apunta, orgullosa–. Pero conforme pasa, mucha familia nos pregunta con miedo. Tanta gente junta crea inseguridad. Además, si fuera ahora, todo sería de bulla y corriendo y eso también me genera ansiedad. ¿Prepararlo todo en qué, tres semanas? La semana pasada nos llamó el del restaurante para que buscáramos un plan b, por si fallaba el 20 de junio. Nuestra opción b es el 19 de junio de 2021».

El tema de las fechas es más complicado de lo que parece, no es tan fácil como trasladar los fines de semana de abril-junio a septiembre-noviembre. Entre otras cosas, por la coincidencia con las comuniones, por ejemplo, y por la cantidad de viajes y reservas en hoteles que, a final de año y con tan poco tiempo, no son tan fáciles de organizar.

El brindis prometido de Elena e Ignacio, desde el balcón.
El brindis prometido de Elena e Ignacio, desde el balcón. A. AGUILAR

Elena Esteban e Ignacio Szmolka (Granada, 1984 y 1982) son profesores de Secundaria. Tras 12 años juntos, con la familia preguntando cada dos por tres si se iban a casar, esta Navidad tomaron la decisión. «No queríamos esperar mucho tiempo. Nada de pasar un año o más organizándola. Así que en enero nos pusimos y en un par de semanas lo teníamos todo. Fue como la seda: 2 de mayo en Santa Ana. Y entonces, pum. Coronavirus».

La fecha era perfecta para ellos porque les permitía disfrutar del descanso y volver con tiempo de sobra antes de la selectividad. Iba a ser una boda «pequeña», con 90 invitados, que esperan retomar en su nueva fecha, el 19 de septiembre. «El día 2 brindaremos. Ésa era nuestra fecha. Y en septiembre, a ver qué pasa, no sabemos si a la segunda será la vencida. Es una pena porque mucha gente de fuera no puede confirmar».

Sábados libres

Adrián y Patricia.
Imagen - Adrián y Patricia.

Celebrar la boda cinco o seis meses más tarde es un jaleo. Pero podría ser peor. Imaginen que la primera reserva que hicieron para su boda fue en 2018. Que pese a que todos los proveedores le pidan calma, ve que su fecha, el 11 de julio, empieza a sonar a misión fallida. Y que, para más inri, al preguntar qué otras fechas podrían reservar les dan dos opciones: 11 y 25 de septiembre. De 2021. Pues esa risa nerviosa de pura impotencia es la que tienen encima Adrián Guerrero (Granada, 1987), asesor y graduado social, y Patricia Velasco (Granada, 1988), responsable de franquicia.

«La cosa es que ¿quién quiere una boda sin abrazos, besos ni exaltación de la amistad?»

«Tenemos reservado el Cortijo Balzaín y estamos con la incertidumbre porque dicen que lo mismo la podemos celebrar pero con limitaciones. La cosa es que ¿quién quiere una boda sin abrazos, besos ni exaltación de la amistad?», se pregunta Adrián, intentando poner buena cara al embrollo. «Nos va a parecer mentira el día que la celebremos. ¡Llevamos desde 2018 con preparativos!», resopla Patricia. El problema con la fecha, explican, es que «no hay tantos sábados libres». «Suma las bodas retrasadas con las que ya estaban reservadas –termina Adrián–. Y encima, que encaje la agenda del sitio de celebraciones con la agenda del cátering. Un lío».

Un lío que Enrique Barragán (Granada, 1977) y Joanne Gavigan (Irlanda, 1980) cortaron por lo sano. «Nos casábamos el 6 de junio en el Parador de Granada, pero la hemos cancelado». Viven en Londres. Él es analista en crimen financiero y ella, geóloga y product manager de una empresa americana de construcción. «De momento no hay vuelos hasta junio, con lo que la gente que venía de Irlanda e Inglaterra no podría. ¡Ni nosotros, claro! Habíamos pensando en septiembre, pero tiene pinta que sería para cancelarla otra vez. Así que ya estamos pensando en junio del año que viene».

Eli y Pedro, en casa, aislados.
Eli y Pedro, en casa, aislados.

Y todo por el coronavirus. Elizabeth Fernández (Granada, 1988) pensó mucho en el coronavirus el día que debía estar casándose, el pasado 28 de marzo. Pensó mucho porque no podía hacer nada más, encerrada en la habitación del hospital, aislada completamente de su familia:se había contagiado. Si alguna vez han imaginado cómo sería el día de su boda, seguro que no se parece en nada al que pasó Eli. «¿Quién me iba a decir que en vez de celebrar mi boda iba a estar aislada en el hospital?». Ella es auxiliar de enfermería en el Hospital Ruiz de Alda y recuerda cómo, al principio de toda esta locura, llegaban pacientes infectados y les atendían «sin medios». Así hasta que un día tuvo fiebre y un poco de ahogo. «Menos mal que habíamos cancelado la boda –sonríe, resignada– porque tres días antes di positivo en coronavirus».

«Menos mal que habíamos cancelado la boda porque tres días antes di positivo en coronavirus»

Eli y Pedro Barranco (Granada, 1988), técnico en telecomunicaciones, intentarán el «sí, quiero» el próximo 17 de octubre, aunque creen que tampoco pinta demasiado bien:«Tenemos problemas para coordinar el cátering y el sitio. Y, la verdad, duro que en octubre se puedan juntar 200 personas a celebrar nada... Yo diría que la hostelería, hasta diciembre, no vuelve con normalidad. A nosotros nos da igual la fecha. ¿Que no se puede en octubre? Pues en noviembre. ¿Que tampoco? Pues me caso en Navidad».

Que vivan los novios.

En la salud y en la enfermedad.

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