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Los bares de Granada que han cerrado o han tenido que reinventarse por la crisis

La hostelería y el coronavirus ·

Mientras el Café Lisboa, el Cortijo Charavinillo, la marisquería El Chanquete, Kudamm I o la cafetería Luis XV cierran, el Rinkón de Patri se reinventa y el Mandala se transforma en Casa Mol

Javier F. Barrera

Granada

Domingo, 6 de septiembre 2020, 00:32

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Lo que más le duele a un granadino es que su equipo descienda de categoría, que llueva en Semana Santa o que le cierren el bar de sus amores. El Granada CFha cumplido la mejor temporada de su gloriosa historia. Así que todos contentos. La Semana Santa no se ha celebrado y esta vez no ha sido por la lluvia. Muchos bares históricos míticos o, simplemente, el del barrio, el de la esquina de la calle, se han visto obligado a cerrar sus puertas o a no poder levantar sus persianas. En este país y en esta ciudad de Granada los bares es donde desarrollamos nuestras vidas. Ycomo ellas, nacen, crecen, se reproducen y mueren. Con la crisis del coronavirus, tenemos ejemplos por todos los rincones de la ciudad.

La Federación de Hostelería estima que un 15%, como mínimo, de los negocios de sus asociados se van a ver abocados al cierre. «Es una estimación, aunque como pintan las cosas lo mismo llegamos a un 30%», reconoce su presidente, Gregorio García.

Juanita, que regenta el bar Luis XV en la Avenida de Madrid, frente a la antigua cárcel de Granada, es un buen ejemplo de esta tendencia generada por la crisis del coronavirus en la hostelería. Su local es el clásico que ofrece desayunos completos, con churros y todo, y un menú del día económico, casero y sabroso.«Nos funcionaba muy bien. Estaba muy contenta con el bar, pero con el confinamiento tuvimos que cerrar y ya no hemos vuelto a levantar la persiana», reconoce Juanita. Explica que no pueden poner terraza, con lo que supone de merma para el negocio, y que de las siete mesas del comedor solo podría poner tres. «Es un saloncito muy estrecho, lo medimos y para guardar la distancia de seguridad se tenía que reducir de siete a tres mesas, así que decidimos que no iba a ser rentable. Además, yo ya tengo 62 años, y después de 38 largos años trabajando en la hostelería he pensado que este era un buen momento para parar». Eso sí, nada más decirlo, asegura que «si a principios del año que viene la situación se normaliza de verdad, volveremos a abrir las puertas del Luis XV, que la gente nos lo está pidiendo».

El dato

  • 15% es el porcentaje de los establecimientos hosteleros que había al inicio del año y que ha bajado la persiana. Se estima que alrededor del 40% siga el mismo camino si no cambia el contexto sanitario y económico a corto plazo, valora la Federación de Hostelería.

Lo mismo le ocurrió al mítico Café Lisboa, en Plaza Nueva. Lo explica José Pellejero, responsable de este negocio. «Nos ha pasado lo que le va a suceder desgraciadamente a mucha más gente», vaticina. Hemos estado seis meses sin apenas actividad. Estos locales en el centro de Granada tienen unos gastos fijos diarios muy altos, abras o no. Se han ido acumulando y convirtiéndose en deuda hasta que resulta insoportable aguantar. Entonces no queda sino cerrar y cortar la sangría, porque la deuda no hace sino aumentar. No somos una gran empresa, llevamos tres meses con facturación cero por el confinamiento y otros tres meses que no llegábamos al 25%. No nos vamos porque queremos, nos vamos porque no nos queda más remedio. No se puede soportar tanta deuda».

También en la Vega

De Plaza Nueva a la Vega de Granada, el Cortijo Charavinillo también ha cerrado sus portones. Su muro en Facebook es una nueva versión del de los lamentos. Alzado a la fama gracias al boca a boca, nació justo cuando se apagaba el viejo siglo y entre sus paredes, patio y terraza dejó que su clientela disfrutara del paraíso que es la Vega de Granada con sus tablas de quesos y embutidos, su ensalada Chavarino con pimientos, cebolla y naranja y su espectacular lomo a feira. Algunos también recuerdan sus postres singulares. Sus puertas cerradas, su terraza vacía, la sombra que proyectaba este mediodía de agosto se ha quedado sola, igual que toda su extensa clientela.

También se traspasa la marisquería El Chanquete, en Pedro Antonio de Alarcón. Un cartel con un número de teléfono informativo así lo indica en su amplia cristalera por la que se podía ver sus vitrinas llenas de manjares del mar. En el mes de febrero, antes de que el país entero tuviera que confinarse, anunciaba feliz sus jornadas gastronómicas del pescaíto frito, la semana del bacalao o la semana del marisco de Motril.

En Pedro Antonio de Alarcón también ha cerrado sus puertas a principios de verano el restaurante hispanoalemán Kudamm I. «No soy de Granada, pero pertenezco a la historia de Granada. No sirvo comida local pero soy parte del universo gastronómico de los granadinos desde hace mas de cuatro descasad. Y puedo decir orgulloso, que entre mis paredes, entre mis cuadros y cristaleras, bajo mis vigas de madera y sentados a mi mesa, mis clientes –ya amigos– han vivido parte de sus vidas, soñando, celebrando, disfrutando de momentos familiares y con amigos, de aquellos momentos que son siempre únicos», publicaba en las redes sociales.

«No soy granadino pero quiero esta tierra como si lo fuera y más aún, yo no sería nada sin Granada. Hoy tengo que anunciar que cierran las puertas de mi primer local, el restaurante Kudamm I, porque el ser pequeño y acogedor no funciona en los tiempos del coronavirus». La buena noticia es que el otro restaurante, Kudamm III, sigue abierto con sus deliciosas especialidades.

La Patri es conocida en toda Granada. Hija del dueño del bar La Esquinita del Campo del Príncipe del Realejo, ya desaparecido, inauguró su primer 'Rinkón de La Patri' hace ya una década en la calle Santiago del Realejo.

Tuvo que mudarse. Así nació hace ya dos años y medio 'La Patri de Cervantes', en la calle Guarnón, la que lleva a las instalaciones deportivas de Bola de Oro. «Era un antiguo pub de dos plantas donde habilitamos unos salones y la cocina». Pero no disponía de terraza ni había posibilidad de tenerla. Jose, el marido de Patri, explica entonces que no podían seguir cerrados. «Llegamos a un acuerdo con Antonio, del bar El Sota del Realejo, y abrimos este local que estaba cerrado en la avenida del Emperador Carlos V, en la zona del Palacio de Deportes». Esta vez sí, tiene una terraza amplia y pueden trabajar de forma conveniente. «Así estamos en forma, pagamos lo que se debe, ganamos nuestro sueldo, tenemos empleados, cotizamos todo lo que hay que cotizar y pagamos a proveedores. Con nosotros come mucha gente y gracias a nuestros clientes estamos llenos», se felicita. En su caso, han logrado reproducirse y reinventarse.

No son los únicos. Hay mucho empresario con ganas en el sector hostelero de Granada. Es el caso de David Rodríguez Yebra. Abrió con 18 añitos Casa Mol en el Centro de Granada, en la calle San Isidro. Como le ha funcionado bien, se lanzó a principios de este año a abrir una segunda Casa Mol en la calle Torre de la Pólvora, también en la zona del Palacio de Deportes. Empezó con las obras en febrero y el confinamiento le pilló de lleno. «Estuve pensando seriamente si abrir o no, cuenta este empresario que ya ha cumplido los 28 años. Me gusta mucho esta zona, la veo con futuro y posibilidades. El salón es amplio para las distancias de seguridad por el coronavirus y tenemos dos grandes terrazas, una en la calle y otra en el primer piso». Así que David abrió su segunda Casa Mol el pasado sábado día 22 de agosto. Todo el mundo le animaba y le felicitaba. Ytodo el mundo se deleitó con su carrillera de cerdo ibérico envuelta en hojaldre con salsa de boletus.

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