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Plantando el arrayán en uno de los parterres del patio lapidario del museo. JORGE PASTOR
Patrimonio natural

El arrayán renace en el Museo Arquelógico de Granada cinco siglos después

Miembros de la Asociación de Raquitismo y alumnos de Escolapios de Cartuja apadrinan la plantación de este árbol en peligro de desaparición en uno de los patios de la Casa de Castril

Jorge Pastor

Granada

Jueves, 6 de junio 2024, 00:22

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Si escucha la palabra arrayán, a buen seguro que usted la asociará, de forma casi automática, al fabuloso Patio de la Alhambra. Pues bien, esta especie en peligro de desaparición, que llegó a la Península gracias los árabes, formó parte de la historia del Museo Arqueológico y vuelve a formarla ahora. Todo gracias a la iniciativa de la nueva directora de esta institución, Mari Ángeles Ginés, el empeño del biólogo y profesor Juan José Diana del Fresno y la colaboración de la empresa Mundo Verde. Los tres convirtieron ayer la plantación de uno de estos arbolitos en una preciosa ceremonia llena de significado. Llena de significado porque la siembra estuvo apadrinada por miembros de la Asociación de Raquitismos y Osteomalacia Heredados (Aeryoh) y chavales que requieren de atención especial del Colegio Escolapios de Cartuja. Fue el 5 de junio, con motivo del Día del Medio Ambiente.

Y es que no solo hablamos de un precioso arbusto –similar al mirto europeo– que estuvo a pique de extinguirse en el siglo XX, sino que también tiene un alto valor simbólico. «Representa el fin de un ciclo y el inicio de otro», explica Diana del Fresno, quien agrega que todos los chavales que participaron en la plantación en el Museo Arqueológico están precisamente en ese trance de pegar carpetazo a una etapa de su vida para iniciar otra llena de esperanza.

Los padrinos del arrayán. JORGE PASTOR

«Y tiene mucho que ver con la investigación», recalca el docente en relación al extraordinario trabajo realizado por Pepe Tito yManuel Casares. Estos catedráticos de la Universidad de Granada redescubrieron el arrayán en la Alhambra en 2005, y ahora crece en espacios tan emblemáticos como el Jardín Botánico de la UGR o el patio lapidario del Museo Arqueológico, donde lo más probable es que existiera uno de estos arbolitos cuando la propiedad era de Hernando de Zafra en el siglo XVI. «Aquí tenemos a Javier –dice Juan José poniendo el brazo en el hombro de uno de los jóvenes– que padece osteomalacia y que, tras la aplicación de un tratamiento totalmente novedoso, ahora ve el futuro con optimismo».

La plantación del arrayán ha sido un homenaje para personas como Javier, cuya salud depende de la ciencia. JORGE PASTOR

«Hoy nos acompaña un grupo de personas muy especiales», subraya Juan José. «Por una parte, alumnos de formación profesional básica de los Escolapios de Cartuja, que tienen en común el no haber finalizado el graduado escolar y que estuvieron al margen del sistema educativo». Ahora están recibiendo una formación que les capacita para acceder al mercado laboral. Tanto es así que los empleados de Mundo Verde pasaron en algún momento por las mismas aulas donde da clase Juan José.

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Y entre esas 'personas especiales' se halla Javier López Millán, aquejado de osteomalacia. «Se trata de una enfermedad que, en mi caso, tiene un origen genético ligado al cromosoma equis», asegura Javier. Este mal impide la reabsorción del calcio y el fósforo –el riñón hace un sobre esfuerzo– y tiene como principal consecuencia la elasticidad de los huesos y la estructura ósea y el arqueamiento de las piernas. «No tiene solución por ahora, pero sí existe un nuevo fármaco, el burosumab, que se ha mostrado muy efectivo». Este medicamento, que se administra en forma de inyecciones cada quince días, tiene un altísimo coste económico aunque, gracias a la lucha del propio Juan José Diana del Fresno y de la familia de Javier, se ha logrado la cobertura por parte de la Seguridad Social.

Vida difícil

Javier nunca lo tuvo fácil. Con tres años le diagnosticaron erróneamente que sufría displasia ósea tipo Smith y le realizaron hasta cuatro operaciones. Una de las intervenciones efectuada, por cierto, por el doctor Pedro Cavadas, que le enderezó las extremidades inferiores tras la quiebra de la tibia y el peroné. Pero todo cambió tras conocer los resultados de unos análisis once años después. Fue cuando le dijeron que no, que su patología era osteomalacia. Ahí fue cuando comenzó la lucha de Javier y los suyos para encontrar un remedio. Lo lograron. Javier, que estudia el Grado de Educación Social en la UGR, es completamente autónomo y desarrolla con normalidad actividad física.

Transportando el árbol. JORGE PASTOR

La directora del Museo Arqueológico de Granada, Mari Ángeles Ginés, afirma que uno de los grandes objetivos de la nueva programación es que la Casa de Castril esté abierto para el público en general y para colectivos como los que tomaron parte este viernes en la plantación del arrayán. «Además prestaremos especial atención a las asociaciones de mayores», apunta la responsable del Arqueológico, quien indica que buena parte de la programación de actividades para los próximos meses tendrán esta orientación. En esta misma línea, el ente seguirá sumándose a efemérides como el Día del Yoga.

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El arrayán renace en el Museo Arquelógico de Granada cinco siglos después