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Cristina Orantes, de 37 años, es la armera más conocida de España. Pepe Marín

La armera granadina que cuenta con un ejército de seguidores

Miles de personas siguen en redes sociales a Cristina Orantes, de 37 años, que retransmite desde su negocio en Las Gabias su día a día: «Lo que más gusta es el contenido que grabo en el taller»

Laura Velasco

Granada

Domingo, 24 de agosto 2025, 01:00

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Cristina Orantes vive rodeada de pistolas, rifles, escopetas y munición. Y no puede ser más feliz. Convirtió su pasión en empleo cuando era una jovenzuela de 20 años, motivada por su padre, que le inculcó el amor por las armas. Trabajaron juntos durante años y terminó heredando el negocio familiar, que a día de hoy goza de un gran éxito. La armería Orantes es el templo en el reza cada día tanto Cristina como sus fieles, que son los clientes habituales y las miles de personas que la siguen a través de Facebook o Instagram.

La persona que más le ha influido ha sido su padre, un guardia civil que se jubiló muy joven, a los 33 años, por un accidente laboral. Con un futuro laboral truncado, se le ocurrió estudiar para ser armero. Creó el negocio en Las Gabias e inició una tradición familiar que Cristina soñaba con continuar. «Iba a estudiar arquitectura, pero a mí lo que me gustaban eran las armas, así que me fui a la escuela de Eibar», relata a sus 37 años.

Hizo las prácticas y aprendió todo lo relacionado con este mundo tan desconocido para muchos: reparar cualquier arma, ajustarla, hacer la culata, cambiar el guardamanos o buscar el error en el mecanismo de funcionamiento. La formación le confirmó lo que sospechaba, que no quería dedicarse a ninguna otra cosa. Compartió el negocio junto a su padre hasta que se jubiló y se lo cedió. Desde hace quince años, está ella al frente.

Venta y reparación

A las 10.00 horas abre la tienda y suele atender hasta las 20.00 -con horario partido- a todo el que quiera adquirir un arma, repararla o necesite ayuda con la burocracia. Buena parte de su labor consiste en echar una mano para obtener licencias, renovarlas y realizar otros trámites relacionados. «Hace poco vino un belga que se acababa de jubilar y se había mudado a Dúrcal. Se ha traído sus armas, así que le hemos hecho los trámites. También hay quien se jubila y siempre soñó con tener una, por lo que le explicamos lo relacionado con el examen», explica Cristina.

Al margen de estas cuestiones, su trabajo se centra en la venta y, sobre todo, la reparación. Desde hace unos meses, Leo, su marido, le echa una mano con la venta física y online para que ella se centre en otras tareas. Además, Cristina cuenta con un ejército de seguidores en redes sociales, donde empezó «de la forma más absurda posible». «Hace dos años, en agosto, todos mis amigos estaban de vacaciones y yo contaba munición a las cuatro de la tarde. Me grabé un vídeo, de broma, en el que decía: mirad lo que hago yo mientras todos estáis en la piscina. Lo subí sin querer al perfil de la armería, en vez de al mío, y unas horas después tenía miles de reproducciones», comenta.

Unos días después, estaba gestionando licencias de caza cuando se dio cuenta de que tenía un montón de trabajo por hacer; la mayoría de clientes lo habían dejado «para última hora, algo típico de los españoles», y ella tendría que darse prisa para llegar dentro del plazo. Grabó un segundo vídeo contando esta anécdota y se repitió el patrón. Volvió a hacerse viral. «Mi entorno me recomendó que subiera más, a ver si era casualidad o realmente interesaba», añade.

Confirmó rápidamente la segunda opción. A día de hoy cuenta con más de 65.000 seguidores en Facebook y 10.000 en Instagram. Lo que más triunfa, sin duda, es el contenido grabado en el taller: «Les encanta ver cómo desarmo armas, por ejemplo. Les muestro cómo se gestiona una armería, una perspectiva de negocio que quizá no han visto», apostilla. Tanto la quieren que ha recibido dos veces la visita de un ciudadano de Nueva York, que cada vez que pasa por España se desplaza hasta su tienda, entre otros tantos.

Recibe al día miles de comentarios de todo tipo. Hay quienes la llaman «empoderada» por dedicarse a una profesión en la que escasean las mujeres -de hecho, ella no conoce a más armeras en España-. De vez en cuanto se topa con algún comentario desafortunado, sobre todo en persona. «Hay quien me pregunta dónde está el jefe o quien dice que él va a desarmar la pistola, no yo. Por suerte, son los menos. Creo que he tenido más obstáculos por ser joven que por ser mujer, porque piensan que no tienes los conocimientos que debes por la edad», reconoce.

Inspecciones

Por la naturaleza de su negocio, suele estar en comunicación con la Guardia Civil. Por un lado, Intervención de armas realiza numerosas inspecciones, una práctica que Cristina aplaude. «Se agradece que esté controlado para que no haya problemas», admite. Además, en alguna ocasión le han hecho consultas relacionadas con alguna investigación, como por el tipo de producto que adquirió un cliente o alguna duda técnica. «Nos llevamos bien unos con otros, somos un equipo», agrega.

En la parte más oscura de la profesión están aquellos que pretenden realizar actividades ilegales, como la compra de mercancía sin contar con licencia, algo totalmente inviable. «Hay quienes dicen que otra armería les ha vendido munición a precios desorbitados sin pedirle los papeles. Te ofrecen 200 euros por algo que vale 20 para ver si tú caes, pero no hay necesidad de complicarse la vida. No merece la pena arriesgarlo todo por 200 euros, aunque a muchos les parezca goloso», insiste.

Además de vender y reparar, Cristina Orantes es una apasionada del tiro, «un deporte muy bonito» que recomienda encarecidamente. «Ayuda a la concentración, a la respiración y a evadirte de los problemas diarios. Hay muy bien ambiente en las competiciones y nos alegramos de los éxitos de los otros», apostilla la granadina, que recuerda que el campo de tiro de Las Gabias es «de los mejores de Europa». «Para mí las armas lo son todo, desde una afición hasta una herencia de mi padre, que no tenía tierras, pero nos ha dejado un montón de armas», asegura Cristina. Seguirá con su tienda, espera, hasta que se jubile.

Lo que más le gusta es darle soluciones a los clientes. «Me ha ocurrido que venga una persona con un problema serio, como ceguera en un ojo, y tienes que buscar una alternativa para que apunte con el otro. O alguien que se acaba de jubilar y su sueño siempre ha sido sacarse la licencia de armas. Le ayudas para que se prepare el examen y la consiga. Encontrar esas soluciones me llena», confiesa Cristina, la armera más famosa de España, que seguirá dando a conocer el sector desde su tienda de Las Gabias.

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