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Madres del CEIP Arrayanes pasean por la Puerta de la Justicia. PEPE MARÍN

Educación en Granada

Una Alhambra, o dos, para no perder el Norte

El CEIP Arrayanes ha organizado decenas de actividades para reducir el absentismo y fomentar la convivencia. La última sido una visita con las madres de los alumnos al monumento. «Es la primera vez que vengo»

Viernes, 23 de junio 2023, 00:46

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Las madres dejaron a los niños a la misma hora de siempre, pero con otra cara. Son las nueve en punto, suena el timbre y las clases empiezan en el CEIP Arrayanes, en la Zona Norte. Mientras, en la puerta, una veintena de mujeres espera pacientemente al autobús. «¡Que nos vamos de excursión, eso pasa!», exclama Maite. Todo empezó el pasado 8M, Día Internacional de la Mujer. Isabel Hidalgo, la directora, invitó a algunas madres a tomar café y, charlando de todo un poco, descubrieron que algunas nunca habían pisado la Alhambra o que no lo hacían desde que tenían 9 años.

«Y así surgió lo de visitar la Alhambra, como quien no quiere la cosa», explica Zoraida, de camino al autobús. «Hay que puntualizar que esto sale –añade Maite, a su lado– por nuestra maravillosa y estupenda directora, porque sin ella no habría nada». ¿A qué os dedicáis? «Nosotras, como tantas otras aquí, trabajamos a jornada completa como cocineras, limpiadoras, enfermeras y profesoras. Somos todo. Somos mamás».

Este es el primer curso de Isabel Hidalgo en el CEIP Arrayanes, pero lleva 39 años de profesión encima. «Vengo del Centro Penitenciario de Albolote, la mejor experiencia pedagógica de mi vida. Todavía me escribo cartas con mis presas, con mi Antonia, de 79 años, que la quiero más que todo...». Hidalgo eligió este centro porque, asegura, aquí necesitan más que otros. «Lo del currículum está muy bien, pero aquí hay que apartarlo un poco. Mi objetivo al entrar no era solo trabajar con los niños, porque si no trabajas el contexto no sirve para nada».

La subida en bus a la Alhambra. J. E. C.
Imagen principal - La subida en bus a la Alhambra.
Imagen secundaria 1 - La subida en bus a la Alhambra.
Imagen secundaria 2 - La subida en bus a la Alhambra.

¿Cómo ayuda una excursión como esta?

–¡Míralas! Ellas ahora mismo se sienten importantes, parte del colegio. Porque lo son, claro. Así ellas también le dan más valor a la educación de sus hijos porque nos conocen, ven buen ambiente y eso hace que luego sus niños quieran venir. El objetivo era doble: mejorar la convivencia y el absentismo.

¿Hay mucho absentismo?

–Había. Hemos mejorado muchísimo porque hacemos millones de actividades, no te puedes ni imaginar todo lo que hemos hecho en este curso...

Desde septiembre, el Arrayanes ha montado medio centenar de actividades. Desde los 'Desayunos con letras', en el que padres y madres comparten un café y un rato de lectura con el profesor de la UGR Juan Mata, hasta 'El museo olímpico'. «El problema de la Zona Norte es que somos muy pasionales y no controlamos las emociones –apunta Hidalgo–. Si te doy una patada en el fútbol, viene la pelea. Teníamos que controlarlo porque los recreos eran un horror. Vinieron Jacinto Antón y José Manuel Ruiz a hablar del espíritu olímpico y contratamos a dos profes de Inef que viene en los recreos a hacer juegos colaborativos. La convivencia ha mejorado muchísimo».

J. E. C.

También organizaron una charla con algunos presos del Centro de Integración, personas que, de niños, habían estudiado allí. «Les contaron sus errores, cómo empezaron con los porrillos o lo que puede acarrear no controlar las emociones. Fue tremendo». Terapias con animales, yoga, una Cruz de mayo, un curso de manipulador de alimentos para madres, microteatros, un carnaval para celebrar el 50 aniversario de Picasso, talleres de pintura... «Vino Badi, el artista, y pintó un grafiti en nuestra puerta: el Patio de los Arrayanes. El cole era un poco gris y había que darle color».

Todo nos lleva a la visita a la Alhambra, el último plan de la lista.

Todos los colores

En el Palacio de Carlos V y en la subida a la Alhambra. PEPE MARÍN y J. E. C.
Imagen principal - En el Palacio de Carlos V y en la subida a la Alhambra.
Imagen secundaria 1 - En el Palacio de Carlos V y en la subida a la Alhambra.
Imagen secundaria 2 - En el Palacio de Carlos V y en la subida a la Alhambra.

Mariam Ouahhabi Laroussi lleva «muchos años» como presidenta del AMPA del Arrayanes. «Lo de visitar la Alhambra surgió como una manera de hacer convivencia entre las familias, para que nos conozcamos, porque aquí mucha diversidad». Los tres hijos de Ouahhabi han pasado por el cole y no podría estar más orgullosa. «Hay gente con ideas falsas, deben venir, son mitos por desmontar. Aquí hay de todo como en todas partes. Y es un colegio buenísimo, no encuentras uno igual en el centro».

El autobús arranca y Pablo Vargas, maestro del centro, se transforma en un excelente guía para la ocasión. Vargas les habla de la Sabika, del Arco de las Orejas, de los Aljibes, del Palacio de Carlos V… «Otro día volveremos para ver el interior, que muchas no han visitado el patio que da nombre a nuestro cole», advierte.

«Me habían hablado mucho de ella y en dos años que llevo aquí solo la había visto en fotos y en Google»

Mari Carmen tiene 60 años y no venía a la Alhambra desde que la llevaron en el colegio de monjas. «Hay mucho de Granada que no conocemos y mira qué bonito». Para Esther, de Guinea Ecuatorial, es la primerísima vez en el monumento. «¡Tenía muchas ganas!», ríe sin parar. «Me habían hablado mucho de ella y en dos años que llevo aquí solo la había visto en fotos y en Google». Esther busca trabajo «de lo que sea», aunque sueña con trabajar en un colegio como el de sus niños. «Para los inmigrantes es un reto muy grande ser maestros, pero nada es imposible en la vid si uno se lo propone», ríe otra vez.

Para terminar la convivencia, unas cervezas en el Paseo de los Tristes. I. H.

Hacia el final de la visita, mientras se hacen una foto, Mariam dice alegre «¡tenemos todos los colores!». Isabel, orgullosa de 'sus madres', coge aire: «En Arrayanes somos una pequeña gran familia. Y lo mejor es el claustro, siempre dispuesto a lo que sea». Luego, alegre, anuncia: «Ahora vamos al Paseo de los Tristes, que vamos a conocer la otra Alhambra. Puede ser verde o marrón, la que queráis». «¡Viva la seño!», exclaman a coro;unidas.

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Una Alhambra, o dos, para no perder el Norte