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La comendadora mayor del Real Monasterio de la Madre de Dios en la calle Santiago, mira desde el centro de la iglesia hacia el retablo. Fotos. Blanca Rodríguez
Aniversario de las Comendadoras de Santiago

525 años a la Orden desde el Realejo

El convento de Santiago celebra su presencia ininterrumpida en la ciudad de la Alhambra desde 1501 y ocho siglos desde la fundación de la congregación en España

Sábado, 12 de julio 2025

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La comendadora superiora del Real Monasterio de la Madre de Dios de la Orden de Santiago está frente al altar de la iglesia y mira el retablo donde se encuentra la imagen de Jesucristo que presidió la primera misa celebrada en Granada tras la Reconquista. Unos pocos años después, en 1501, se fundaba el convento que ahora celebra 525 años de vida. La madre María Auxiliadora explica con orgullo, pero sin vanidad, que son el primer monasterio de Granada, antes incluso que el de Santa Isabel la real en el Albaicín. Lo dice a sabiendas, ya que ella misma es albaicinera, aunque lleva sesenta y tres años de clausura en el convento del barrio del Realejo.

En sus propias palabras, «Fray Hernando de Talavera había comprado los terrenos del actual convento a los moros para hacer la catedral de Granada. Pero la Reina Isabel la Católica le dijo que se lo vendiera a ella porque había ofrecido a Dios que en la última ciudad que conquistara fundaría un convento para la Madre de Dios». Hay que añadir que como la Orden de Santiago fue la que entró en la Toma, «se la dio a a esta congregación». «Eran 18 casas árabes que se tiraron con Carlos III en mil setecientos y pico. Las monjas le escribieron al Rey y mandó al arquitecto Sabatini –el de los jardines de Sabatini de Madrid–, que construyó el actual convento con su edificio. La iglesia no se tiró, es de 1.500», especifica María Auxiliadora. Ya estaban todos los mimbres preparados.

El monasterio de las Comendadoras de Santiago se inauguró en 1501 con 23 hermanas. Siete eran monjas del propio convento del Sancti Spiritus en Salamanca. Se les sumaron doce doncellas de la reina Isabel la Católica –«entonces no tenías que tener vocación, te metían y ya está, explica–, las dos sobrinas y la hermana de Hernando de Talavera, confesor de la reina, arzobispo de Granada e impulsor de este convento. Medio milenio y 25 años después, no ha cambiado mucho. Eran 23 y ahora son 21 hermanas, «más cinco que se han ido fundar conventos a Guinea Ecuatorial». De ellas, dos son españolas, del Albaicín y la subcomendadora superior, alpujarreña de Torvizcón, Ana Elisa, y el resto vienen de la India. Dieciséis de ellas ya tienen la nacionalidad española, remarca María Auxiliadora.

La comendadora superior contempla el magnífico retablo.

Lo que no ha cambiado es la presencia de la contemplación de Dios, el cumplimiento de la Regla de San Agustín, la vinculación directa con todas las Casas Reales de España desde los Austria y el espíritu religioso y militar de unas monjas que llevan 525 años a la Orden de Santiago, y cierra España.

Fruto de tanta historia las Comendadoras de Santiago de Granada cuentan con obras de arte que suponen un tesoro de valor histórico y religioso incalculable. Por ejemplo, el broche que sacó este pasado Lunes Santo la Virgen de la Amargura con la cofradía de la Oración en el Huerto de los Olivos. Entonces la comendadora superiora enseña la palma de su mano levemente y cuenta:«Cada Lunes Santo llevo el broche que le regaló la reina Católica a la Virgen y se lo doy al hermano mayor de la cofradía, que se lo pone a la Madre de Dios.Cuando termina la procesión, le estoy esperando y me lo devuelve para ponerlo a buen recaudo».

Así, con todo lo que se puede ver en este monasterio. Otro ejemplo, más de andar por casa. En uno de los pasillos luce un reloj de pared con una belleza delicada. «¿Te acuerdas del ministro Miguel Boyer, que se casó con Isabel Presley?, pues es de una hermana de sus abuelos, que fue monja aquí en las Comendadoras. Es difícil dar un paso por este convento sin tropezar con la historia, maravillarse con un cuadro o dejarse embelesar por una talla de Torcuato Ruiz del Peral o de Pedro de Mena. Pero es más rico si cabe el conjunto de siglos que lo envuelve, el pedazo de historia grande de España que atesora en 525 años.

Indulgencia plenaria

Las madres María Auxiliadora y Ana Elisa, explican lo que supone la celebración de 525 años.«Lo primero es que estamos en el Jubileo de la Esperanza del Papa y nos han concedido el Jubileo de los 850 años de la Orden de Santiago y los 525 de la fundación». También va a haber celebraciones especiales El 25 de julio, Día de Santiago, el arzobispo de Granada las visitará. Yestán pendientes de confirmar una fecha para celebrar la coronación de la Virgen. «También abrimos la puerta de nuestra iglesia de las Comendadoras para el Año Santo. Cruzarla supone ganar la indulgencia plenaria, que se está ganado ya desde primero de este año. La indulgencia plenaria la concede Roma.Supone que confesando y comulgando y rezando un Padre Nuestro por las intenciones del Papa, quedas limpio de pecado».

–¿Qué ambiente se respira?

–Estamos muy contentas, y los días de celebraciones habrá ese ambiente. Para nosotras es lo más grande.

Tras la despedida, entra en las dependencias de clausura.

La vida en el convento de Santiago de Granada es muy sencilla. «Nos levantamos a las seis. A las seis y media rezamos en el coro Maitines, que ahora se llama el oficio de lecturas. Rezamos el rosario, luego tenemos la misa. Hasta las nueve y media estamos en el coro. Salimos, desayunamos café con leche y una tostada. Y luego los oficios –dulces, atender la hospedería, la cocina, lo que nos toque–. A la una de la tarde toca la Sexta para rezar. Luego el almuerzo y tenemos un rato de descanso. A las tres y media se reza la Nona y se visita al Santísimo. Después las monjas se quedan libres y hacen sus cosillas. A las seis y media exponemos el Santísimo, tenemos una hora de oración, cantamos las Vísperas. A las 20.30h ocultamos el Santísimo (quitamos la hostia de la custodia y la metemos en el sagrario). Y a cenar. De cenar al recreo, donde se juega, se comenta el día, se juega a las cartas. Sobre las diez se rezan las Completas y cada una ya se recoge.

Una financiación escueta

La manzana del convento en el Realejo da a cuatro calles, cada una con su cometido. Santiago con su puerta principal. Comendadoras la puerta del patio y la iglesia. Seco de lucena la hospedería, y la calle del Moral, la guardería, «que ahora la quieren cerrar». La hospedería tiene treinta habitaciones. Hay quien pide dormir y desayunar, otros piden media pensión y otros completa. Es una casa de espiritualidad donde se hacen retiros».

Está dispuesta para poder vivir. «Porque vivimos de la hospedería y de los dulces. Y aguantamos el edificio, y sus tesoros, que es nuestro trabajo. Nosotras no somos de las que han vendido. No hemos vendido nada. Lo tenemos todo. Hemos pasado necesidades pero nunca se nos ha ocurrido vender nada».

La madre María Auxiliadora explica que la Virgen ubicada en el coro de la iglesia del convento, todavía está vestida por la celebración de la Candelaria.

También hacen para grupos, que reservan por teléfono. «Vienen mucho los del Madoc y los del Ayuntamiento. Se manda el menú por Whatsapp y piden lo que quieren. Un menú típico que es el que más pide la gente es arroz caldoso con pollo asado y patatas fritas. También piden mucho la sopa de albóndigas y lomo con patatas y ensaladilla rusa. Todo comida de siempre. Nosotras de cosas nuevas no entendemos». Luego están los dulces. «En Navidad se venden bastante porque toda la vida ha sido así. Antes vivíamos de los dulces y de los guardamuebles, por eso tenemos tantos. Nosotras los hemos restaurado y los hemos colocado.

Tras 525 años en el Realejo, queda por saber la relación con el barrio, que para ellas es inmejorable. «Siempre nos hemos llevado muy bien», explica María Auxiliadora, y abre el álbum mental de los recuerdos.«Me llamó la atención cuando vine la primera vez, hace sesenta y tres años, porque al mediodía venía la gente del barrio a por agua fresquita de nuestro pozo, que tenemos uno en el patio de la Leona, detrás del coro, para hacer el gazpacho. Entonces es que no había agua en las casas».

Por eso les querían entonces y les quieren ahora. «Había además cuatro conventos más de clausura en el barrio, Santa Catalina, Los Ángeles, Carmelitas Descalzas, Calzadas que son las Carmelitas de la Antigua Observancia, pero solo a nosotras nos decían simplemente las monjas.

La comendadora superiora se despide. Antes de cruzar la puerta que le lleva de vuelta a la clausura, se para ante una imagen de Santiago Apóstol, ahora llamado Santiago a caballo. «Toda la vida ha sido Santiago Matamoros, con uno a los pies de su caballo, pero con los nuevos tiempos quitamos la figura. Pero cuando los atentados del 11M, lo hemos vuelto a poner».

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