¿Por qué ha protestado (tanto) Granada en 2019?

Por las 17 muertes en el tajo de este año negro para los accidentes laborales en Granada. Por la igualdad entre hombres y mujeres. Contra la violencia de género. Por el cambio climático. Por la falta de contrataciones del SAS o por la salud del Albaicín. Desde la defensa de la escuela rural hasta la de la Venus del Salar. Y desde la crisis de precios del campo hasta la independencia de Cataluña pasando por los cortes de luz en la zona Norte. A los granadinos les han sobrado los motivos para echarse a la calle en este 2019, un año en el que la presión social se ha mantenido al alza, con una media que supera las dos protestas diarias, según los datos oficiales ofrecidos a IDEAL por la Subdelegación del Gobierno.

Las calles de la provincia habían soportado 119 manifestaciones, 559 concentraciones y once agrupamientos (hasta veinte participantes) hasta el 15 de noviembre con la participación de 78.086 granadinos, según el recuento de la Subdelegación.

Pero la cuenta oficial ha crecido después con la masiva manifestación del 25-N, que congregó a unas 1.500 personas, y suma y sigue cada día a un ritmo que situará las cifras finales de 2019 por encima de las 745 manifestaciones y protestas que se contabilizaron en 2018.

Las protestas de perfil laboral siguen siendo las mayoritarias, pero el abanico se ha abierto en este 2019 a causas de todo tipo y, a pesar de ser un año caliente en número de protestas, tanto la Policía Local de Granada como la Policía Nacional destacan el marcado carácter pacífico y sin incidencias de todas ellas, con la excepción de la marcha contra la sentencia del Procés, el pasado mes de octubre.

«No estaba convocada, iban cambiando itinerarios y esa sí acabó con una denuncia de la Policía Nacional, pero a pesar de lo numerosas ha sido un año de movilizaciones muy tranquilas, nada que ver con otras épocas como las de las movilizaciones del metal», explican desde la Policía Local.

Para encontrar un año con tantas protestas en las calles de la provincia hay que remontarse a 2013, el de mayor conflictividad laboral junto a 2012, en el que se alcanzaron picos de más de 900 manifestaciones y concentraciones. Con los despidos colectivos desbocados en las empresas, una huelga general y 172.100 personas sin poder trabajar –la friolera de 71.100 parados más que ahora– el escenario de 2012 era, sin embargo, muy distinto al de la Granada de 2019. Y sin embargo la presión en las calles ha vuelto a esos niveles.

Los años electorales siempre son un acicate para la protesta, pero más allá de esta clave, ¿por qué se han manifestado tanto en 2019 los granadinos? La respuesta que aporta el experto en movimientos sociales José Manuel García Moreno, profesor de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad de Granada, tiene que ver con la aceptación de nuevas formas de participación política.

«El hecho de votar todavía es una forma de participación totalmente sana, lo demuestra la media histórica de participación en las Generales, pero lo que ha sucedido en Granada tiene mucho que ver con ese despertar que fueron las protestas por la fusión hospitalaria. La gente se dio cuenta de que había otra forma de expresarse tan válida como el voto o afiliarse a un partido», opina. García Moreno señala así que no todas las manifestaciones expresan descontento, sino que son para adherirse a movimientos, participar de acciones públicas...

«La gente le ha perdido el miedo a la calle, antes pertenecía a un espectro político y ahora pertenece a todo el mundo. Granada es una ciudad pacífica y ha querido salir a la calle a expresar sentimientos y afecciones y desafecciones hacia el sistema. Creo que es incluso rico y enriquece el sistema político y esta comunidad pequeñita malafollá que es Granada», resume. El sociólogo cree, no obstante, que todavía está por ver «si hay un paso adelante en la participación social o si se ha dado un paso adelante para volver luego atrás».

Por su parte, la subdelegada del Gobierno, Inmaculada López Calahorro, defiende la libertad «como una referencia para el Gobierno de España» y asegura que en las más de 700 protestas de este año las fuerzas y Cuerpos de seguridad han protegido «tanto el ejercicio del derecho como la seguridad de los manifestantes». Este año se han prohibido sólo cuatro movilizaciones y todas por la Junta Electoral al interferir en el periodo de reflexión.

Las protestas de perfil laboral siguen suponiendo el grueso en este año, aunque habrá que esperar a que el Ministerio del Interior publique su anuario estadístico 2019 para ver el peso exacto. El pasado año 2018, del total de 745 protestas, 282 fueron laborales y los sindicatos los que más movilizaciones convocaron.

UGT calcula que cada semana convocan entre dos y tres movilizaciones, incluyendo protestas en empresas y muchas de ellas en colaboración con los demás sindicatos. Desde CC OO tienen contabilizadas noventa propias, pero además se han sumado a otras como las marchas por el clima, contra los cortes de luz en la zona Norte, contra la pobreza o a favor de los derechos de las personas inmigrantes.

«Este año nos han sacado a la calle principalmente los recortes, sobre todo la sanidad pública pero también el repunte vivido en los accidentes laborales mortales, los despidos y ERES, la falta de cobertura de vacantes del personal laboral de educación y la persecución sindical que sufren nuestros delegados en las empresas», resume el secretario general de CC OO, Ricardo Flores, que cree que el repunte de protestas de 2019 «es la consecuencia de la oleada de políticas de derechas y radicales que la Patronal está haciendo suyas».

En la misma línea, el secretario general de UGT en Granada, Juan Francisco Martín cita entre las principales causas que les han movilizado este año, la reforma de las pensiones, la sentencia del TC que permite despedir sin enfermar, el Primero de mayo, los recortes y la falta de contratación en el SAS, las protestas de ayuda a domicilio en varios municipios del Área Metropolitana o las huelgas en empresas derivadas de sus procesos de negociación colectiva.

«También se han celebrado movilizaciones contra la actitud antisindical de varias empresas, que han despedido a trabajadores por querer ir en las listas de UGT», apunta.

Desde CSIF, su vicepresidenta, Trinidad González, apunta que han convocado 36 concentraciones y en su caso, los principales caballos de batalla han sido la subida salarial del 2% para los empleados públicos a partir de 2020, la falta de contrataciones en la sanidad pública, las agresiones a personal funcionario de la cárcel y protestas de personal municipal. «En CSIF vamos a la calle cuando no hay más alternativa, somos un sindicato diferente, apostamos por el diálogo y la negociación como primera alternativa», asegura.

Pero, ¿tienen efecto las protestas? ¿sirven para algo? La respuesta de los once colectivos entrevistados por IDEAL para este reportaje es un rotundo sí. «El titular tiene efecto, desgraciadamente, los poderes públicos reaccionan aunque sea tarde, lo que no sirve es quedarse en la mesa de camilla», señala Nicolás Chica, portavoz de UPA una de las organizaciones que este año ha sacado a los agricultores a la calle en la Costa para plantarse ante la crisis de precios.

«Nosotras somos ahora más visibles y hemos conseguido el apoyo de más colectivos, a pesar de que la problemática de nuestro sector no afecta a tanta gente», apunta por su parte la portavoz de Kellys Unión, Maite López.

La plataforma feminista 25-N y 8-M cree que las movilizaciones les han empoderado y que es el momento de dar un paso más y aspirar a que se les reconozca como agentes sociales. «Nos gustaría que fuera más rápido y contundente pero sí, salir a la calle ha servido muchísimo. Además el movimiento crece por la incorporación de jóvenes», señala Paqui Fuillerat, que destaca la unión de distintas asociaciones como clave del éxito del movimiento.

También el Defensor del Ciudadano, Manuel Martín, cree que visualizar la protesta en la calle ha servido para que Granada tome conciencia del grave problema de los cortes de luz en la Zona norte. «Si no hay toma de conciencia, no hay cambio», señala.

«A nosotros salir a la calle era lo único que nos quedaba ante el ataque a la escuela rural y después de un rosario de escritos. Ha habido un movimiento muy fuerte de los padres que ha llevado a una mayor sensibilización», asegura, en su caso, la presidenta de FAMPA Alhambra, Rosa Fuentes.

Otros colectivos como el de los jóvenes movilizados por el clima, Fridays for Future, asumen que «cuesta mucho» sacar a la gente a la calle. «Falta conciencia social y apoyo institucional», resume su portavoz, Ander Parra. «Pero claro que sirve, los jóvenes no se habían movilizado así desde el 15-M», apunta.

Desde el Sindicato Andaluz de Trabajadores destacan los resultados del «sindicalismo clásico». «Cuesta que la gente proteste, lo raro sería que no tuvieran miedo, pero ven que con su esfuerzo logran resultados», afirma convencido Paco Cabello, que pone como ejemplo la protesta que, durante cuatro meses, mantuvieron ante un establecimiento hostelero del Paseo de los Tristes. «Al final han tenido que duplicar la plantilla y ha sido un toque de atención para toda la zona», concluye.