

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Empresario desde los 8 años. Trabajador desde los catorce. Francisco Piñar ha estado toda su vida trabajando. Puso en pie la empresa Sabinor y sus hijas la expanden desde hace años. Sus nietos están ya también en plantilla. La tercera generación asegura el futuro de esta firma fundada por Francisco Piñar e Inmaculada Almazán hace más de 40 años, en 1982, concretamente. Los primeros productos fueron mobiliario para hostelería y después se introdujeron en el sector sanitario. Son la única fábrica de sillones de hospital en Andalucía.
En sus inicios era un negocio familiar con solo dos empleados, incluyendo a Francisco. Empezaron en una cochera en Armilla. La empresa la fundó el matrimonio. En el taller estaba Francisco con su hermano e Inmaculada iba por las tardes cuando terminaba su trabajo, hasta que finalmente se incorporó al cien por cien. De aquel primer taller salieron sus primeros encargos relacionados con mobiliario profesional para la hostelería. Con «esfuerzo y dedicación», la empresa fue creciendo, consolidándose como un referente en el sector. La fábrica está ahora, se mudaron hace un par de años, en el municipio de Otura.
Sabinor comenzó su andadura fabricando mobiliario para hostelería y colegios. Los primeros clientes fueron bares, cafeterías, restaurantes y colegios de Granada. Ya que en aquellos años había una creciente necesidad de mobiliario «especializado, cómodo y duradero». Gracias al boca a boca y a la calidad de los productos, pronto comenzaron los pedidos desde otras provincias, según cuenta la familia. En el año 2000 incluyeron en su catálogo mobiliario para hospitales y geriatría. El año pasado en sillones de hospital vendieron unos 2.500. La capacidad para fabricar sillones de hospital son 300 al mes. «Y este año estamos con un proyecto bastante grande en el que hemos fabricado en lo que va de año 600 sillones», apunta Sabina Piñar.
En hostelería lo que más venden son sillas, taburetes y mesas. En la geriatría son los sillones relax, butacas y barandillas. Lo más demandado es el sillón modelo tunas de hospital. También tienen entre lo más demandado los sillones bariátricos y para extracción de sangre. «Los sillones bariátricos son nuestro fuerte en Alemania. De hecho, estamos colaborando con nuestros distribuidores allí porque este mes es el de las personas con sobrepeso», concreta.
Francisco Piñar e Inmaculada Almazán eligieron el sector de la hostelería porque él empezó a trabajar con 14 años en una fábrica de mobiliario metálico, donde aprendió de primera mano el oficio y se dio cuenta de la demanda. Desarrolló una gran experiencia y visión para detectar lo que necesitaban los negocios de la hostelería (resistente, cómodo y diseño). Y con 18 años fundó su propia empresa.
La firma empresarial está liderada por Sabina y Nora Piñar Almazán, quienes tomaron el relevo generacional en 2016. Admite, Sabina que «no fue un proceso fácil». Ella y Nora tuvieron que enfrentarse a los retos de modernizar la empresa e introducir nuevas estrategias comerciales y consolidar la marca en un sector tradicionalmente dominado por hombres.
Al principio hubo «resistencia al cambio», tanto dentro como fuera de la empresa, pero su determinación y visión les llevaron a fortalecer y expandir el negocio sin perder la esencia familiar que siempre ha caracterizado a Sabinor. Sabina lleva la parte de gerencia. Su hijo, que se llama Mario, se incorporó a la fábrica hace un par de años. También tiene una hija, que se llama Érika y ha comenzado a trabajar con ellos recientemente. «Han sido años muy difíciles, de muchos aprendizajes, obstáculos y sacrificio, sin embargo, aprendí algo muy valioso: Lo que define a una líder no es su género, sino su capacidad para soñar y hacer sus sueños realidad», destaca Sabina.
Comenta que ella y su hermana han trabajado en todas las áreas de la empresa: en el taller desde cortar tubos, tapizar, pintar; en la administración, en las ventas, en todo. «Para mí es mucho más fácil dirigir una empresa cuando pasas por todos sus departamentos», defiende.
Sabina Piñar relata que lleva dos décadas trabajando en su empresa. «Para mí no ha sido nada fácil siendo madre con veinte años. Me vi con dos hijos, un marido, una casa y trabajando en el negocio. Pero puedo dar las gracias por los veinte años de experiencia que tengo y son muchos los aprendizajes. Me he encontrado con muchas trabas en el camino, sobre todo en el mundo de la fabricación, supuestamente de 'hombres'. Muchas situaciones muy incomodas, pero es cierto que con el paso de los años hemos ido evolucionando y ya está más normalizado ver mujeres dirigiendo empresas que solamente lo hacían los hombres», valora.
Un referente
Sabinor sigue fabricando mobiliario para la hostelería, tal y como lo hizo en sus inicios, pero con el tiempo ha ido especializándose en el sector sanitario. Convirtiéndose en un referente en la fabricación de sillones para hospitales y residencias. Ha desarrollado sillones adaptados a las necesidades de los pacientes y personas mayores priorizando la «comodidad y seguridad». En el negocio cuentan con más de 300 referencias en mobiliario. La empresa distribuye por toda España y en Alemania. «Somos la única fábrica de sillones de hospital en Andalucía», presumen.
El traspaso generacional, según revelan, «nos ha permitido seguir creciendo y apostar por la innovación y por las nuevas tendencias del mercado». La internacionalización forma parte de su plan estratégico. Han conseguido introducirse en el mercado alemán, mercado exigente en cuanto a la calidad, diseño y normativa. «Este mercado nos está enseñando cómo ser aún más competitivos, cosa que nos sirve para destacarnos más en el mercado español. Y por supuesto que seguiremos apostando poco a poco por la introducción en otros países», cuenta Sabina Piñar.
La innovación dice que «nos crea ese factor diferenciador. Hemos desarrollado sillones aptos para personas con sobrepeso, y está siendo un referente del mercado». Añade: «Gracias a esta visión innovadora, Sabinor ha logrado diferenciarse de la competencia y consolidarse como líder en Andalucía y con presencia en el mercado internacional. Demostrando que la combinación de tradición, calidad e innovación es la clave para el éxito a largo plazo».
Para seguir avanzando tienen varios proyectos de fabricación de sillones de hospital con características más avanzadas, pensando en los pacientes y en el personal sanitario. «Además seguimos apostando por las personas con sobrepeso ampliando mobiliario. Queremos que la innovación sea un sello de nuestra empresa ofreciendo soluciones que marquen la diferencia en el sector. Y que Sabinor sea una marca andaluza», reivindica. También están trabajando para introducirse en otros mercados como el de Francia y Portugal.
Una pieza con gran éxito
La familia Piñar Almazán en todos estos años acumula decenas de anécdotas. Sabina recuerda que hace unos años la empresa recibió la visita de un cliente habitual. Le había tocado un premio. «En lugar de derrochar su premio, decidió invertir en su negocio: quería renovar la terraza de su local y necesitaba un mobiliario exclusivo», puntualiza. Todo el equipo se puso manos a la obra para diseñar un modelo de sillón que combinara comodidad, resistencia y un diseño atractivo en exteriores. Se logró una pieza única que encajaba con el estilo del local. «Lo que nadie se imaginaba era que el diseño fuera todo un éxito. Todos los hosteleros de la Granada comenzaron a interesarse y en poco tiempo el modelo se convirtió en un superventas, expandiéndose por toda España. Lo que comenzó por un capricho, terminó siendo una de las líneas más exitosas de Sabinor», recuerda Sabina.
En estas cuatro décadas Sabinor ha vivido muchas historias que reflejan el esfuerzo, la dedicación y la evolución de la empresa. Una de las más significativas, que rememora la familia, ocurrió en los primeros años, cuando la fábrica era pequeña y su fundador, el padre de Sabina y Nora, tenía que hacer prácticamente de todo: desde diseñar y fabricar hasta repartir los muebles en su propio camión. En una ocasión, un importante pedido para un hospital debía entregarse en un plazo ajustadísimo. La empresa no contaba con suficientes operarios y los tiempos jugaban en contra. En lugar de rendirse, toda la familia se volcó en la producción. Incluso Sabina y Nora, siendo niñas, pasaron noches en la fábrica ayudando en lo que podían, viendo de primera mano el sacrificio y la pasión con que sus padres levantaron el negocio.
Aquel esfuerzo valió la pena, el pedido se entregó a tiempo, el hospital quedó satisfecho y Sabinor empezó a ganarse una reputación por su compromiso y responsabilidad. Esa experiencia no solo consolidó a la empresa, sino que también dejó una huella imborrable en Sabina y Nora, quienes años después, al tomar las riendas del negocio, comprendieron que la clave del éxito estaba en la dedicación y la resiliencia, valores que sigue manteniendo en la empresa hasta el día de hoy.
La segunda generación y la tercera, en la fábrica ahora, están dispuestas a seguir recibiendo encargos y seguir innovando para diferenciarse y continuar creciendo. Para marcar también tendencias y diseños.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Álvaro Soto | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.