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Un siglo de historia a través de la farmacia Yanguas. La botica de Motril está de aniversario. Juan Yanguas del Castillo, abuelo de la actual responsable, Sara Yanguas, abrió la farmacia en 1925. Es la segunda farmacia más antigua de Motril, según explican los propietarios. Esta botica ha atendido a gentes de todo el mundo, incluido a Reyes. Eran la farmacia de referencia de los Reyes Balduino y Fabiola de Bélgica, que pasaban largos y dulces veranos en la Costa Tropical. De hecho, Juan y Rafael Yanguas, vinculados a la familia, eran los médicos de los reyes cuando visitaban la ciudad costera.
Esta saga es especial, muchos los descendientes de Yanguas del Castillo han crecido junto al mostrador para seguir la vocación familiar. «Mi abuelo nació en Laujar de Andarax, Almería, y estudió en la Universidad de Granada (UGR). Vivió la guerra civil, durante la cual prestó servicio sanitario con gran generosidad, por el que aún hoy se le recuerda», relata Sara Yanguas. «Estuvo en la farmacia hasta su muerte, y durante unos años, mi tía María Luisa Yanguas Ruiz de la Fuente, farmacéutica y la mayor de sus seis hijos, trabajó con él, hasta que se casó y puso su primera farmacia en Vélez de Benaudalla. Posteriormente se fue a Alicante donde trabajó hasta su muerte. Tuvo 14 hijos, varios de los cuales son también farmacéuticos y a día de hoy ejercen su profesión en dicha provincia», añade la farmacéutica. En 1973, Miguel Yanguas Ruiz de la Fuente, padre de Sara, tras poner su primera farmacia en Molvízar, se hizo cargo de la farmacia de su padre en Motril, reformándola y actualizando y ampliando servicios y medicamentos. Introdujo el producto sanitario y la ortopedia técnica, en la que fue pionero y que hoy en día sigue funcionando.
En 1990 y con 23 años, Sara Yanguas terminó su carrera de Farmacia también en la UGR y se incorporó al equipo en el que ya se encontraba desde un par de años antes su hermana Susana Yanguas Maroto, como auxiliar de farmacia. Terminó la carrera y al día siguiente, ese verano, ya estaba trabajando con su padre del que aprendió desde pequeña. «Compartí titularidad durante unos años con mi padre y mi hermano, Miguel Yanguas Maroto, que se incorporó como farmacéutico en 1998, introduciendo durante esos años elementos que hoy nos parece imposible que no estuvieran, como los ordenadores o las cajoneras de almacenamiento de medicamentos», explica.
Orgullosa de su padre, cuenta de él con admiración que e inculcó el amor por esa «maravillosa» profesión. «Me instó siempre a trabajar también por el colectivo farmacéutico. Él fue vicepresidente de Hefagra, la cooperativa farmacéutica (hoy Bidafarma) durante 30 años y Sara Yanguas siguió sus pasos en el Colegio Farmacéutico de Granada, así como al CACOF como vocal de los farmacéuticos ortopedas de Andalucía.
«Tras el fallecimiento de mi padre en 2008, mi hermano Miguel decidió seguir otro camino, el mundo del pádel, siendo entrenador europeo de dicha disciplina deportiva y destacando la trayectoria a nivel mundial de su hijo, Mike Yanguas», comenta. «Yo seguí con la tradición familiar. Desde entonces, he reformado la farmacia, abierto un Botiquín Rural Farmacéutico en el Puntalón, que despegó gracias a la ayuda de mi hermano, y he ampliado la ortopedia técnica, dando servicio ortoprotesico tanto dentro de la farmacia como en la calle padre isla, junto al Hospital de Motril», cuenta. A día de hoy, esta farmacia sigue siendo muy familiar, tanto por el equipo formado como por los lazos creados. «Mi hermana Susana, mi hija Marta Segura Yanguas, como técnico ortoprotesico y yo con las dos profesiones, dirigimos y trabajamos las dos empresas, la farmacia con el botiquín, y la Ortopedia técnica. No es fácil coordinar una empresa con tres puertas abiertas, pero mi equipo lo hace posible», valora.
Juan Yanguas del Castillo empezó con un empleado llegando a tener tres, y posteriormente, con el padre de Sara al mando, se incorporaron Manuel Álvarez y Carmen Pérez así como, Susana Yanguas, hermana de Sara, y su prima, Silvia Yanguas Garvayo, que trabajó como auxiliar durante unos años. Llegó a tener a cinco empleados trabajando en la farmacia.
Hoy Sara Yanguas tiene seis empleados de los que se muestra muy orgullosa. Agrega que he creado un gran equipo totalmente especializado y en continua formación. Mariola Ávila, adjunta y los técnicos, Juan González, Aurora Orellana, Carmen Melgarejo, Susana Yanguas y Marta Segura. A todos ellos agradece su apoyo. Relata a cada uno con su apellido y no escatima en elogios. «A muchos de ellos y a otros que han pasado por esta farmacia, los he formado yo misma, puesto que colaboro con la UGR y con el Colegio San Agustín impartiendo las prácticas tanto de farmacéuticos como de técnicos en farmacia y de técnico y máster en ortopedia en la UAX y en Universidad Isabel I», presume.
Para Sara trabajar con la familia ha resultado una gran experiencia. «Nos entendemos perfectamente y cada uno sabe cuál es su cometido dentro de la empresa. Ser la hermana mayor y la jefa, nunca ha supuesto ningún problema para ninguno de nosotros. Tampoco el trabajar durante 18 años junto a nuestro padre, incluso haciendo guardias semanales en la que compartíamos muchísima horas de trabajo», repasa.
Lo más complicado de gestionar, como en cualquier farmacia grande, dice que es la burocracia, como en todas las profesiones sanitarias, lo que, para no quitar tiempo al paciente, hace que tengan que dedicar muchas horas al despacho, a las compras, gestión de stock, gestión de equipo, horarios… «Gracias a mi equipo intento encontrar el equilibrio para que el tiempo estire para todo. Hoy con la receta electrónica, los programas de gestión informática de la farmacia, y la ayuda inigualable de las cooperativas farmacéuticas, el servicio es mucho más rápido y aumenta exponencialmente la capacidad para conseguir la medicación necesaria para nuestros pacientes», añade.
La farmacia Yanguas además de tener clientes fijos, alguno de los cuales son descendientes de los que tenían las generaciones anteriores, al estar situada en el centro de la ciudad, en la calle donde el comercio es preferente, cada día tiene usuarios nuevos. El verano y las vacaciones son épocas de mucho trabajo porque llegan muchos extranjeros, muchos familiares de motrileños que viven en otras ciudades y muchos estudiantes, que, antes o después, darán un paseo por el centro y pasarán por la puerta de esta botica. De todas partes del mundo llegan clientes.
La familia destaca su especialización. «Somos la única farmacia de la costa de Granada que tiene ortopedia técnica concertada con el SAS. Y sobre todo, con tres técnicos ortopédicos titulados, mi hija Marta, Mariola mi adjunta y yo misma. En este tiempo, también he creado mi propia marca, Sara Yanguas, de dermo-cosmética y suplementos alimenticios de la que estoy muy orgullosa», afirma la farmacéutica. Sobre el futuro y lo que le queda, advierte que seguirá dedicando todo lo que es al negocio familiar. «Después de 35 años dedicada a una profesión que adoro, que aprendí de mi padre, me queda dedicar a mis pacientes, tanto de la farmacia como de la ortopedia, todo lo que soy. Es la forma de honrar todo lo que he aprendido de mi padre», concluye.
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Fernando Morales y Álex Sánchez
Amanda Martínez | Granada, Amanda Martínez | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
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