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La familia Aranda Martínez, con sus fundadores en el centro, en las instalaciones de Pinturas Vicmar Granada. Pepe Marín
La empresa que lleva 50 años 'coloreando' Granada
Sagas empresariales | Pinturas Vicmar

La empresa que lleva 50 años 'coloreando' Granada

El negocio lo fundó el matrimonio VíctorAranda Martín y María Angustias Martínez Rodríguez y desde 2010 están al frente sus cuatro hijos

Andrea G. Parra

Granada

Lunes, 7 de abril 2025, 00:20

No es una empresa al uso. Es encomiable en la gestión y lo es en las lecciones de sus fundadores a sus vástagos. Pinturas Vicmar Granada, SL vende desde Granada a toda España y ha entrado en el mercado alemán con buen acierto. Cosa que no es fácil. Cumplen cincuenta años. Están de enhorabuena. Empezaron su andadura en 1975. y actualmente tienen una amplia gama de productos, tanto de fabricación propia como distribuidos. En ese listado figuran productos tan clásicos como la cal en diferentes formatos, hasta algunos muy técnicos con una alta carga de I+D+i, como su pintura para aislamiento térmico o su revestimiento de fachadas autolimpiable.

Están creciendo significativamente en la producción de productos a medida, lo que empezó siendo una petición de un cliente, se está convirtiendo en algo recurrente y «muy satisfactorio». Han incorporado un sistema tintométrico específico para industria único en Granada, con el que sirven a sus clientes profesionales al instante.

La empresa la fundaron Víctor Aranda Martín y María Angustias Martínez Rodríguez. Hace años que tomaron las riendas sus hijos. Mari Aranda Martínez se encarga de la administración y ventas en tienda; Noelia, de la administración y contabilidad; Víctor, de la producción y el I+D; y Enrique, de la parte comercial y logística. Los cuatros trabajan codo con codo y mejoran lo que tanto les costó a sus padres levantar.

Aquella entrevista de trabajo

Víctor hijo explica la historia que tantas veces ha contado su padre. Dice que el germen de Vicmar se gestó en los primeros años de vida laboral de Víctor Aranda Martín.  «En Maracena se instaló una empresa internacional que fabricaba cañas de pescar y mi padre, con 20 años, se presentó al proceso de selección de personal. En aquella empresa aprendió a desarrollar las habilidades para llevar su propio negocio. Mi padre siempre cuenta como anécdota cómo fue la entrevista, ya que para la época era curioso el método que emplearon. Le hicieron la entrevista en un hotel, donde habían un directivo y un psicólogo, y no era muy común en aquella época que fuera tan profesional un proceso de selección. Entre las preguntas más habituales, le hacían sobre situaciones problemáticas y qué haría para resolverlas, e incluso intentaban generar presión para evaluarle, y mi padre lejos de flaquear, se creció y respondía a todo con ingenio, con calma y al parecer con acierto, porque el puesto que obtuvo fue el de jefe de equipo, en la división de pintura y con 20 años», rememora el hijo.

Las instalaciones recién inauguradas; debajo, Víctor Aranda hijo, que también aparece en la siguiente imagen con sus tres hermanos y socios
Imagen principal - Las instalaciones recién inauguradas; debajo, Víctor Aranda hijo, que también aparece en la siguiente imagen con sus tres hermanos y socios
Imagen secundaria 1 - Las instalaciones recién inauguradas; debajo, Víctor Aranda hijo, que también aparece en la siguiente imagen con sus tres hermanos y socios
Imagen secundaria 2 - Las instalaciones recién inauguradas; debajo, Víctor Aranda hijo, que también aparece en la siguiente imagen con sus tres hermanos y socios

«Tuvo bastante libertad para crecer profesionalmente. Creaba las fórmulas de la pintura y desarrolló un método de pintado más rápido que el que tenían aplicado», añade. Por eso, durante la década que estuvo allí, no paró de formarse, visitaba las fábricas de los proveedores, acudía a ferias de pintura, eventos, etcétera. Y en estos eventos Arandaa Martín destacaba por una capacidad innata de relacionarse con las personas, y mucha visión comercial. Esto llamó la atención de un fabricante de pintura y le propusieron ser representante de su marca para Granada. Entonces alternó el trabajo en la fábrica de cañas de pescar, con el de comercial de pintura para la industria y decoración, como pluriempleado. Cada vez le iba mejor con la pintura, y cuando cierra la fábrica de cañas de pescar, decide dar el salto junto a su esposa, para dedicarse a tiempo completo al sector de la pintura.

«En 1975, mi madre y él abrieron su primera tienda en Maracena. Mi padre hacía el reparto y la función comercial y mi madre atendía a los clientes. Poco a poco ampliaron el negocio gracias a los buenos resultados que obtenían, e incorporaron a más personal, un repartidor, otra persona para atender la tienda, etcétera», detalla. En la década siguiente se les quedó pequeño el local de Maracena y decidieron trasladarse a sus instalaciones actuales en el polígono Juncaril de Albolote. Ese cambio fue «crucial», ya que ahí se produjo una rotación del negocio. Aparte de distribuir productos de otros fabricantes, querían hacer los suyos propios y, con la experiencia anterior de Aranda Martín como técnico y el empuje de su esposa, ampliaron el negocio y crearon una fábrica de pinturas junto a la tienda de distribución. «Y al poco tiempo de trasladarse a Albolote, durante la década de los 90, nos fuimos incorporando la segunda generación, primero mis hermanas Mari y Noelia y un poco más tarde yo y Enrique», concreta Víctor.

«Mi padre cuenta cómo a los nueve años cargaba y descargaba sacos de 60 kg, algo impensable ahora»

Cuando se fueron incorporando, estuvieron en todas las áreas del negocio: atención al cliente, reparto, fabricación, oficina, y poco a poco se quedaron en la parte que se les daba mejor y que les gustaba más. «Esto nos ha beneficiado bastante, ya que podemos decir que el negocio tiene cuatro patas fuertes, cada uno puede especializarse más en lo suyo, con la confianza de los otros tres», valora.  «Y luego, cuando hay que tomar decisiones sobre cualquier área, las decidimos entre todos, pero respetando la opinión del que sepa más en eso», apostilla.

Relevo generacional

En 2010 hicieron el relevo generacional. «Totalmente orgánico, ya que los cuatro hijos llevábamos más de 10 años en el negocio y cada uno tenía su área bien determinada. Tuvimos la suerte de que estuvimos trabajando juntos desde muy jóvenes, afrontando el día a día desde diferentes perspectivas, resolviendo problemas y aportando lo que cada uno tenía al negocio. Quizá la clave de ser socios y hermanos y llevarnos bien es que hemos estado trabajando juntos desde jóvenes y que ponemos el beneficio de la empresa por encima del propio·, subraya Víctor.

Sus progenitores han sido sus guías. Sus principales enseñanzas en el mundo empresarial han sido «mucho trabajo, esfuerzo, sacrificio, unión, no rendirse y que al final los resultados llegan». Arguye que sus padres empezaron a trabajar desde muy pequeños. y Agrega: «Mi padre cuenta cómo a los nueve años cargaba y descargaba sacos de 60 kg, algo impensable ahora, y mi madre, cómo desde niña cosía en un taller de costura para ayudar en casa». Sus hijos reconocen y agradecen ese esfuerzo y trabajo.

«Sacrificaron mucho para sacar adelante su proyecto. Recuerdo a mi madre acostarse a la 1.00 de la madrugada y levantarse a las 5.00 durante años, y a mi padre irse de viaje a las 5.00 o las 6.00 de la mañana y volver a las 11.00 de la noche. Nadie les regaló nada y todo lo bueno que les ha venido ha sido proporcional a su esfuerzo», argumenta Víctor. «Les estamos eternamente agradecidos, ya que gracias a ellos tuvimos un puesto de trabajo, un negocio propio y un estilo de vida», resaltan. «En este sector, como en cualquier otro, hay que trabajar duro, quejarse poco, no alegrarse demasiado cuando van las cosas bien, pero tampoco hundirse cuando hay algún problema. Trabajar todos los días y no rendirse», comentan.

«Y mi madre, cómo desde niña cosía en un taller de costura para ayudar en casa»

Actualmente en la empresa cuentan con tres líneas de producción, laboratorio de control de calidad e I+D+i, laboratorio industrial y fabricaciones especiales, tienda física, tienda online, vehículos de reparto propio, y clientes por toda España, pero principalmente en Andalucía oriental. Han pintado el tejado de su empresa con una pintura especial que han hecho para esta aplicación, que reduce la radiación solar y por lo tanto evita el calentamiento del edificio. También renovaron la fachada por completo adaptándola a su imagen corporativa. En Granada han usado las pinturas de Vicmar en edificios históricos, en algunos cármenes del Albaicín y por la zona de la Alhambra, organismos públicos, acuartelamientos, centros tecnológicos, hospitales, en zonas rurales, edificios emblemáticos, teatros, etcétera. «Hemos tenido la suerte de estar en muchas obras y reformas de nuestra ciudad y esperamos estar en muchas más», añade Víctor.

Proveedores del acelerador

Serán proveedores del Ifmif-Dones, un proyecto, el del acelerador de partículas, que «nos parece una oportunidad única para toda Granada y para nosotros es un honor». Lo más vendido son la pintura especial para colores Vicmar Color y su producto todoterreno Vicmate. La principal característica que «tenemos nosotros, es el perfil técnico de la empresa, tanto en asesoramiento al cliente como en el desarrollo de los productos, la capacidad de fabricación a medida de productos y la adaptabilidad a las circunstancias».

Han marcado varios hitos durante estos años, que para «nosotros son muy relevantes y no precisamente por volumen de negocio o cifra de venta, sino por la importancia que ha supuesto para nosotros». Uno es el salto internacional. Actualmente están vendiendo regularmente en el mercado alemán. «Fue muy importante para nosotros ya que es un mercado muy exigente a nivel técnico, allí testean las características de los productos, y en nuestro caso hemos encajado con la calidad de nuestros productos, y en algunos casos hemos hecho fórmulas específicas para requerimientos concretos del cliente. Ha sido fantástico que nos validen como fabricantes y proveedores», especifica.

«Una anécdota que nos ocurrió con un cliente alemán es que nos pidió una modificación de un producto que le estábamos fabricando, esperaba una respuesta en unos meses ya que tendríamos que desarrollar la fórmula y enviársela, bien, pues le mandamos la propuesta tal y como la quería en una semana, y se quedó muy asombrado», cuenta.

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