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Han tratado y operado a miles de granadinos anónimos. Décadas de traumatología. Y décadas siendo los doctores del Granada CF. Son los doctores Martín. Tres generaciones, abuelo, padre y nieto, ejerciendo como traumatólogo. Hay también otro Martín médico, el bisabuelo Francisco Martín García. Muchos años cuidando de los granadinos y de pacientes de otras tierras.
La actual clínica Martín Gómez SLU la puso en marcha el doctor José Luis Martín Gómez y su mujer Ana Alguacil Garrido a principios de los años ochenta. Al principio la actividad empezó en la consulta del padre del doctor Martín Gómez, el doctor José Ignacio Martín Guerrero, que en aquel entonces ya había fallecido y cuya consulta, situada en la plaza de la Trinidad, estaba disponible. Con el paso de los años abrieron en la calle San Marcos, donde ejercen aún en la actualidad. En meses, tras el verano, se mudarán a la Acera del Darro.
Su historia está ligada a Granada y al equipo de fútbol de la ciudad. «Probablemente sea un caso, sino único, desde luego poco frecuente, abuelo, padre e hijo traumatólogos del mismo club», explica José Luis Martín Alguacil. «Para nosotros ha sido y es un honor contribuir a la salud de los jugadores del club de nuestra ciudad. Por otro lado, que el Granada piense en nosotros para tratar a sus jugadores es una recompensa al trabajo que realizamos. Operar a jugadores y ver como vuelven al máximo nivel de exigencia deportiva supone una gran satisfacción, además mantenemos una buena relación con los jugadores ya retirados que hemos tratado, lo cual es bonito también», destaca el traumatólogo.
En la clínica Martín Gómez desde el inicio han atendido pacientes con problemas o dolencias articulares u óseas y deportistas lesionados. «Los inicios, como se suele decir, fueron más difíciles y atendíamos menos pacientes, pero con el paso de los años las agendas se completaban con tiempo de antelación», rememoran.
La elección del sector en este caso se puede decir que venía marcada por la familia. «Fue quizá por inercia familiar. Mi padre y mis dos abuelos eran médicos, por lo que la medicina estaba bastante presente en casa y durante el bachiller, que lo cursé fuera de Granada, leí una novela sobre cirujanos que me gustó mucho y despertó mi vocación, así que le escribí una carta a mis padres en la que les decía que quería estudiar Medicina», recuerda Martín Gómez. El libro era 'Cuerpos y almas' de Maxence Van Der Meerch.
Esta saga se escribe con nombres dedicados a la medicina. El bisabuelo, Francisco Martín García; el abuelo, José Ignacio Martín Guerrero, cirujano general y traumatólogo; el padre, José Luis Martin Gómez, cirujano ortopédico y traumatólogo; y la generación actual, José Luis Martin Alguacil, hijo, cirujano ortopédico y traumatólogo. «Trabajamos juntos padre e hijo como especialistas desde el año 2012, aunque yo he aprendido de mi padre mucho antes, ya que desde que empecé la carrera de Medicina con 18 años acudía de ayudante en quirófano siempre que podía», relata. Y agrega: «Mi primer día como ayudante en quirófano de mi padre con 18 años fue junto con el doctor Segura, que entonces era parte del equipo y ahora es el jefe de los servicios médicos del Real Madrid».
«Desde mi incorporación como especialista hemos podido aunar la experiencia de mi padre de más de 40 años en la profesión, lo cual tiene una valor incalculable en el mundo de la Medicina, junto con la aplicación de nuevas técnicas y tecnologías que he podido conocer gracias a becas de formación que obtuve en diferentes sitios de España, Estados Unidos, y diferentes países de Europa», describe.
Así las cosas, «al poco tiempo de trabajar juntos decidimos darle un nuevo enfoque a la clínica, de manera que hemos ido introduciendo nuevos facultativos por áreas de subespecialidad de manera que actualmente somos doce médicos divididos por regiones anatómicas, tres enfermeros, una auxiliar de enfermería y dos administrativas». En el equipo médico hay «un especialista de cadera, otro de pie y tobillo, otro de mano, etcétera, y yo (hijo) me dedico fundamentalmente a la patología de rodilla, de esta manera cada especialista consigue estar más actualizado y adquiere más experiencia en su propia área anatómica, lo cual se traduce en mejores resultados tanto en consulta como en quirófano».
En cuanto al relevo generacional, se está produciendo de manera «muy natural». Actualmente el doctor Martín Gómez pasa cinco consultas a la semana, ha dejado la actividad en quirófano y «supone un verdadero valor añadido para todo el equipo porque con su experiencia ejerce de consultor a todos y muchos pacientes acuden a la clínica por él. No nos planteamos su jubilación todavía, es muy activo físicamente y está en plena forma para seguir aportando al equipo».
«Mi padre me ha dado consejos sobre patologías y cirugías, pero sobre todo me ha apoyado con las técnicas nuevas que hemos ido introduciendo, lo cual es de agradecer porque ya tenía buenos resultados previamente y digamos que salía de la zona de confort cada vez que hacemos algo novedoso. Desde el punto de vista de la pequeña empresa, que también somos, la mayoría de consejos vienen por parte de mi madre a la cual escucho bastante», expone Martín Alguacil.
En la clínica la innovación está presente siempre. «Va un poco en el ADN del buen cirujano. Si quieres ser un referente en tu campo es obligatorio actualizarse y eso conlleva la innovación casi constante. Hace tres años fuimos los pioneros en Andalucía en realizar cirugía robótica de rodilla, y hace unas semanas nuestro especialista en cadera, el doctor Reyes, ha realizado la primera cirugía robótica de cadera, y ha sido todo un éxito», repasa.
Además, explica que hacen mucha investigación, gracias a dos becas de investigación de la Sociedad española de rodilla y la Sociedad andaluza de traumatología. «Estamos en el proceso de publicación científica de unos avances en la cirugía de ligamentos de rodilla», avanza. Se trata de una técnica nueva para la reconstrucción de ligamentos que «hemos diseñado en nuestro equipo y que hemos testado en rodillas de cadáveres en laboratorios de la UGR junto al profesor Ignacio Valverde; los resultados tanto en laboratorio como en pacientes son excelentes y suponen una mejora significativa la técnica estándar».
La mayoría de sus pacientes son de Granada, pero también tienen un número muy importante del resto de provincias de Andalucía, especialmente de Almería y de Jaén. Y, de provincias más lejanas como Cádiz y Huelva. También acuden pacientes de Marruecos y, como Martín Alguacil habla inglés, eso ha atraído a extranjeros que residen en la provincia, en la Costa o en la Alpujarra.
Son doce médicos, sin contar con el equipo de anestesia que es «un pilar fundamental de nuestro trabajo». «Los doce trabajamos mucho, por lo que sacamos mucho trabajo adelante. Actualmente atendemos una media de 3.000 pacientes en consulta al mes y realizamos un poco más de 100 intervenciones quirúrgicas de media también al mes», especifica.
El plan de futuro más destacado, de momento, es la expansión. Ha adquirido un local con 70 metros más del actual centro y tras este verano abren la nueva clínica en Acera del Darro, que «ha proyectado mi mujer, Maquica Entrala del Valle, que es arquitecta, y en el que tendremos cuatro consultas y una sala de radiología digital y ecografía». Todo eso permitirá «mejorar la atención de nuestros pacientes pues nos va a permitir hacer el proceso diagnóstico mucho más ágil al poder hacer las pruebas diagnósticas de manera inmediata sin salir de la clínica».
Seguirán sumando éxitos, anécdotas e historias humanas como hasta ahora. Martín Alguacil recuerda un paciente que operó su abuelo de una hernia, su padre de una prótesis y él de una fractura. Por los tres en diferentes etapas de su vida.
La primera cirugía con uso de razón en quirófano de Martín Alguacil fue con catorce años. Su padre operó al capitán del Granada, que era entonces Molina. Martín Alguacil se mareó porque había sangre. Después él ha seguido tratando a los hijos de Molina como doctor. Otra historia que cuenta es que su padre «operó a un deportista de élite y en el postoperatorio conoció a una chica del equipo de voleibol de la Universidad, que también había operado Martín Gómez; se conocieron en rehabilitación y se casaron».
¿Continuará la saga de los Martín? Martín Alguacil tiene tres hijos que son muy pequeños aún. Les animará, si les gusta, que cursen Medicina porque considera que es «el mejor trabajo que pueden tener» ya que ayuda a «mejorar la calidad de vida de la gente».
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