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Guillermo Arcos posa para IDEAL con sus patines con el deseo de tener hielo en Granada para calzárselos. R. L. P.

Patinaje

El granadino con una expresión vital interpretada sobre el hielo

Guillermo Arcos mejora como deportista fuera de Granada ante la ausencia de instalaciones en una ciudad sin pistas en las que entrenar

Sábado, 17 de agosto 2024, 18:04

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Guillermo Arcos se expresa sobre el hielo. El deportista granadino es feliz cuando se calza las cuchillas y comienza a circular, piensa sus movimientos, los repite y le da forma a todo lo que pasa por su cabeza. «El patinaje es más que un deporte, es una filosofía de vida, una manera de vivir», destaca el joven deportista granadino, todavía en edad júnior, que sueña con que este deporte se convierta en el eje sobre el que pivote su vida durante las próximas décadas. «Me gusta competir, trabajar duro. Cuando realizo un buen salto o hago un buen programa disfruto de cada elemento que ejecuto», añade Arcos para dejar claro que no entiende su día a día sin el patinaje.

Su afición por este deporte comenzó en 2017. Fue con su madre a patinar, dio varias vueltas sobre el hielo y le gustó. Optó por repetir en sesiones públicas y también disfrutó de la sensación. Le ofrecieron formar parte de uno de los clubes que existían en Granada, se apuntó, vio que se le daba bien y comenzó a practicar patinaje de forma más regular. «Para mí era un momento de desahogo que me gustaba mucho», rememora Guillermo Arcos.

Varios entrenadores vieron que se le daba bien y apostaron por él. Le dieron una rutina de trabajo estable y eso hizo que se motivara más, con ganas de llegar más lejos. Desde antes de la pandemia de covid-19 se movió entre clubes para esquivar el cierre de instalaciones en Granada, que se consumó de forma completa más tarde y dejó a la capital sin un lugar en el que este deporte de hielo y otros que también utilizan la pista pudieran desarrollarse.

Guillermo Arcos trabajaba el físico en la calle, pero se dio cuenta de que poco a poco iba dejando el patinaje real y se le estaba 'olvidando' patinar. Este deporte exige muchas repeticiones para memorizar las rutinas que luego se ejecutan en las competiciones y cada vez tenía menos margen para lograrlo. Por ello, tomó la decisión de marcharse fuera de Granada para poder renovar los tests que muestran sus cualidades como patinador. «Mi objetivo para esta temporada era sacarme la medalla de 'pre-plata', que me permitía ser de la categoría júnior ISU y participar en el campeonato de España absoluto. El test lo conseguí, pero cuando empecé a entrenar a principios de esta temporada me lesioné», explica el deportista, que en el último curso ha tenido que estar parado casi todos los meses para sanar una de sus rodillas.

«Descubrieron que el tendón se había roto al 50% y me dijeron que tenía que parar sí o sí, porque había mucho riesgo de que se rompiese entero. Durante la recuperación he estado realizando trabajo de fuerza y me han puesto tres infiltraciones y ahora estoy bastante mejor», anota. Las importantes cargas de trabajo que realizaba cuando entrenaba, con sesiones diarias por encima de las seis horas de trabajo, la mitad de ellas sobre el hielo, provocaron que la rodilla se resintiera y le obligara a parar. En su última etapa de entrenamientos en Vitoria, tocaba el hielo de siete a ocho de la mañana, de una a dos de la tarde y de siete a ocho de la tarde. Estos ejercicios tenían su calentamiento previo fuera del hielo y se complementaban con otro par de horas de ejercicio físico. «Había que sumar las clases particulares para montar programas o por si hacía falta perfeccionar algo antes de una competición o un test», completa.

El patinador granadino, durante uno de sus ejercicios en competición. IDEAL

Sin instalación en Granada

La ausencia de una pista de hielo en Granada es uno de los motivos principales por los que Guillermo Arcos se ha resentido del tendón rotuliano. «La falta de instalaciones aquí me obligan a irme a cientos de kilómetros y cuando tengo la oportunidad de entrenar aprovecho al máximo, lo que causa un sobre entrenamiento, que deriva en lesiones por la fatiga del músculo», explica. «Animo a que se recupere una pista de hielo en Granada porque no solo da beneficios económicos a la ciudad por atraer gente a eventos, sino que fomenta el deporte, el cual aporta muchos valores a quien lo practica. Es una filosofía de vida basada en la disciplina, en superarse a uno mismo, que además puede ayudar a la juventud a tener una vida más sana», argumenta el patinador granadino con cierta nostalgia.

Su objetivo a medio plazo es empezar a entrenar con intensidad hasta el final de este año. A mitad del mes de diciembre se celebra el Nacional absoluto, en donde espera participar en categoría júnior. Sabe que tendrá complicado competir con los mejores, pero aspira a conseguir un «alto rendimiento» que le valga para obtener la experiencia necesaria para participar en eventos internacionales en 2025.

Para Arcos, el patinaje es «bonito y elegante pero a la vez agresivo y preciso». Recuerda una frase del medallista olímpico Javier Fernández para resumir cómo entiende este deporte: «Hay un sonido que con el tiempo aprendí a respetar, el rasgar de la cuchilla en el hielo. Un sonido que parecía una sutil caricia y, de pronto, pasaba a ser una agresiva cuchillada». Un sonido que Guillermo Arcos quiere seguir escuchando en primera persona durante muchos años.

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El granadino con una expresión vital interpretada sobre el hielo