El día que Valero convirtió el barro en oro

David Valero regresa este fin de semana a Snowshoe (Estados Unidos), en donde logró su primera victoria en una Copa del Mundo. «Me hace mucha ilusión volver. Lo recuerdo como un día bonito y especial para mí, en el que salieron a relucir muchos años de trabajo», resume el bastetano a IDEAL en el aniversario del día en el que transformó el barro en oro y se subió a lo más alto del podio en la élite del 'mountain bike' de su carrera. El granadino logró un triunfo para España doce años después de que lo hiciera José Antonio Hermida en 2010 y confirmó un gran estado de forma que le permitió acabar el año como número uno del ranquin UCI.

«Con esa victoria pasé a ser uno de los españoles que ha ganado una Copa del Mundo, me faltaba en mi palmarés y fue precioso», añade Valero. Aquella noche de España, tarde de Estados Unidos, corrió una carrera similar a la que le valió el bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021. Hizo una mala salida, pero el cielo estaba revuelto. Además, por delante estaba un circuito técnico para que Valero mostrara su destreza sobre la bicicleta cuando a los demás ya no le quedaban piernas. El corredor granadino acostumbra a ir de menos a más en los trazados, cuando ya ha logrado reconocer las curvas y las pendientes y, sobre todo, es único adaptándose a las circunstancias extraordinarias. Lo hizo en los Juegos Olímpicos y lo volvió a hacer en Snowshoe, en una carrera caótica en la que cruzó la línea de meta sin que se le reconociera el rostro.

La salida se tomó con una lluvia intensa. El circuito presentaba el barro más líquido de lo habitual. La velocidad, por tanto, no iba a ser lo más determinante en una prueba en la que habría que tener mil ojos para no irse al suelo y otros tantos para vigilar al resto de corredores. David Valero salió atrás y solo se preocupaba de avanzar, en recuperar puestos sin saber exactamente a dónde le llevaría eso. En el ecuador de la carrera entró en el top-10 de la misma y empezó a levantar el cuello para buscar a los cinco primeros de la clasificación. El podio era una realidad, con muchos corredores perdiendo el equilibrio por el camino. El caos reinaba desde que se inició la carrera, con una manta de agua cayendo sobre los 'bikers', pero Valero era consciente de ello.

En las últimas vueltas, la aproximación del granadino a los primeros clasificados ya era real. Se metió de lleno en el grupo principal. No era una prueba de velocidad. David Valero lo sabía. Esperaba su momento. Blevins, Braidot y Carod, junto a Valero. La opción de ganar era más real que nunca. Hacia arriba, cuando el riesgo es mínimo, atacó David Valero. No desfalleció y apretó los dientes. Levantó las manos y celebró el triunfo.

Un año después, David Valero está «muy contento de volver» a Snowshoe. El año no está siendo tan brillante como el pasado, con solo dos top-10 en las seis carreras disputadas de la Copa del Mundo. Espera que la gira norteamericana le permita «cerrar una buena temporada» en lo que define como un «año de transición para coger aire para 2024, que nos espera una temporada muy cargada». Los Juegos Olímpicos de París volverán a ser, como en 2021, el foco principal del granadino, que cumplirá 35 años en diciembre, para el próximo curso deportivo, en la que probablemente sea su última oportunidad de volver a lograr una medalla olímpica. Es consciente de que, como en Snowshoe, aparece cuando menos se lo espera, por lo que se esfuerza para seguir trabajando para maximizar sus opciones de destacar en una disciplina ciclista en la que la nueva generación de corredores está tardando en llegar y en la que aún no es tarde para volver a ganar. Sea una Copa del Mundo o unos Juegos Olímpicos.

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