«Estoy mejor físicamente y mi juego lo nota»
'Petit' Niang ·
El 'techo' senegalés del equipo rojinegro analiza su gran momento de forma y la confianza recobrada por los de PinA Mamadou Niang le apodaron 'Petit' –'pequeño', en francés– porque su nombre era el mismo que el de su abuelo. Años más tarde, desde sus 209 centímetros de talla, 230 de colosal envergadura, domina la pintura del Covirán Granada.
–Parece en un gran momento de forma. ¿Cómo se siente?
–Bien. Llevo toda la temporada acostumbrándome a la Liga. Lleva un tiempo conocer a los compañeros. Ahora sí, creo que estoy un poco mejor.
–¿Ha olvidado sus problemas de espalda?
–Sí, me siento mejor físicamente. Desde febrero del año pasado casi no había competido. Luego llegó el verano, que entrené pero no competí. Y luego cambias de equipo, de ciudad, de compañeros… Me costó un poco. Sí, el cambio físico es importante.
–O sea, que no empezó la temporada a tope físicamente.
–No estaba al 100%, no. Tenía algo más de peso del que necesito para jugar bien. Ahora estoy mejor, más móvil y todo eso.
–De hecho, su actual versión es mucho mejor en ataque incluso. Está yendo más allá de la intimidación y el rebote.
–Yo creo que es ese proceso. Me conozco y estoy mucho mejor físicamente. A veces hay jugadores que no conocen su cuerpo, pero yo sé que cuando peso más de 100 kilos estoy más lento. Para mí es fundamental la rapidez y la movilidad, para ir al tapón y todo eso. Estoy más cómodo. Y claro, también se nota que los compañeros me conocen mejor.
–Incide mucho en el peso, ¿en cuánto está ahora?
–Entre 98 y 99 kilos. Llegué con 106. Ya ve la diferencia… (risas).
–Siguiendo con el ataque, su juego de bloqueo y continuación, muy especialmente con Lluís Costa, está siendo muy efectivo.
–Cuando llegué en pretemporada hablé con él y con Christian (Díaz). Me dijeron que el año pasado no había un jugador que continuara tan rápido, que habría que ajustar eso. Creo que cada vez me ven más. Ojalá no se alargue mucho la temporada (risas) pero creo que si fuera así me encontrarían aún más. Me veo mejor con ellos y eso precisamente me está ayudando en esos números actuales que comenta.
–Precisamente, su mejor partido hasta la fecha fue ante Castellón en el Palacio. Sumó 14 puntos y 11 rebotes. ¿Buen augurio ante el duelo de mañana?
–Siempre digo que estas cosas dependen del equipo. En la LEBse defiende normalmente muy cerrado, retando al rival a tirar. Otros defienden con más espacios y continuar es más fácil. Quizá es lo que pasó con Castellón. Pero igual vamos mañana y todo ha cambiado. Depende del día, no es que vayas a jugar bien contra un equipo siempre.
–¿Cómo de importante fue la victoria ante Prat, sobre todo por la forma?
–Mi sensación es que este equipo está bien cuando todos jugamos bien. No si Lluís o Christian juegan bien, sino cuando lo hacemos seis o siete. Ahí es cuando podemos ser imparables. Es cierto que últimamente no estábamos así. No sé si era presión o qué, pero todo el mundo lo podía ver. Nosotros no tenemos un LeBron James que meta 30 puntos en cada partido. Lo importante es que todos funcionemos y ante Prat fue así. Contra Acunsa, Juaristi o incluso Alicante, no.
–¿Le dio muchas vueltas a la cabeza en esa mala racha?
–Cada uno es como es, pero yo, por ejemplo, le digo la verdad, sé que es un momento importante pero intento no pensarlo mucho. Cuando llegan momentos así intento hacer otra cosa para no pensarlo. Pablo (Pin) nos pide eso, que intentemos pensar en otras cosas y no nos vamos a engañar, todos sabemos lo que hay en juego, pero 'comernos' la cabeza no nos ayuda. Hay que volver a lo que ha dado frutos hasta ahora.
–¿Y qué hace para no pensar?
–Le pongo un ejemplo: a veces estoy en casa y me viene a la cabeza eso de 'si ganamos tal y si perdemos, cual'. De inmediato intento hacer otra cosa. Cojo el móvil, veo fútbol o llamo a un amigo para hablar de otra cosa. Darle tantas vueltas al tema no ayuda... Y a veces pasa que cuanto te arrepientes de dárselas, es tarde. Hay que desconectar en el momento, no acordarse en verano de no haberlo hecho.
–Decía no saber casi nada de la LEB, que le tocaba 'estudiar'. ¿Qué se ha encontrado?
–Era así. Nunca había visto apenas nada, casi hasta que fiché. Pero es una Liga muy complicada en la que para jugar muy bien hay que conocerla muy bien. Desde ACB quizá se ve de otra manera, de un nivel mucho más bajo, pero cuando llegas a ella, notas lo difícil que es. No solo lo pienso yo, también otros amigos. Es una Liga que debería valorarse más, hay mucho nivel.
–En lo personal ha sido también una temporada compleja. Falleció su hermano. ¿Cómo lo lleva?
–Bien. He tenido la suerte de tener amigos y familiares que me apoyan desde hace años, aunque es verdad que cuando llegan esos momentos me siento débil. No queda otra que estar fuerte y acostumbrarse, llevo fuera de casa desde los 16 años y eso endurece. La vida es así y afrontar algo así es difícil, pero esta es nuestra profesión. Hemos querido irnos de casa pronto y ganarnos la vida lejos. Suelo pensar que mi vida sería peor sin esta oportunidad así que uso eso para encontrar la motivación.
–Su madre acaba de llegar a Granada. ¿Es cierto que nunca le ha visto jugar en España?
–Nunca, es la primera que viene a visitarme –Niang llegó a España en 2010–.
–¿Estará la semana que viene en el partido ante Almansa?
–(Sonríe nerviosamente) Sí, intentaré que esté... Va a ser muy bonito. La verdad es que era un sueño. Lo intenté varias veces cuando estaba en Tenerife y aquí, con la ayuda del club, ha sido muy fácil. Espero que vaya todo bien y lo podamos celebrar.
El salto en ataque del techo rojinegro
Desde su llegada a Granada, 'Petit' Niang tuvo claro su papel. Tras siete temporadas en ACB –cinco en Tenerife y dos en el Betis–, buscaba relanzar su rol como pívot físico en un aspirante al ascenso desde LEB Oro. Sin embargo, llegar desde una categoría superior no le iba a hacer perder el norte para asumir un papel que no era el suyo: es consciente de no ser un enorme talento ofensivo y dejó claro en su primera entrevista con IDEAL que en Granada no iba a ofrecer una versión desconocida. Prefería afianzar sus fortalezas –defensa, intimidación, rebote y juego por encima del aro tras bloqueo y continuación– antes de crear algo en lo que ni él mismo confiaba que pudiera tener éxito. «Soy el jugador que soy, mi objetivo es ayudar en lo que sé», aclaraba.
Es así como Niang ha ido haciéndose un referente en la pintura rojinegra. Sus problemas de espalda, que le hipotecaron el año pasado en Sevilla, parecen lejanos. Defensivamente es un valladar, no ya solo cuando tapona sino por la cantidad de veces que su envergadura genera dudas en el rival, un aspecto que no refleja ninguna estadística. Así ha dado ya varias exhibiciones, como ante el Acunsa GBC cuando, pese a la derrota final del Covirán, puso siete tapones e intimidó casi cada vez que el balón donostiarra entraba en la zona.
Además, el de Medina Sabakh, ciudad cercana a la frontera entre Senegal y Gambia, parece encontrarse cada vez más cómodo en ataque. Tras rebote ofensivo, finalizando bajo el aro o en continuaciones de bloqueos –su sociedad con Lluís Costa ha dado pingües beneficios al equipo– se ha convertido en valor seguro.
Un dato: Niang ha encestado diez o más puntos siete veces esta temporada, en la que ha jugado 29 partidos ya como rojinegro. Pues bien, tres de ellas fueron en el último mes, ante Acunsa, Juaristi y Prat. «Depende de mí y de la confianza que tenga el mejorar en ataque», zanjaba en septiembre con este medio. Parece que 'Petit' se ha hecho grande también en ataque.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión