Patrimonio

Una Virgen de Granada en la camilla de los rayos equis

Por las salas de rayos del Centro de Diagnóstico pasan todos los días decenas de pacientes. Pacientes con todo tipo de enfermedades que requieren de las pruebas más precisas. Hace unos días, el pasado 21 de febrero, fue atendida una 'enferma' muy especial. Una Virgen del Rosario con Niño Jesús con más de trescientos años de antigüedad a la que había que hacerle una Tomografía Axial Computerizada (TAC) para analizar con detalle el estado de conservación de una talla que, a simple vista, ya presentaba evidencias de que el tiempo no ha pasado por ella en balde, y que requiere de una pormenorizada restauración como la que ya afronta uno de los profesionales de más larga trayectoria y más solvencia en la materia de Granada, Dionisio Olgoso. Hablamos de una imagen de una belleza sublime datada a caballo entre los siglos XVII y XVIII, que normalmente está expuesta en el altar del lateral derecho de la iglesia de San Ildefonso y que fue realizada por uno de los artistas más importantes del barroco, José Risueño.

Este tipo de pruebas, que se hacen con relativa frecuencia, son de extraordinaria utilidad para corroborar patologías ya patentes en los exámenes que se realizan a partir de una sencilla observación, pero que también permiten discernir si hay problemas en la estructura y en el interior de una pieza de tan extraordinario valor elaborada en madera. ¿Qué problemas? El TAC sirve para saber, por ejemplo, cómo se encuentra el soporte, si los trozos de madera que unen las diferentes piezas (embones) están deteriorados o si se ha producido el ataque de insectos (xilófagos).

Pero también permite conocer otros aspectos igual de importantes. Como el grado de deterioro que ha sufrido la película pictórica a lo largo de estos trescientos años, si los globos oculares se han deformado o cuestiones más generales –y de vital importancia a la hora de 'pasar por el quirófano'– como cuál es la técnica que empleó el gran José Risueño, que vivió entre 1665 y 1721. A veces, de forma extraordinaria, el TAC también permite descubrir si el autor dejó algo secreto en el interior. Algún mensaje. Alguna firma. A veces ocurre.

Sin necesidad de realizar ningún TAC, a simple vista, la escultura de José Risueño, de 127 centímetros de alto por 55 de ancho, ya muestra una serie de desperfectos. Tiene amputados, por ejemplo, los dedos índice, corazón y meñique de la mano derecha, con la que sostiene un rosario, y también presenta la rotura del pulgar de la izquierda, con la que sujeta al Niño Jesús. Además, se localizan microfisuras en los ropajes de la Virgen y daños en la peana en la que se fija el conjunto. Respecto a la policromía, se observaba la presencia de suciedad superficial –ya eliminada–, normal en este tipo de patrimonio, residuos grasos y depósitos de polvo. También exfoliaciones en las zonas con rajas. Son numerosas, igualmente, las pérdidas de color por desgaste y roce en toda la Virgen.

Antes de acometer la prueba del TAC, que ya supone una serie de riesgos inherentes a la movilización y el traslado de la obra, el equipo que dirige Dionisio Olgoso realizó un pormenorizado trabajo de sujeción de todas las capas pictóricas y elementos con peligro de desasirse. Y lo siguiente fue, ya sí, el traslado hasta el Centro de Diagnóstico, donde los especialistas habían reservado casi una hora para realizar el TAC. Toda la maniobra se llevó a término de forma exitosa. «Nosotros, en ClaveRestaura, tenemos ya una dilatada experiencia en rayos equis, llevamos haciéndolo desde los años ochenta con la colaboración de expertos como Juana Hidalgo y Manuel Plaza», dice Dionisio.

Y es que los resultados aportan una información minuciosa sobre la situación general de joyas como esta preciosa Virgen del Rosario con Niño de Risueño. «Podemos escrutar perfectamente todo el 'esqueleto' y también los elementos añadidos», señala Olgoso. «Además podemos conocer detalles como el grosor de las perforaciones o las telas encaladas, que Risueño usó en la confección de esta Virgen tan hermosa». «Todos estos datos conllevan, en ocasiones, modificaciones en la propuesta de intervención». Respecto a la posible reconstrucción de las falanges que se han perdido, Dionisio Olgoso considera que existe suficiente información y, en consecuencia, se puede actuar en este sentido con todas las garantías.

David Llavero, técnico del Centro de Diagnóstico, explica que un TAC permite la visualización en tres dimensiones. «Una tecnología –añade– que en el caso de obras de arte como esta Virgen del Rosario permite diferenciar los distintos materiales que la conforman», «En este caso hemos realizado 1.900 cortes axiales que, una vez unidos, nos proporcionan una imagen de altísima definición tanto en los planos coronales –división entre las partes anterior y posterior– como en los sagitales –izquierda y derecha–».

La Virgen del Rosario con Niño Jesús de la parroquia de San Ildefonso, situada en el comienzo del Camino Real de Cartuja, es arquetípica de la producción de un artista que, al igual que muchos de sus coetáneos, fue escultor, pero también pintor y arquitecto. José de Risueño está considerados, además, un reputado ensamblador de retablos como el del propio templo de San Ildefonso.

Según el director del Museo de Bellas Artes de Granada, Ricardo Tenorio, uno de los más profundos conocedores de la Escuela Granadina, José Risueño es el último gran seguidor de Alonso Cano. «No llegó a ser discípulo porque Risueño fue posterior». Una influencia que se observa en el clasicismo característico de Cano, «aunque en Risueño también es evidente el influjo del barroco del XVIII, más afrancesado y más recargado». «Esto se aprecia perfectamente en su escultura, más dinámica y marcada por el movimiento». Buen ejemplo de ello es esta Virgen del Rosario con Niño de San Ildefonso, pero también otras esculturas muy conocidas en Granada como el tondo que hay encima de la puerta de la Encarnación de la Catedral de Granada, el Cristo de los Gitanos o la Virgen de la Esperanza, grandes referentes de la Semana Santa granadina.

Sus tallas, realizadas en materiales como la madera o el barro, son normalmente cerradas.Es decir, que su perfil se corresponde con el de alguna figura geométrica. En el cromatismo es evidente la impronta de Alonso Cano, con predominio de las tintas planas, aunque en el XVIIItambién son frecuentes los motivos florales.Los modelos se plantean normalmente idealizados.

José Risueño Alconchel nació en Granada el 18 de abril de 1665 y falleció en esta ciudad el 6 de noviembre de 1732. Formado en el taller de su padre Manuel Risueño, está considerado un alumno aventajado de la Escuela Granadina. Disfrutó del amparo de los eclesiásticos de la época y trabajó en la mismísima Catedral de Granada, lo que le garantizó el sustento durante toda su vida más allá de los vaivenes económicos de la época. En el Victoria and Albert Museum de Londres se halla un San José con Niño de Risueño, de clara influencia flamenca.

La tecnología más avanzada al servicio de la recuperación del mejor patrimonio de Granada. La Virgen del Rosario, trescientos años después.

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