Víznar acoge una Virgen de las Angustias oculta desde hace siglos
Restauran un valioso y desconocido lienzo barroco de principios del S. XVIII que se encontraba en el Convento de Santa Catalina, en el Realejo, y lo donan a la parroquia del municipio
El cuadro, desconocido hasta ahora, estaba en uno de los largos e inmensos pasillos del Convento de Santa Catalina de Siena, en el Realejo. Allí, una mañana de junio de 2018, aquella Virgen de las Angustias emborronada durante siglos cruzó su mirada con la de David Cuerva, párroco de Víznar. Meses más tarde, el convento anunció su cierre y las obras de arte, al igual que las pocas monjas que quedaban dentro, partieron hacia el Monasterio de la Piedad. «Entonces me animé a hablar con ellas y solicité para Víznar aquel cuadro. El que sería el primer cuadro de la Virgen de las Angustias de nuestra parroquia».
Tras una negociación a cuatro bandas entre las dominicas de Santa Catalina, la dominicas de la Piedad, la madre federal de la congregación y la propia parroquia de Víznar, se aprobó una donación a perpetuidad con una única condición: «El cuadro debe estar expuesto públicamente al culto». Una condición que, para Cuerva, más que una exigencia era una «bendición». Pero ese cuadro, con casi tres siglos de antigüedad, acababa de iniciar un camino de regreso. Un camino trabajoso y exigente que terminó ayer por la tarde, cuando, al fin, los vecinos destaparon el nuevo viejo cuadro de la Virgen de las Angustias.
El día que Manuel Luna (Granada, 1959) vio el lienzo apoyado sobre la pared, hace un año, pensó que era «una ruina». La pintura fantasmal se sostenía sobre una tela rota y desgarrada, con un marco oscurecido por la pena y el tiempo. La Virgen era una como una escultura de barro desmoronándose, difuminada como si estuviera perdida en mitad del desierto. «El cuadro estaba en muy mal estado –recuerda Luna–. Aquel día, nada más verlo, me hice una imagen mental y supe cómo iba a quedar. Esto merece la pena, me dije. Y me puse a trabajar».
Luna es uno de los restauradores de arte más reputados de Granada, experto en pintura y escultura, con más de 30 años rescatando del olvido piezas de un valor incalculable. Su último reto, este cuadro de la Virgen de las Angustias, ha sido un reto que ha ocupado casi un año de trabajo. «Es grande. Mide 1,93 metros de alto, con el marco. Me encontré con la pintura caída, a punto de desprenderse».
Para restaurar el lienzo, Luna utilizó la técnica del reentelado, un método por el que se cambia el lienzo antiguo por uno nuevo. «Es una técnica que ya se usaba en tiempos de Velázquez, un proceso trabajoso para el que necesitas un espacio muy amplio. Desclavas la pintura del bastidor, preparas una tela nueva de lino y se pega el lienzo antiguo». Una vez adherido a la tela, se coloca de nuevo en el bastidor, que también hubo que reforzar y completar. «Luego se realiza el trabajo de limpieza, se quita el barniz amarillento y donde faltaba pintura, se estuca con una especie de yeso con cola, se lija para enrasarlo con la pintura original y se empieza a reintegrar la pintura, hasta conseguir los tonos originales».
«No se puede dar un valor monetario al cuadro, pero artísticamente sí»
Manuel Luna
Restaurador
Si observan con atención el resultado final, verán que no solo cambia la escena, también el marco. «Hace años, muchos, alguien optó por barnizar el marco con un color oscuro para tapar los desperfectos. Eso también lo he recuperado y ahora vuelve a ser azul, con decoraciones en pan de oro». Ayer, observando el nuevo viejo cuadro de la Virgen de las Angustias, Luna sonreía orgulloso: «No se puede dar un valor monetario al cuadro, pero artísticamente sí. De los muchos cuadros de las Angustias que se hicieron en esa época, y ya he visto unos cuantos, este tiene calidad artística. La Virgen tiene detalles que se pueden reconocer a lo largo del tiempo: la media luna, el corazón de plaza, la cruz pectoral que le donó el arzobispo de Granada... Hay datos en la historia de la Virgen reflejados en la obra».
Si hay una persona acostumbrada a ver cuadros de la patrona de Granada es Miguel Luis López Guadalupe (Granada, 1964), catedrático de Historia Moderna de la UGR y ex hermano mayor de la Hermandad de la Virgen de las Angustias. «Siempre me sorprende ver la cantidad de cuadros de la Virgen que hay por toda la geografía granadina. Es rara la parroquia o convento que no tiene uno. Pero es que también hay más allá de nuestra provincia, lo que me hace sospechar que la devoción a la Virgen de las Angustias tan imbricada en Granada, tuvo una expansión en toda Andalucía Oriental».
«La Virgen de las Angustias no está sentada, está de pie, como manda la tradición»
Miguel Luis López Guadalupe
Catedrático UGR
Pese a que se desconoce la autoría del cuadro, López considera que tiene elementos que llamarán la atención de los amantes del arte, de la historia y de la devoción a su figura. «La corona de plata, que todavía existe, es de mitad del XVII. El manto, muy original con los anagramas de María. Y dos elementos característicos de finales del XVII y principios del XVIII, el corazón de cristal y la cruz pectoral del Arzobispo Ríos y Guzmán». Ademas, el catedrático destaca una característica que «muy pocos granadinos conocen»: «La Virgen de las Angustias no está sentada, está de pie, como manda la tradición».
López y Manuel Luna acompañaron ayer a Cuerva y al resto de Víznar en la presentación de esta Virgen que termina ahora su viaje. Al destaparlo, se escuchó una sonora admiración que recorrió las paredes del templo. «Estoy contento –dijo Cuerva–. Ha sido un largo proceso, desde 2018, pero con un final verdaderamente feliz, gracias a la generosidad de las monjas dominicas. Era un cuadro oculto, prácticamente desconocido porque estaba en clausura. Yahora está con nosotros. Como decía el beato Manuel Medina, la Virgen de las Angustias para los granadinos es el archivo de nuestros corazones. Que así sea».
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