'Tetalgesia', el analgésico infalible para los bebés
Una exposición recoge la experiencia de 36 madres lactantes de Granada: «Esto es una montaña de emociones»
A Carolina, Lola, Estrella y Marely les une la maternidad. Les une también su pertenencia a la asociación Tribulacta. Y les une sobre todo la decisión de nutrir a sus bebés de la manera más natural, como los seres humanos llevan haciendo desde hace tres millones de años, dándoles la teta. «Cuando llora, teta; cuando está inquieto, teta; cuando gruñe, teta; cuando grita, teta; ante cualquier duda, teta», dicen las cuatro, divertidas, la luminosa mañana de febrero en que se reunieron en el mirador de San Nicolás para hacer este reportaje. «Es la 'tetalgesia', el mejor de los analgésicos», tercia Carolina mientras acurruca al pequeño Romeo en su regazo.
Son cuatro de las treinta y seis madres lactantes de Granada que se han dejado fotografiar, en los momentos buenos y en los malos, para la exposición 'Mamíferas', que se podrá ver entre el 4 y el 29 de marzo en la Casa García de Viedma, de Armilla. «Nuestro objetivo es visibilizar el amamantamiento y, al mismo tiempo, sensibilizar de todas sus bondades», asegura Estrella, de la Asociación Tribulacta. «Se muestran imágenes muy bellas, pero también otras que no son tan amables, como un pezón ensangrentado», advierte.
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La muestra, compuesta por ochenta y tres instantáneas, se llama 'Mamíferas, lactar sin tabú' y está organizada por Tribulacta, un colectivo de mujeres que se conocieron hace seis años en el Taller de Lactancia del Centro de Salud de Armilla. Desde entonces, comparten sus vivencias con quienes se aproximan a ellas. «Todo empezó –recuerda Estrella– con reuniones más o menos informales, encuentros en los que había sonrisas, pero en los que también se derramaban algunas lágrimas». «Aunque quien ha catalizado todo es Margarita Barrios, la matrona de Armilla, que está realizando una labor increíble», subraya Estrella.
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Lola, de 35 años, comenta que su experiencia ha sido totalmente distinta con su primogénita Amalia que con Lola. «A la primera no pude darle el pecho por los dolores y las grietas, pero con esta llevo diecinueve meses». «Me he esforzado mucho para lograr una lactancia en condiciones», afirma Lola, quien confiesa que no cambiaría por nada del mundo «las noches que me da esta que las que me dio la otra con el biberón». Eso sí, con dos crías tan pequeñas solo tiene tiempo para cuidarlas. «No me pertenezco».
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Carolina, de 31 años, es mamá y psicóloga. Ha trabajo sobre la salud mental de las embararadas. Un conocimiento que le ha servido a ella misma, pero también a sus compañeras. «Todo el mundo opina en tu entorno, pero lo más importante es que sepamos priorizarnos a nosotras mismas». «Esto es una montaña de emociones».
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Según Carolina, los beneficios son múltiples para las propias progenitoras. «En primer lugar, por comodidad, porque puedes salir sin tener que preparar quinientas cosas; si quiere comer, te sacas la mama y problema resuelto». «También te confiere una enorme tranquilidad –prosigue– el saber que le estás dando todo lo que necesita para su desarrollo». «Y por último, el vínculo que estableces con el pequeño es maravilloso; somos yo y él, él y yo», resume. «Me siento completamente empoderada».
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Marely, de 36 años, es básicamente una joven feliz. «Con Mariana hago colecho, es decir, duerme conmigo, en mi cama, y traga a demanda, cuando le apetece». «A pesar de no haber luz, ella se guía por el olor y sabe perfectamente si tiene que arrimarse al seno izquierdo o al derecho». «Muchas veces ni me despierto», narra Marely, que tiene cuatro retoños y un brillo muy bonito en la mirada.
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Pero, lógicamente, las ventajas de la lactación son, sobre todo, para los zagalillos. La ciencia ha demostrado que favorece, por ejemplo, la reacción inmunológica en edades en que son especialmente sensibles a ciertas enfermedades como las alergias, las infecciones de la piel, gases, diarreas, estreñimientos y también a patologías respiratorias que tienen una alta incidencia en los meses más fríos como las neumonías y las temidas bronquiolitis.
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También se ha demostrado que existe un menor riesgo de diabetes y sobrepeso. Esta leche tiene las cantidadses adecuadas de carbohidratos y grasas. También proporciona las proteínas digestivas, minerales y vitaminas que precisan los pequeños en estos primeros meses –e incluso años– de su existencia.
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«Cada vez está más normalizado que demos el pecho en público», dice Marely, «pero sigue habiendo mucha gente que se molesta, sobre todo en determinados ambientes, y no se cortan en reprendernos o en dedicarnos miradas poco amigables», lamenta.
Carolina, Lola, Estrella y Marely son la constatación de que, con el asesoramiento adecuado, se pueden desarmar muchos mitos en torno la lactancia. Es la vida. La vida misma.
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