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Sebastián Vidal, que trabaja en remoto con una empresa de California, vuela sobre Granada en su avioneta. RAMÓN L. PÉREZ

Cuando el teletrabajo te permite volar sobre Granada: «Es maravilloso»

Sebastián Vidal ejerce como Vicepresidente de Operaciones de TextPlus, una empresa tecnológica ubicada en California, desde su casa de Granada. Su empresa ofrece, además, vacaciones pagadas ilimitadas

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Lunes, 13 de abril 2020, 11:25

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La avioneta vira levemente a la derecha y sus pies sobrevuelan La Alhambra. Desde allí arriba, Granada, tan pequeña, parece una hermosa maqueta por la que la luz corretea entre sus calles. Contemplar de un rápido vistazo Sierra Nevada, la Catedral, la Vega, tu casa, es un privilegio indudable. El piloto disfruta de una vuelta más sobre su ciudad mientras otea el horizonte, como si fuera capaz de ver lo que hay al otro lado del océano: «¿El teletrabajo? Trabajar en remoto es maravilloso», responde entusiasmado.

(Nota: este reportaje se realizó antes de que se decretara el estado de alarma)

Sebastián Vidal (Granada, 1980) es Vicepresidente de Operaciones en TextPlus, una empresa tecnológica ubicada en California. Pero trabaja desde su casa, en Granada, lo que le permite disfrutar de la familia y del tiempo libre: «Juego al golf, esquío, vuelo en parapente, tengo moto, voy con mi avión...». Vidal se licenció en Ingeniería Informática en la Universidad de Granada y, nada más terminar, se dedicó a temas de supercomputación en el Instituto de Astrofísica de Andalucía. «Después hice mis primeros pinitos con la gente de Tuenti, montando servidores –explica–. También trabajé en la empresa Catón y en el Banco Santander, hasta que en 2010 surgió la oportunidad y me fui a Los Ángeles con cuatro amigos a montar una empresa». Aquella empresa fue Kuapay, dedicada al pago con móviles, que funcionó de 2010 a 2015.

«Juego al golf, esquío, vuelo en parapente, tengo moto, voy con mi avión...»

La avioneta deja atrás Granada en un suspiro, en dirección a la Axarquía, en Málaga, donde va a repostar. Abajo se ve el aeródromo de Ventas de Huelma, desde donde despegó hace poco más de media hora. «En aquellos cinco años empezamos a ver que mucha gente trabajaba en remoto», sigue Sebastián, que recuerda cómo la cultura de empresas como Netflix empezaba a calar en la sociedad estadounidense, cambiando la forma de medir la calidad de los empleados: «La métrica ya no era el tiempo que pasaban en la oficina, la métrica era la eficiencia».

Nada más cerrar Kuapay le ficharon en TextPlus. ¿Qué es TextPlus? Muy sencillo: un negocio parecido a Whatsapp, una aplicación de mensajería con la diferencia de que otorga al usuario un número telefónico desde el que puede realizar llamadas a cualquier número del mundo y recibirlas. «Para llamar con Whatsapp necesitas que la otra persona tenga Whatsapp. Con TextPlus puedes llamar a un hotel o que te llamen de donde sea. Allí, en Estados Unidos, que Whatsapp no es tan grande, tenemos un millón de usuarios activos al mes».

Programa piloto

Cuando llevaba cinco meses en TextPlus, con su primera hija, Sofía, casi recién nacida, surgió un programa piloto de trabajo en remoto. «Me ofrecí voluntario con la condición de poder volver a Granada. En vez de trabajar desde casa, cerca de allí, propuse un teletrabajo de verdad. Y me dijeron que sí. Así que nos volvimos a Granada. Y ya van cinco años».

Los dos primeros años, Sebastián viajaba cada mes y medio para pasar una semana allí. «Me hacía medio millón de millas al año», subraya entre risas. La avioneta revolotea sobre Alhama de Granada, «el pueblo más bonito para ver desde las alturas», dice, antes de retomar la historia: «A partir del segundo año tomamos la decisión de poner toda la empresa en remoto. Todos los trabajadores de TextPlus lo harían desde sus casas. Y entonces perdió sentido el viajar. Ahora nos juntamos de vez en cuando, en eventos señalados». La empresa pasó de 100 trabajadores a 13, repartidos por todo el globo. En España, además de en Granada, hay miembros en Canarias y en Alicante. «Puede parecer una debacle, pero nos ha hecho ser más eficientes y automatizar mejor. Podemos mantener una estructura mucho más sencilla, con menos costes y con un nivel de ingeniería idéntico».

Sebastián, que además de trabajar es accionista de TextPlus, aterriza con una suavidad felina. En el repostaje, saca el móvil y revisa mensajes y correos. Hace unos meses, publicó una oferta de trabajo en Twitter que terminó haciéndose viral en medio planeta: «Busco 2 ingenieras para trabajar en mi empresa. Puestos en backend e infraestructura. 100% remoto, horario flexible, salario competitivo y vacaciones pagadas ilimitadas».

Por si les ha pasado desapercibido, les repito la pirueta: vacaciones pagadas ilimitadas. ¿Qué significa eso? «Es parte de la filosofía de la empresa. Puedes coger todas las vacaciones que quieras y todas son pagadas. Nosotros lo explicamos así a los aspirantes: te pedimos 12 meses de trabajo, pero no necesariamente en 12 meses. Si los das en 7, en 8 o en 9, eres bienvenido a cogerte lo que quieras. Tenemos un ingeniero indio que es escalador y se va todos los años tres meses al Himalaya, por ejemplo». La media de la empresa está en 43 días laborables de vacaciones al año y los empleados cuentan con sueldos que van de los 60.000 a los 150.000 dólares al año.

La media de vacaciones al año de los trabajadores de TextPlus es de 43 días laborables, con sueldos entre 60.000 y 150.000 dólares

De vuelta al avión, ya cargado de combustible, despega con la pandemia: «El coronavirus puede traer algo bueno a las empresas, sin duda. El teletrabajo es el futuro. Obviamente no sirve para todo, pero hay mucho trabajo que sí se puede hacer desde casa». Vidal cree que hay empresarios en España que tienen miedo al trabajo en remoto porque puede bajar la productividad y porque no pueden controlar a sus empleados. «Es fundamental un cambio cultural: tú no tienes que controlar a ningún empleado. Hay que trabajar eso para que sea una relación más adulta. Nosotros tenemos absentismo laboral cero. Nadie tiene que mentir, si tienes un mal día, no trabajes. No queremos que ese día lo pases trabajando. Eso es algo que cuando lo cuento aquí la gente se sorprende. Pero te aseguro que así, cuando la gente trabaja, trabaja a tope».

Con Sierra Nevada marcando la ruta, la avioneta vuelve al punto de origen. En el cielo, la sensación de libertad es abrumadora. «Tengo el título de piloto privado desde hace dos años y estoy acumulando horas para sacarme el de piloto comercial. Mi objetivo –confiesa– es aprender a volar todo». Sebastián llegará a casa a la hora de comer, descansará un poco y a las 17.00 horas iniciará su jornada laboral. «Todos los empleados de TextPlus tenemos un presupuesto para mejorar las oficinas de casa: monitores, teclados, cámara, un buen micro, buena iluminación, buenas sillas...».

Cuando se siente, como todos los días, abrirá un par de videoconferencias con sus compañeros, para tenerlos al lado, aunque cada uno esté a sus cosas, «intentado no perder del todo las cosas bonitas del trato humano». Pondrá algo de música, que el resto podrán escuchar a través del micro. Y hoy, tal vez, compartan una comida: unos el desayuno, otros el almuerzo y él, la cena. «Pero antes acostaré a Sofía y a Elena, mis hijas. Y le daré un beso a Elvira, mi mujer», aterriza, satisfecho.

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Los cinco secretos para un teletrabajo feliz

Para Sebastián Vidal, sus dos primeros meses de teletrabajo fueron un caos. Cuando se levantaba para empezar, sus compañeros de California ya había terminado. Un mareo de horarios que terminó en una dinámica «autodestructiva, sin actividades sociales y ganando peso». Eso lo cambió poniendo ciertas rutinas:

Primera. Nuevo ritmo. Prohibido mirar temas laborales nada más levantarse. «Lee el periódico, lleva a tus hijos al colegio, ve a desayunar a una cafetería. Establece horarios claros para realizar tus actividades personales».

Segunda. Tener un sitio claro para trabajar, nada de sentarse en el sofá, con la tele de fondo y con gente moviéndose por todas partes. «Hay que montar un espacio en condiciones, con un buen puesto de trabajo, ergonómico y bien preparado».

Tercera. Que la familia sea plenamente consciente de que, aunque estés en casa, estás trabajando y no se te puede molestar. Aunque esto también es una de las grandes ventajas: «Es una de las maravillas de trabajar en casa, poder levantarte y pasar tiempo con mis hijas. Ellas saben que si la puerta está cerrada tienen que llamar, pero de vez en cuando jugamos un rato».

«Las llaves del reino son el rendimiento y la eficiencia»

Cuarta. El teletrabajo engorda. La empresa de Sebastián Vidal paga a todos los empleados el gimnasio y, además, tienen una filosofía que invita a cuidar del otro: «Hay jóvenes solteros que viven solos que pueden no tener contacto con nadie en todo el día. Si lo notamos, les decimos que salgan».

Quinta. Las llaves del reino no son las horas en la oficina. Lo habitual es emplear el concepto de fichar, esto es, que si estás en la oficina significa que estás trabajando. Eso en remoto no existe y «es absurdo». «Las llaves del reino –asegura Vidal– son el rendimiento y la eficiencia. Eso hace que haya gente que no sirva para trabajar en remoto porque necesita una oficina, reuniones estructuradas... Gente que no quiere esa flexibilidad».

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