Los secretos del cónclave que se custodian en Granada
La papeleta, el vade de mesa que usaron los cardenales y el orden del día de la elección de Francisco están en el Museo de San Juan de Dios
Esta tarde, en torno a las 16.30 horas, los 133 cardenales electores mirarán probablemente los muros de la Capilla Paolina del Palacio Apostólico, donde se encuentran los frescos de Miguel Ángel 'La crucifixión de San Pedro' y 'La conversión de San Pablo', y en una procesión de dos filas salvarán los escasos metros de la Sala Regia para llegar a la Capilla Sixtina. Minutos después, se pronunciarán las conocidas palabras en latín «Extra omnes» («Fuera todos»), y los responsables de elegir al nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Católica estarán solos. Uno de ellos, presumiblemente –puede haber excepciones pero son complejas– se vestirá de blanco en una pequeña habitación adyacente a la Sixtina llamada 'Sala de las lágrimas' y saldrá al balcón central de la Basílica de San Pedro, dicen los expertos, antes del fin de semana próximo.
El cónclave es uno de los procesos protocolarios más conocidos del mundo. Y de los que más interés y brillo otorgan a la propia Iglesia. Desde tiempo inmemorial, apenas ha habido cambios en la ceremonia, aunque sí en el reglamento interno, que ahora exige una mayoría cualificada para elegir al sucesor de Pedro. Pero en el resto de los aspectos esenciales, lleva muchos siglos siendo igual. Algunos de los elementos materiales que formaron parte del cónclave de 2013 que eligió a Francisco se custodian en Granada. Concretamente, en el Museo de San Juan de Dios que se sitúa junto a plaza Nueva, en el Palacio de los Pisa, donde entregó su alma el fundador de la Orden Hospitalaria.
La explicación de que estos objetos puedan contemplarse en nuestra ciudad tiene que ver con el importante papel que desempeñan los hermanos en todo lo que tiene que ver con la salud del papa. Un aspecto tan importante crea relaciones muy cercanas, y es común que el pontífice y su entorno regalen a los miembros de la orden determinados recuerdos. Pero repasemos uno a uno estos secretos que se guardan en una vitrina situada en una de las primeras salas del Museo, abierta especialmente para IDEAL.
La papeleta
El primero de los elementos que se conservan en la sala es inusual. Las papeletas se suelen quemar después de cada votación, y muy pocas sobreviven a cada cónclave. Su aspecto es muy sencillo, una cartulina tamaño octavilla que se dobla en dos. En la parte superior tiene la fórmula en latín : «Eligo in Summum Pontificem» («Elijo como Sumo Pontífice») y en la parte de abajo, una línea sobre la que los cardenales electores ponen un nombre. Luego, cada uno de los purpurados coge la papeleta en alto en un lugar visible –en el pasado, dicen, era para evitar trampas y que alguno votara doble– y se acerca al plato situado sobre una vasija donde se van depositando los votos, después de pronunciar la fórmula ritual, que en español es: «Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido».
El horario
Desde que los cardenales se alojan en la Casa Santa Marta, el horario del cónclave se repite casi milimétricamente, por lo que el folio de la agenda que se conserva en Granada 'clavará' más que probablemente el de los próximos días. Esta tarde, tras la cita en la Sixtina, se prestará juramento, habrá una meditación en la que se les exhortará a votar con la ayuda del Espíritu Santo y en conciencia, y se producirá la primera votación. Luego, se rezarán las Vísperas y se volverán a la Casa Santa Marta para cenar temprano, a las 20.00 horas. Mañana será la primera jornada completa. Entre las 6.30 y las 7.30 se desayunará, y a las 7.45 se trasladarán los cardenales a la Capilla Paolina para asistir a misa, luego se rezará la Media y se votará, a las 12.30 habrá fumata (negra o blanca) y a las 13.00 se almorzará. Luego habrá tiempo de descanso hasta las 16.00, cuando volverán a la Sixtina para votar. Se rezarán las Vísperas, regresarán a Santa Marta y cenarán. Y vuelta a empezar.
El vade
Otro de los objetos conservados es el vade de mesa que los cardenales tienen en cada uno de sus sitiales, y donde guardan sus papeles personales durante las deliberaciones en la Sixtina. Son auténticas maravillas, rojas como el capelo que portan los Príncipes de la Iglesia y ribeteadas en oro, con el escudo de la Sede Vacante –el que utiliza el Vaticano cuando no hay pontífice–, y un apartado para las papeletas. Lástima que los cardenales destruyan habitualmente sus notas...
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