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Armand Entreri, de paseo por la Avenida de la Hispanidad, en Santa Fe, nos cuenta su historia con la moda Lolita, Tik Tok y el bullying. RAMÓN L. PÉREZ

La reina Lolita de Granada: «Me culparon del bullying porque no era normal»

Armand Entreri empezó a vestir esta moda de origen japonés tras superar un duro episodio en el colegio, con 13 años. Ahora tiene 400.000 seguidores en Tik Tok y ayuda, desde el buen humor, a que los jóvenes se acepten a sí mismos

Jueves, 3 de junio 2021, 00:27

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Los zapatos son rojos y brillantes, con la punta redondeada y un lacito en el empeine. Las medias se leen con un «érase una vez» que va del tobillo a la rodilla, con Caperucita, Hansel y los siete cabritillos. La falda blanquinegra baila en su cintura como un volcán esponjoso y en la cabeza lleva un tocado anudado al cuello. Camina por la Avenida de la Hispanidad, en Santa Fe, para comprar el pan. «Es que yo visto así siempre, es mi ropa, la moda Lolita», dice y, al sonreír, ilumina una pequeña estrella que parecía un lunar en el moflete. «Una rústica, por favor», pide. Con 13 años, un compañero de clase la empujó delante de un autobús y ya nadie pudo negar el bullying. «Lolita fue una forma de encontrarme a mí misma, de expresar cómo soy yo de verdad, cómo me siento, de exteriorizarlo. Lo veo una especie de arte». En la calle, con el pan bajo el brazo, todos la miran con extrañeza, como si hubiera salido de una puerta del Ministerio del Tiempo, varios siglos atrás. En casa, cuatrocientas mil personas siguen su canal de Tik Tok. Y cada día mil más.

–Hola, Natalia.

–Bueno, nadie me llama Natalia. Me estoy cambiando legalmente, nunca me he sentido apegada a mi nombre real. Mi nombre es otro desde muy chica, lo elegí yo. Hasta mi madre me llamaba así.

Zapatos rojos y medias de cuento. R. L. PÉREZ

Armand Entreri (Granada, 1987) recuerda cómo, de niña, de vez en cuando, su madre la dejaba durante largos periodos de tiempo con otras familias «desconocidas». «Algunas eran normales, otras estaban muy mal de la cabeza. Lo pienso ahora y lo que hacía era súper peligroso... Creo que mi madre no me quería mucho». Con 8 años la internó en un colegio de Granada, donde sufrió cinco años de bullying. «Fue algo muy duro. Son muchas pequeñas cosas que fueron creciendo. Empezó desde lo básico, simplemente unas burlas, hasta que me empujaron delante de un autobús». Armand relata su calvario con una sonrisa perenne, quitando gravedad a cada una de sus palabras, con los ojos bien abiertos y mirando al frente. «Es importante que se visibilicen estas cosas porque durante esa época los profesores no se implicaron, incluso me culparon del bullying porque yo no era normal, justificando que otros niños me maltrataban porque no me comprendían».

La fantasía europea

El autobús frenó en seco y golpeó a Armand en el hombro, sin provocarle ninguna herida física. Pero ella salió de allí disparada. Se fue. «Cuando abandoné el internado y tuve acceso a Internet empecé a construirme. O a deconstruirme». Navegando por la Web descubrió al japonés Mana Sama, guitarrista de la banda Moi dix Mois y diseñador de ropa. «Me enamoré muy mucho de su estilo. Descubrí la moda Lolita. Y como en aquella época no era habitual comprar online, aprendí a coserme mi propia ropa. Con el tiempo los japoneses empezaron a vender en el extranjero y llevo 19 años vistiendo de Lolita».

Lolita es una moda de origen japonés que surgió en los años 70, pero su gran auge fue a principio de los 2000. «Básicamente –explica Armand– es una visión del romanticismo europeo de los siglos dieciocho y diecinueve a través de la fantasía japonesa». ¿Qué define a la moda Lolita? Lo más importante de este estilo japonés es la silueta, siempre tiene que ser igual: «La falda abullonadita, el corte nunca demasiado bajo y siempre tienen que verse los zapatos, con el largo del vestido máximo hasta el tobillo y mínimo hasta la rodilla». De hecho, si se traspasa ese límite, se entraría en otras modas similares, como la Aristocrat o la Kawai. Armand es Gothic Lolita, que tira a lo gótico, a colores oscuros y vampíricos. También está el Sweet Lolita, que prioriza el rosa con detalles de caramelos y chucherías; el Wa Lolita, inspirado en la moda japonesa clásica, con kimonos y yukatas... «Hay muchos subestilos –apunta la granadina–, pero siempre tiene un toque europeo y respeta la silueta».

Hay camisas, faldas, chalecos, chaquetas, tirantes con blusa... «Es una moda muy completa y solemos llevar tocado, pero no es obligatorio. Yo llevo un bonete». Aunque Armand empezó gracias a una estrella moderna, sus grandes referentes actuales son históricos. «Como Sissi Emperatriz. Me gusta la realeza del diecinueve, me inspira muchísimo. Busco la ropa y le doy mi toque, es lo que llamamos el 'coordinate': coges una prenda y a razón de los accesorios y de cómo la llevas le das tu toque».

–¿Y cuántas Lolitas hay en Granada?

–Somos diez Lolitas en Granada, que en comparación con otras ciudades es mucho.

–Pero te siguen 400.000 personas en Tik Tok.

–La gente que me sigue no son de Lolita. La imagen es un atractivo más que llama la atención, pero me siguen por las historias que cuento, por el humor.

R. L. P.

El humor

Cuando Armand entra en la Plaza de España, los cuellos del pueblo se van torciendo como girasoles al mediodía. «Es curioso –dice ella– porque la gente piensa que quiero llamar la atención a propósito. Yo sé que llamo la atención, soy consciente de que esto no es algo normal, pero no es lo que quiero, es que yo soy así. A veces me encuentro con gente que piensa que por ir yo así están en su derecho de interrumpirme, de pedirme una foto, de preguntarme esto de qué va... y a lo mejor llego tarde a algún sitio o me cierran el supermercado –ríe, moviendo las manos a todas partes–. ¿Que si me enfrento a prejuicios? No te imaginas».

Sin embargo, a principios de 2020 se presentó en la red social Tik Tok con un vídeo de humor. Tenía cuatro seguidores. «Yo pensaba que no me vería nadie y, de un día para otro, me encontré con que uno de mis vídeos tenía cien mil visualizaciones. ¿Qué ha pasado? –interpreta el momento– Pensé que era algo puntual, pero no. No sé qué pasó, pero sigue pasando». Armand es una conocida tiktoker que en cuestión de días sobrepasara el medio millón de seguidores, a un ritmo de crecimiento de mil seguidores al día. «Mi receta es hacer lo que me divierte. No tengo estrategia ni contenido preparado. Es improvisación. Cuentos historias de humor, lo que me ha pasado en el día y, también, mi experiencia del bullying o por vestir de forma alternativa».

Capturas de vídeos en Tik Tok.
Imagen principal - Capturas de vídeos en Tik Tok.
Imagen secundaria 1 - Capturas de vídeos en Tik Tok.
Imagen secundaria 2 - Capturas de vídeos en Tik Tok.

Armand no busca dedicarse profesionalmente a las redes sociales, quiere divertirse. «Creo que a la gente le gusta eso». Pese a que algunas marcas le han ofrecido contratos publicitarios, ella se ha negado a casi todas. «Entiendo que no tienen nada que ver conmigo o van a estropear mi contenido. Solo publicito dos marcas: una tienda de Lolita, que es de una amiga. Y una marca de lentillas de colores que llevo usando toda la vida». De los vídeos de Tik Tok saca dinero, «pero muy poco», una cantidad «ínfima» que emplea en mejorar su material audiovisual.

Armand, de hecho, se dedica a hacer peluches artesanales que vende en convenciones culturales. «Hago peluches de personajes de manga, videojuegos, memes... Lo hago todo y gustan mucho. Aunque, como podrás imaginar, llevo un año bastante parada, por la pandemia». Pero la pandemia también fue el impulso para convertirse en una referencia en Tik Tok. «El confinamiento, con todo el mundo en casa viendo vídeos, fue lo que hizo que me vieran». Hay días que sube un vídeo y días que sube once. «Puedo contar una chorrada o una experiencia personal, pero siempre desde mi manera de ver la vida, desde el humor. Sé que me han pasado cosas malas, pero qué le vamos a hacer», ríe.

«Es algo precioso que alguien te diga que su vida es mejor ahora. Cada vez que recibo un mensaje de esos me pongo a llorar»

Armand Entreri, sonriente RAMÓN L. PÉREZ

La historia del internado, la historia del bullying, la historia de su madre... Todas sus historias aparecen en Tik Tok contadas en fragmentos que duran pocos segundos. «Una cosa bonita que me ha pasado gracias a Tik Tok es que mucha gente me escribe a raíz de que me abra contando mis experiencias con el bullying y la moda alternativa. Me dicen que les he inspirado a ser como ellos quieren ser realmente, tanto a vestir de forma diferente o con su sexualidad o con otras cosas. Me emociona muchísimo. Es algo precioso que alguien te diga que su vida es mejor ahora. Cada vez que recibo un mensaje de esos me pongo a llorar», termina, con una enorme sonrisa, mientras golpea sus talones rojos, como Dorothy de regreso a Oz.

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