Patrimonio de Granada

El rastro del rey Witiza en Cacín

Uno de los grandes 'dolores de barriga' de la asignatura de Historia era aprenderse, de pe a pa, el nombre de los treinta y tres soberanos godos, los que reinaron entre 395 y 720 después de Cristo. Los que tengan grabada aún la retahíla en su memoria recordarán que Witiza fue el antepenúltimo. Poco después vino la dominación árabe hasta 1492. Pues bien, Witiza es noticia mil trescientos años después de su muerte porque se ha encontrado la única inscripción con su nombre. Bueno, realmente fue hallada en 1970, pero una investigación de los profesores Pau Marimon y Jordi Pérez ha corroborado la autenticidad de una lápida funeraria de un tal Falidius Zoilonius que feneció «en el año noveno del glorioso reino de nuestro señor rey Witiza (709)».

Y la pregunta es ¿qué tiene todo esto que ver con Granada si Witiza vivió en Toledo, donde estaba la corte? Aquí es donde el relato entronca directamente con la provincia. Resulta que esta piedra labrada está encastrada en la pared de una vivienda particular de Cacín cuyo dueño, asegura Pau Miramon, prefiere permanecer en el anonimato.

«La fotografía llegó hasta mí por casualidad, a través de un compañero, aunque era imposible sacar conclusiones sin ver, tocar y hacer la autopsia», comenta. «Inicialmente, con la única referencia de la imagen, dudamos que fuera verdadera porque a finales del XIX se coleccionaban este tipo de piezas», explica Miramon, que pertenece al Área de Historia Antigua de la Universidad de las Islas Baleares.

Por ello, recabó la opinión de colegas de Roma, Coimbra, Barcelona y Madrid y, lo más importante, logró permiso para examinar la losa 'in situ', en Cacín, un pueblo situado a diez kilómetros de Alhama de Granada. Allí, en mayo de 2024, comprobó que la autenticidad era indubitada, hasta el punto de que este mes de junio se ha publicado un artículo en la revista científica ZPE, la más prestigiosa en el mundo de la epigrafía.

A partir de ahí vienen una serie de enigmas que, ojalá, se puedan resolver a través de la investigación. Nos movemos, por ahora, en el terreno de las hipótesis más o menos verosímiles. Todo indica que este texto estaría en la tumba de un noble afín a Witiza que vivió en la comarca de Alhama. Cacín era zona de paso a través de la CordilleraPenibética entre el Mediterráneo y el norte de la Península. Era una plaza importante en la que habría gente importante. Desgraciadamente falta el contexto arqueológico, si bien es cierto que en algún momento se han localizado enterramientos y cerámica de la época tardo antigua.

La traducción del latín al castellano reza que «en este túmulo está oculto el que en otro tiempo fue Falidius Zoilonius que vivió 76 años. Descansó en paz el 28 de marzo en el año noveno del glorioso reino de nuestro señor el rey Witiza (709)». El bloque es de roca caliza marmórea con una pátina lisa y presenta un estado de conservación muy bueno. Mide 37,5 centímetros de alto, 32,1 de ancho y 11 de grosor. «Unas dimensiones estándar», resume Pau Miramon.

Se trata de un hallazgo de enorme valor porque es la única inscripción que cita a Witiza –hubo otra pero se perdió–. También tiene relevancia histórica porque permite saber que Witiza seguía vivo en 709 –diferentes fuentes sitúan su óbito entre 708 y 710–. Estamos, además, ante uno de los últimos elementos paleográficos que existen, ya que los árabes se expandieron con rapidez por la Península a partir de 711.

La Crónica Mozárabe de 754 dice que Witiza tenía un carácter más conciliador que su padre Égica. Tanto que concedió una amnistía a los condenados por su progenitor. También compensó a los desterrados. Durante su reinado hubo hambrunas y una epidemia de peste.

Ahora, gracias a una lápida, podemos saber que falleció después de 709. Así se escribe la historia.

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