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Indie gallego

Un pirata ensimismado en Granada

Iván Ferreiro exhibe y encripta emociones a su antojo en su concierto en el Teatro CajaGranada dentro del ciclo 1001 Músicas

Eduardo Tébar

Granada

Viernes, 5 de septiembre 2025

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Salió a escena con una copa de vino. Pero, uno observa a Iván Ferreiro encogido tras el teclado, con el custodio del enjambre de cables y ranuras –como los pioneros del Moog y los sintetizadores analógicos–, y de inmediato vienen a la cabeza las imágenes en blanco y negro de Wendy Carlos y Keith Emerson. En este caso, en versión gallega. El de Nigrán protagonizó este viernes el primero de los dos conciertos programados en el Teatro CajaGranada este fin de semana dentro del ciclo 1001 Músicas. Hoy será el turno de Morgan en el mismo espacio: una excitante caja negra de más de cuatrocientos metros cuadrados. El sistema retráctil de la grada de trescientas butacas amplía el aforo automáticamente. Un lugar perfecto para un pirata que exhibe y encripta emociones a su antojo.

Iván Ferreiro acaba de cumplir 55 años. Según el tópico, atraviesa un momento de madurez. Preservando el timbre –quebrado y aniñado– que ha hecho de su voz una de las más personales y reconocibles del panorama musical en España. Sobre todo, desde que empezó este siglo. Y es curioso, porque ahora se cumplen dos décadas del meteórico despegue de su carrera en solitario con 'Canciones para el tiempo y la distancia', del que Granada fue testigo con noches legendarias en la sala El Tren. Aquel era un Iván enjuto, todavía con el pelo oscuro.

En realidad, todos los 'Ivanes' guardan historias con esta ciudad. Y anoche todos ellos se dieron cita para repasar una vida. El señor Ferreiro quizá ya no sea el mismo que actuó hace casi tres lustros en el Isabel La Católica, con motivo del Festival Internacional de Jóvenes Realizadores. O el que sorprendió justo en estas fechas, siete años atrás, ofreciendo un 'showcase' histórico en Discos Bora Bora.

Esta vez, en el escenario del Teatro CajaGranada, don Iván se detuvo en prácticamente todas sus etapas. Incluso en los lejanos noventa, cuando luchaba dentro de su propio nido para hacer canciones honestas con Los Piratas. Casi tres décadas después de su alumbramiento, en 'M' se sigue percibiendo el nacimiento del vigués como cronista personal. No se cortó en repasar piezas que escribió con su antigua banda, como las inevitables 'Años 80' y 'El equilibrio es imposible', así como la experimental 'Inerte' (de cuando fueron una suerte de Radiohead del noroeste, y coreada, por cierto) o la espléndida 'Santadrenalina', claro ejemplo de final feliz de una composición antaño autosaboteada.

Así fue el tránsito por el pasado más remoto de Iván Ferreiro. En el otro extremo se sitúa su último disco (el noveno como solista), 'Trinchera pop', publicado en 2023, con el que abrió la velada mediante 'Canciones para no escapar' y el doble guiño al cine de Sorrentino de 'La gran belleza y la juventud'. Y con el que sazonó el repertorio en esta quinta edición de 1001 Músicas, otorgando a este trabajo entidad de foto panorámica de su presente. Fueron puntos de fuga antes de la lluvia final de clásicos de su cancionero.

Entre 'Dejar Madrid', 'Miss Saigon', 'En el alambre' o el cierre resguardado 'En las trincheras de la cultura pop', el músico tuvo tiempo para ensalzar la canción más triste de todas las que ha creado, porque resultó el acta notarial de su divorcio ('Extrema pobreza'). Avisó de antemano que iba a hablar poco: «No soy como Santi Balmes. Pero como aquí sois 'malafollá', no os importa». En efecto, todo del tirón. Y con el pacto anunciado de que no habría bises, a pesar de las ganas de más después de una veintena de títulos.

Con su hermano Amaro a la guitarra en el lado izquierdo, Ferreiro salió lo justito de su parapeto de teclas para cantar de pie al frente. Con barba y gafas de pasta, este Iván maduro subió la intensidad a partir de 'Pensamiento circular', dejando atrás el capítulo 2013 con 'El dormilón', 'Una inquietud persigue mi alma', para volver al final con 'Cómo conocí a vuestra madre'.

La locura llegó a través de esa especie de ranchera rock que es 'S.P.N.B.', 'El viaje de Chihiro' y, ¡sí!, 'Turnedo'. Fue la gozosa asistencia al ensimismamiento del gallego. Un tipo que apenas ha salido de sí estos años para recrear de forma caprichosa el legado de sus paisanos Golpes Bajos (ojo, que Pablo Novoa venía en el grupo; quien faltó fue Ricky Falkner). Un filibustero inquebrantable.

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