El pintor de Granada que mejor copió a Velázquez
Pintura ·
Miguel Pineda, cuyo palacete familiar se conserva en la Chana, pasaba semanas enteras en el Prado estudiando al sevillano, un perfeccionisno que interesó a los mejores coleccionistas del XIXEl apellido Pineda está vinculado a la historia de Granada. Mariana, la heroína liberal que vivió en el número seis de la calle Águila, es una de esos insignes Pineda. Fue ejecutada en 1831 por los absolutistas porque encontraron en su casa una bandera revolucionaria a medio bordar. Pero hay otros ínclitos Pinedas desconocidos para la mayoría de granadinos que, sin embargo, son grandes personalidades en campos como el del arte. Es el caso de un señor que se llamaba Miguel Pineda Montón, que vivió entre 1828 y 1901 y que está considerado uno de los mejores copistas –si no el mejor– de la obra de Velázquez.
Miguel nació en Adra por circunstancias políticas y económicas que, casualidades de la vida, mucho tienen que ver con el trágico destino final de Mariana Pineda. Según cuenta su biógrafo Antonio López, su padre, Martín de Pineda, abogado y socio del Conde de Chacón en el negocio minero, se trasladó desde Granada hasta Adra entre 1824 y 1833 huyendo de las represalias de los seguidores de Fernando VII tras la caída del Trienio Liberal. Y en la localidad almeriense vio la luz Miguel, que retornó a Granada junto a los suyos tras el fallecimiento del monarca.
En este punto hallamos una interesante convergencia entre el pasado y el presente a través de la familia de Miguel. Los Pineda fueron quienes mandaron construir y habitaron Villa Pineda, un caserón situado al comienzo de la antigua carretera de Málaga, en el barrio de la Chana, y que fue diseñado por el arquitecto Juan Montserrat, al que se le atribuye, entre otros importantes proyectos, la fachada del monasterio de Santa Paula en la Gran Vía –hoy hotel de lujo–. Villa Pineda está ordeada por un jardín de inspiración romántica con fuente central. Su lenguaje formal es ecléctico. Los espacios representativos del interior tenían pinturas que fueron destruidas durante la Guerra Civil. Toda la decoración en piedra fue realizada por el escultor Loyzaga.
Pero volvamos a la vida, obra y milagros de don Miguel, que dan para mucho –tanto que el periodista Antonio López Romero ha escrito 'Miguel Pineda Montón:vida y obra de un artista romántico', un interesantísimo libro sobre su figura–. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Granada, ciudad a la que pinta atraído por su monumentalidad y arabismo. El Museo Casa de los Tiros, por ejemplo, conserva un lienzo suyo de la portada del Maristán (1873). Formó parte de la famosa Cuerda Granadina, donde trabó a amistad con personajes como el accitano Pedro Antonio de Alarcón. El dibujo principal que ilustra este reportaje es un autorretrato de esa época –se le apodadaba Vílchez–. Como cuenta Antonio López, «en su etapa de Granada se atrevió con todo». Hizo caricaturas para prensa y revistas, ilustró libros y desarrolló una intensa labor como grabador de litografías.
Estudioso de Velázquez
En 1867 se instaló en Madrid, aunque nunca perdió su contacto con Granada. En la capital de España se hizo profesor en la Escuela de Artes y Oficios. «Pero su pasión vital –cuenta Antonio López– fue el estudio de la obra y la técnica de Velázquez». Pasó muchas semanas en el Museo del Prado. Muy pronto, influyentes coleccionistas se empeñaron en tener un Velázquez en el salón de su casa y no tardaron en recurrir a él, sin lugar a dudas el mejor en el arte de replicar al gran Velázquez. Según el libro de Copiantes delMuseo del Prado, realizó al menos veinticinco. Era una práctica admitida. No había trampa ni cartón. Firmaba con 'copia de Miguel Pineda'.
Entre toda su producción, cabe destacar los cinco cuadros de Velázquez de la Galería Nacional de Irlanda donados en 1912 por la viuda del filósofo e historiador Edward Hartpole Lecky. El Museo del Prado compró uno en una subasta en el verano del año pasado, aunque más que por sus valores artísticos, la importancia para la pinacoteca radicaba en que daba claves sobre cómo era el Prado en aquellos momentos. En la escena se ve a un pintor en el propio Prado copiando un óleo de Ribera.
Las paredes del Museo de Adra exhiben varios pinedas. Entre ellos, 'Retrato de hombre con chambergo de plumas' (1876), extraído de 'La rendición de Breda' de Velázquez, que podría ser un retrato del famoso Capitán Alatriste, un personaje ficticio llevado a la fama por el novelista y exreportero Arturo Pérez-Reverte en 1996 a través de sus novelas.
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