Las palmeras que tocan el cielo de Granada
Las cuatro imponentes 'Washingtonias robustas' del Palacio de Yanguas, a punto de cumplir 100 años | Se trata de una especie exótica que se introdujo en la provincia de Granada a mediados del XIX y que alcanza los treinta metros de altura
Corría el año 1923 en Granada. Manuel de Falla, Hermenegildo Lanz y García Lorca organizan la famosa función de títeres de cachiporra en la casa de Federico en la Acera del Casino. Muere a los 77 años Andrés Manjón y Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María. Nace Antonio Gallego Morell. Torres Balbás sustituye a Modesto Cendoya como restaurador de la Alhambra. Se inaugura el Museo Arqueológico en la Casa de Castril. Y en 1923 también ocurrió otro hecho, quizá no tan trascendente, que merece subrayar: la finalización del Palacio de los Yanguas, sede actual de la curia, diseñado por el arquitecto Wilhelmi Manzano.
El edificio, que fue residencia de Antonio Díez de Rivera y Muro, alcalde de Granada, contemplaba un precioso jardín con una gran fuente circular y parterres radiales donde se plantaron cuatro palmeras que, casi un siglo después, siguen ahí. Imponentes. Majestuosas. Casi tan altas, unos treinta metros, como el edificio de siete plantas que hay justo al lado. Si usted pasea por la plaza de Gracia, no tiene más que levantar la vista y observarlas. No pasan desapercibidas para nadie. Tampoco para los científicos, que las han catalogado como 'árboles singulares' de Granada por su enorme porte –entre los de mayor altura plantados en la ciudad–, por su singularidad y por su indudable valor botánico.
«Las palmeras no aguantan bien el clima frío, pero les favorece el calentamiento del aire de la ciudad»
MANUEL CASARES | CATEDRÁTICO DE BOTÁNICA
Manuel Casares es catedrático de Botánica y también director del Jardín Botánico de la Universidad de Granada. «Se trata de cuatro ejemplares de 'Washingtonia robusta', originaria del Sur de los Estados Unidos y el Norte de México, que se introducen en la jardinería europea en la segunda mitad del siglo XIX», explica Casares, quien agrega que las palmeras, en general, no sobreviven bien en climas fríos como el de Granada, a excepción de las datileras, «que se mantenían medianamente bien hasta que llegaba una helada que se las llevaba por delante». Pero el desarrollo y el crecimiento de Granada, muchas veces a costa de sacrificar impunemente recursos naturales, sí ha jugado a favor de estas especies tan sensibles a la gelidez. «Hoy día –añade– el aire de las ciudades se ha calentado unos grados como consecuencia de las calefacciones, la combustión de los coches, la industria o la disposición de las construcciones, que frenan los vientos; todo ello ha favorecido que las palmeras crezcan bien, como se puede observar aquí mismo, en el parque Federico García Lorca, en la plaza de la Romanilla o en el Carmen de los Mártires».
Flora exótica
Casares dice que la presencia de 'Washingtonia robusta' en espacios como el Palacio de Yanguas responde a la moda de la flora exótica que se implantó en la segunda mitad del siglo XIX, primero en Europa a raíz de la Exposición Universal de Londres de 1851 y, posteriormente, en el resto del mundo. Entre las grandes amenazas que tiene hoy día, el Picudo Rojo, un coleóptero procedente de Asia que se está cebando con la 'palmera canaria' (Phoenix canariensis) –en el Palacio de Yanguas permanece el tronco de una, que tuvo que ser talada– y que, una vez que acabe con ella, puede afectar también a las 'Washingtonia robusta' que forman parte del paisaje urbano de capitales como Málaga –enfrente del edificio de aduanas del puerto– o de Sevilla –se pueden encontrar en los Reales Alcázares–. El Picudo, contra el que existen tratamientos como infecciones por hongos o productos insecticidas, destroza la yema de crecimiento en las partes basales, lo que anula su capacidad de regenerarse.
La 'Washingtonia robusta' no tiene un alto coste de mantenimiento. Tampoco precisa una elevada cantidad de agua. En la copa hace una especie de bola que sí requiere de la corta de hojas –cuando se desprenden son peligrosas por su peso y por su estructura de espinas–. No es fácil. Lo normal es que los jardineros utilicen grúas pluma para desenvolverse con seguridad a unos treinta metros de altura –algunas de ellas pueden llegar hasta los treinta y cinco en condiciones propicias–.
Estas palmeras son, hoy día, el principal elemento identificador del Palacio de los Yanguas, enclavado en la plaza de Gracia. Según la 'Guía digital del patrimonio de Andalucía', de la Junta, este palacete es una edificación historicista donde se recurre al ladrillo visto y a los elementos decorativos vernáculos. «Se trata de una adaptación de la tipología de vivienda unifamiliar a un entorno urbano consolidado». Originariamente estuvo dedicado a residencia de la familia del Marqués de Casablanca. En la planta baja aparecen logias (galería exterior) abiertas a la zona ajardinada con arcos de medio punto sobre anchos pilares de piedra gris de Sierra Elvira sin pulir con cantos en chaflán.La fachada posee ventanas adinteladas. A ambos lados de la puerta aparecen escudos nobiliarios.
En el cuerpo saliente hay una gran terraza sobre porche de planta cuadrada con apoyos corintios de mármol blanco. En la segunda altura aparecen huecos adintelados y entablamentos. La cornisa se desarrolla con adobe dispuesto a cantón formando friso. El alero se decora con ménsulas.
Residencia del marqués de Casablanca
El Palacio de los Yanguas es hoy día la curia de Granada. Pero fue diseñada y concebida como residencia para Antonio Díez de Rivera y Muro, que fue alcalde de Granada y titular del Marquesado de Casablanca entre 1884 y 1931. Así lo atestiguan los escudos nobiliarios que hay a ambos lados de la puerta principal del edificio.
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