La OCG se sumerge en una fantasía de piratas
El clásico 'El rapto en el serrallo' de Mozart, con seis solistas, pone fin a una temporada en que la formación ha alcanzado los objetivos artísticos previstos, según su director, Lucas Macías
La Orquesta Ciudad de Granada se apresta hoy (19.30 horas) a cerrar su temporada de conciertos, una vez más con un guiño a la esfera lírica, siguiendo la estela que en su día dibujara el anterior director artístico, el trevisano Andrea Marcon, quien, por cierto, vuelve a Granada para participar en el Festival de este año. Y lo hace con un título clásico del repertorio internacional: la muy juguetona 'El rapto en el serrallo', de Mozart. Y no sólo juguetona por la trama, una historia de piratas ambientada en el siglo XVIII, sino porque aún nos parece escuchar la risa del genio –imposible no recordar la de Tom Hulce– mientras ponía a los solistas en innumerables aprietos. Unos aprietos que están asumiendo con tanta deportividad como profesionalidad los seis solistas: las sopranos Serena Sáenz (Constanza) y Rocío Pérez (Blonde); los tenores César Cortés (Belmonte) y Juan Antonio Sanabria (Pedrillo), y los bajos Roman Astakhov (Osmin) y Reinhard Hagen (Selim), este último en un papel que sólo recita, sin cantar.
De momento, como afirman los solistas a IDEAL, cuando comenzaron los ensayos hace una semana, todos se encontraron con una sorpresa. «Ya que se había anunciado una versión concierto, esperábamos estar en una posición estática y con nuestras partituras delante. Sin embargo, lo que hemos preparado es una suerte de versión semiescénica, sin vestuario, pero que le otorga más fuerza al espectáculo. Para nosotros es un esfuerzo extra, pero estamos para eso, y el equipo es maravilloso. Nos apoyamos, nos escuchamos, es estupendo», dice el tenor canario Juan Antonio Sanabria, sonriendo. «Para mí, interpretar a Pedrillo es un reto, porque es el personaje que más habla en la obra, en alemán, y he tenido que perfeccionar mi dicción. Ya hice Pedrillo, pero con los textos en castellano, así que es un paso adelante».
La soprano madrileña Rocío Pérez, por su parte, interpreta a Blonde, un personaje «muy vivo, que se parece mucho a mí...», dice riendo. «Vocalmente es muy interesante, y muy complejo, ya que es un personaje creado para una soprano lírico–ligera o ligera, con partes muy sobrellevables, pero tiene arias muy exigentes, con tiempos de respiración muy cortos y subidas al mi sobreagudo, después de cantar en zonas muy cómodas».
La soprano Serena Sáenz valora mucho la libertad que les otorga la versión semiescénica. «Constanza es uno de los roles de Mozart para soprano más complejos. Está hecho para el lucimiento, y estoy segura de que trabajando con este fantástico equipo, todo será fantástico». El tenor colombiano César Cortes incorpora a Belmonte, y confiesa estar disfrutando mucho no sólo de los ensayos, sino del entorno, incluyendo la Alhambra y el flamenco. «No es un rol de seductor, es más complejo, pero todo lo resuelve Mozart de una manera magistral», asegura.
El bajo Reinhard Hagen destaca «la importancia de 'hacer familia' a la hora de llevar adelante una producción como esta, y contar con la ayuda de una orquesta comprometida con el resultado final». Por su parte, Roman Astakhov destaca la complejidad emocional de Osmin, «que no es mala persona, a pesar de donde le coloca la trama. En el fondo, es un papel divertido, y me gusta ser divertido y divertir en el escenario».
Para Lucas Macías, director artístico, «esta ópera pone fin a una temporada fantástica, donde el público ha podido disfrutar de grandes conciertos y donde hemos conocido el trabajo de grandes solistas. A pesar de las limitaciones de medios, creo que estamos en una buena senda».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión