Patrimonio de Granada
La 'nueva' Abadía del SacromonteLa Diócesis ultima la restauración de los 2.600 m2 de fachadas del monumento y el nuevo edificio de recepción de visitantes, cinco millones de euros invertidos en tres años
La Abadía del Sacromonte se comenzó a construir en 1598. Más de cuatro siglos después, aquella 'casa de canónigos' mandada erigir por el arzobispo de Granada, Pedro de Castro Cabeza de Vaca, sigue transformándose. La imagen del inmueble ahora ha cambiado sustancialmente respecto a la de hace dos años. ¿Qué ha sucedido? Pues básicamente que la Diócesis está a punto de culminar la restauración de 2.600 metros cuadrados de fachadas que, con el paso del tiempo y los añadidos, habían perdido todo su esplendor.
Según el arquitecto AntonioMartín, las obras, que se han desarrollado durante año y medio, estarán listas después del verano y después de una inversión de 1,2 millones de euros liberados en 2020 con cargo al Plan Alhambra –el programa que gasta los ingresos que genera el monumento en revitalizar bienes como la Abadía–. Durante este periodo han trabajado en el lugar más de veinte operarios.
La actuación ha sido general, pero resulta especialmente interesante la realizada en la portada de la iglesia de la Abadía, que ha 'rejuvenecido' más de cien años. Sí, porque se ha rehabilitado el alzado para dejarlo tal y como estaba a finales del siglo XIX, cuando se incorporaron esos esgrafiados típicos de Granada –hay unos similares en el Convento de Santa Paula– con el objetivo de darle más empaque a un templo que, originariamente, fue concebido de una manera relativamente modesta. Tanto es así que este muro principal está realizado con mortero de cal alisado para buscar el aspecto pétreo.
En la portada de la iglesia de la Abadía lucen como nuevos los típicos esgrafiados geométricos granadinos
Si usted se pone delante, observará que esta delantera, donde está la puerta por la que acceden los fieles, tiene un color distinto al resto del conjunto. Es más grisáceo. Además, se ha procedido al saneamiento de elementos añadidos en los últimos cincuenta años que eran, sencillamente, horrendos. Hablamos, por ejemplo, de los cables de la electricidad, tendidos en su día sin tener en cuenta los más mínimos valores estéticos de una construcción tan relevante desde el punto de vista histórico y artístico. Un problema extensible, por cierto, a otros rincones de Granada.
«Para ser lo más rigurosos posibles, en los estudios previos utilizamos mucha documentación, como grabados, pero también toda el tarea realizada 'in situ', mediante análisis que nos han permitido definir cuestiones como el cromatismo o los anchos de banda», explica Antonio Martín.
Existe abundante información sobre la Abadía. Se sabe perfectamente que la iglesia se terminó en 1610. También se conoce que en 1762 se llevó a cabo una ampliación con dos naves laterales –que se identifican sin dificultad desde fuera por la existencia de unos óculos a ambos lados del portalón–. Y hay una tercera adecuación, a finales del XIX, que es cuando se implementa toda esa característica ornamentación geométrica.
Las fechas
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1610 Tras el descubrimiento y la protección de las reliquias en las cuevas santas, en 1595, el arzobispo Pedro de Castro ordenó la construcción de la Casa de los Abades. La iglesia se finalizó en 1610.
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1762 En 1762, con la Abadía convertida en un importante colegio donde se formaban teólogos y juristas, se llevó a cabo la ampliación del templo. Se construyeron dos nuevas naves.
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XIX La última transformación en la iglesia de la Abadía del Sacromonte se produjo a finales del siglo XIX, cuando se aplican los esgrafiados –similares a los del convento de Santa Paula– que ahora han sido totalmente recuperados.
Respecto a esos criterios generales de intervención en los 2.600 metros cuadrados de fachadas, se ha procedido a la eliminación de todas las instalaciones adosadas, se han abierto algunas ventanas que estaban cegadas, se ha procedido a la renovación de toda la carpintería de madera –se han colocado cristales nuevos– y se ha realizado, además, una limpieza general. «Finalmente –comenta Antonio Martín– hemos conservado los pequeños tejados que se colocaron sobre las ventanas, los tejaroces, que se habilitaron como un recurso más estético que funcional a finales del siglo XVIIIy principios del XIX».
De forma paralela, se han acometido los trabajos en el 'nuevo' edificio de recepción, el corazón de la Abadía del Sacromonte, que está ya prácticamente finiquitado. Una auténtica virguería arquitectónica, también con el sello de Antonio Martín, que abre infinitas posibilidades para el complejo.Las estancias han incorporado restos muy interesantes como un neveral utilizado en su día para el almacenaje de alimentos. También grandes tinajas que contuvieron posiblemente agua –tampoco se descarta que se usaran para guardar otros productos como el aceite–. La arqueología ha aportado datos muy interesantes y muy esclarecedores del pasado de la Abadía.
El coste de esta construcción, que conecta con el patio y con la hospedería –la que se quemó en 2000, poco antes de ser inaugurada–, ha sido de 3,6 millones de euros, de los que 2,5 han sido financiados con cargo al 1,5% Cultural del Gobierno de la nación. El resto, 1,1 millones de euros, han sido aportados por la Fundación Abadía del Sacromonte.
El proyecto, que abarca una superficie total de 2.130 metros cuadrados, ha contemplado la recuperación de todo este ala, dividida en tres plantas. La baja se destinará a recibir a los turistas. La primera albergará espacios destinados a la investigación, celebración de seminarios y exposiciones. Y la segunda, con unas espectaculares vistas a Granada y la Alhambra, se empleará para la realización de eventos como congresos o reuniones.
Origen de la Abadía
La Abadía del Sacromonte tiene su origen en el descubrimiento de las cuevas sagradas en 1595. El Valle de Valparaíso, por donde pasa el Darro, era frecuentado por buscadores de tesoros –el nombre del Dauro está relacionado con la existencia de oro en su cauce–. Dentro de una gruta se hallaron los restos de los santos mártires, discípulos del apóstol Santiago, que evangelizaron la parte sur de Hispania, la Bética. Entre ellas, las cenizas de San Cecilio, patrón de Granada, que sufrió el martirio en la época del emperador Nerón. En su momento, se interpretó como la legitimización de la tradición cristiana de Granada anterior a la época árabe.
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El arzobispo Pedro de Castro Cabeza de Vaca, una persona muy adinerada al ser descendiente directo del virrey de Perú, ordenó en 1598 que se resguardaran las reliquias tras una supuesta aparición virginal. En 1600 se ratificó el valor del hallazgo y se produjeron movimientos de peregrinación hasta Granada mayores, incluso, a los que se registraban en Roma o en Santiago de Compostela. Tanto es así que en la zona donde posteriormente se levantó la Abadía se contabilizaban hasta 1.200 cruces de madera o piedra. Fue cuando el poeta Luis de Góngora y Argote, uno de los grandes escritores del Siglo de Oro, escribió aquel soneto que decía «en este monte de cruces coronado». Miguel de Cervantes, el autor del Quijote, también realizó alguna alusión al respecto.
Entre 1595 y 1599 aparecen en el mismo emplazamiento 223 láminas de plomo encuadernadas en 21 tomos.Los famosos libros plúmbeos que sincretizan la Iglesia Católica y el Islam –San Cecilio era de origen árabe, pero no profesaba el cristianismo–.No tardaron en levantarse sospechas por la epigrafías. Y finalmente Felipe II y el Papa dictaminaron que los libros eran heréticos, pero las reliquias verdaderas.
Lo primero que se hizo en 1598 fue la protección las cuevas, que realmente era hornos romanos, habilitados como lugares de oración. Después, en 1600, se erige al lado una capilla más grande. Y en 1602 se empieza una vivienda para veinte canónigos que se finaliza en 1614. En este intervalo está fechada la iglesia, 1610, que se hizo con un estilo pre barroco. Pedro de Castro, que había realizado inicialmente el encargo de la Abadía a Ambrosio Vico, decide acudir al jesuita Pedro Sánchez, involucrado con la edificación del Escorial, para plantear un enorme edificio de cinco claustros, pero todos los planes se van al traste cuando Pedro de Castro, que era el gran mecenas, fue trasladado a Sevilla en 1620.
A partir de ahí, se creó el colegio de Teología y Juristas, considerado una de las principales 'universidades privadas' del siglo XVIII –no tardó en ampliar sus enseñanzas a Derecho, Historia y Lenguas Orientales–. Ahí se formaron notables como el ministro Francisco Saavedra, cuyo retrato, realizado por Francisco de Goya, cuelga en el museo de la Abadía del Sacromonte.
Tesoros que convierten la Abadía en uno de los principales emblemas del patrimonio de Granada.Un emblema que, desde ya, luce con el lustre que nunca debió perder.
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