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Cientos de personas disfrutan de uno de los conciertos de la Noche en Blanco en Puerta Real

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Cientos de personas disfrutan de uno de los conciertos de la Noche en Blanco en Puerta Real RAMÓN L. PÉREZ

La noche que Granada brilló más que la Luna

Las 300 actividades de la Noche en Blanco atrajeron a tanta gente que hubo que cortar el centro

Jorge Pastor

Granada

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Domingo, 5 de mayo 2019, 00:57

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Cuando los más rezagados llegaban a casa después de una gloriosa noche de cruces, otra noche, la Noche en Blanco, ya empezaba a vivirse con intensidad en las calles de Granada, una ciudad que este fin de semana ha colgado el cartel de 'completo'. Y es que si el Día de la Cruz ya hubo un gentío, lo de ayer de la Noche en Blanco, con más de trescientas actividades programadas desde las diez de la mañana hasta la madrugada, ya fue el acabose. Después de esta prueba fuego, cuarenta y ocho horas ininterrumpidas con la capital hasta la bola, Granada está preparada ya para casi todo. Anoche había momentos en que, literalmente, no cabía ni un alfiler en espacios ya de por sí concurridos como la plaza de las Pasiegas, que desde las ocho de la tarde albergaron todo tipo de espectáculos. Toda la programación se distribuyó en unos sesenta espacios públicos y unos cuarenta establecimientos comerciales. En todos, por momentos, no cabía un alma. Tanto es así que hubo que cortar al tráfico calles principales como Reyes Católicos, Ángel Ganivet o Gran Vía.

El tiempo acompañó. A pesar de que los cielos amanecieron cubiertos, no llovió y la temperatura, veintidós grados a la sombra –por la tarde se agradeció la manga corta–, invitaba a calzarse zapatos cómodos y patearse Granada en compañía de amigos y familia. Se estima que hubo más de 200.000 personas deambularon de arriba para abajo por las calles de Granada.

Aunque por la mañana ya hubo meneo –visitas guiadas a monumentos, mercadillos artesanales y talleres básicamente–, el 'gong' inicial se escuchó a las 20.00 horas en el Mirador de San Nicolás. Allí, mientras que coreanos y japoneses 'luchaban' para abrirse un hueco y hacerse 'el selfie definitivo' –dícese del autorretrato con la Alhambra de fondo–, se escuchaba la Banda Municipal interpretando composiciones basadas en el Albaicín y la Alhambra. Una combinación, música, Alhambra y puesta de sol, que emocionó al respetable y que tuvo su momentazo cuando justo al alumbrarse el monumento, los músicos interpretaron la pieza 'La Alhambra iluminada' de Ángel Faus, el que fuera director de la Banda.

Albaicín eterno

Un arranque de lujo en el mismísimo corazón del Albaicín, el barrio morisco al que se ha dedicado esta sexta edición de la Noche en Blanco con motivo del veinticinco aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. Hubo de todo este sábado en el Albaicín. Cuatro recorridos temáticos para descubrir tesoros como los seis edificios que conforman la Dobla de Oro. Un recital de David Heredia 'el Marqués' en el Paseo de los Tristes. Conciertos didácticos en el Centro de Documentación Musical de Andalucía. Velada andalusí en Horno de Oro. Y sin lugar a dudas, uno de los espectáculos más singulares, 'Mawlid. Albaicín eterno'. El Corral del Carbón se llenó a las nueve de la noche para disfrutar de los versos de Ibn al Jatib interpretados con palos albaicineros. Sonada ovación para cada uno de los artistas participantes: Antonio Arias, Ramón Rodríguez, María Vallejo, David Ruiz, Curro Albaicín, Sergio 'el Colorao' y Álvaro Martinete.

El espectacular órgano de la iglesia de los Santos Justo y Pastor sonó ayer por la Noche en Blanco. PEPE MARÍN

El espectáculo del órgano de tubos en la igleia de los Santos Justo y Pastor

La iglesia de los Santos Justo y Pastor atesora un patrimonio espectacular. Como el espectacular órgano de tubos, fabricado en 1764 por Salvador Pabón y Valdés, que ayer sonó con motivo de la Noche en Blanco. Lo tocó el maestro Héctor Eliel en el marco de un concierto de música barroca a cargo del coro de la UGR, bajo la batuta de Jorge Rodríguez Morata, y con la intervención de la soprano Teresa Schiafino. El recital, titulado 'Un texto, dos músicas. Música en espejo', tuvo un repertorio compuesto, entre otras obras, por el 'Canticorum' de Haendel y el 'Ave Verum' de Mozart.

Aunque había humanidad por todas partes, los puntos más calientes de la Noche en Blanco fueron los cuatro espacios donde se instalaron los cuatro grandes escenarios, equipados con luz y sonido, donde se sucedieron las actuaciones desde las 20.00 horas. En las Pasiegas, donde todas las sillas estaban ocupadas una hora antes, hubo un encuentro de coros, una batucada y tres conciertos (Callejuela de la Luna, Sognare y Red Carpet). En la plaza del Carmen, también hasta la bandera –bueno, más bien habría que decir 'hasta el caballo'– actuaron los alumnos de los conservatorios profesionales de danza y música. Y en la explanada del Palacio de Congresos, rock and roll del bueno con Mojo, Dorian Gray y Mamá Baker.

Pero sin lugar a dudas, la animación y el ambiente festivo –por momentos parecía el Corpus– giró en torno a las actuaciones itinerantes. La charanga La Pepa 'lio la marimorena' en la plaza de la Trinidad, Mesones y Puerta Real. Fiestón cuando se lanzaron con el 'Bienvenidos' de Mike Ríos. Las asociaciones Graná Swing Fin y Granada Baila Swing Fin llevaron el ritmo a Campo Verde, Reyes Católicos, Zacatín y Bib Rambla. La batucada Sambiosis se recorrió todo el centro. Alegría por doquier entrada ya la noche. Una alegría y un bullicio que agradecieron los comercios, que también echaron el resto para la ocasión. Hubo mucha música en directo, pero también propuestas más originales como los 'escaparates vivos' con demostraciones de peluquería, uñas esculpidas y body paint para embarazadas. También algunos bares se vistieron de gala. Un poco de todo, desde acústicos hasta ópera.

Proyección de la ópera 'Gala' en plaza Nueva
Proyección de la ópera 'Gala' en plaza Nueva RAMÓN L. PÉREZ

Ópera como la que hubo en plaza Nueva, con la proyección en pantalla digital de gran formato de 'Gala' con Anja Harteros, Ekaterina Gubanova, Jonas Kaufmann y Bryn Terfel. Palabras mayores. Hubo deporte. Mucho deporte. La Fuente de las Granadas y la plaza del Humilladero fueron un hervidero desde las seis de la tarde. Se instalaron zonas para la práctica de deportes como el bádminton y el esgrima. Hubo exhibiciones de perros de la Unidad Canina de la Policía Local y de vehículos de bomberos. Hubo ciencia, orientada hacia la discapacidad, en el Cuarto Real de Santo Domingo. Hubo visitas guiadas a todos los monumentos, que abrieron más allá de su horario habitual. Una oportunidad única para conocer tesoros como la bóveda del Convento de la Merced, recientemente restaurada. O el Palacio de la Jarosa, que incluyó una deliciosa actuación del Quinteto de Vientos de la Orquesta de la UGR.

Fue la Noche en Blanco. La noche en que Granada brilló más que la Luna

Taller de olores en el Carmen de la Victoria. CLARA CEREZO

Albaicín, el barrio que huele a perfumes de azahar y jazmín

Los de Granada son primero de su barrio. Y después del Albaicín. El Albaicín de los callejones y el piso empedrado. El Albaicín de las casas moriscas y las fachadas blancas. El Albaicín de los huertos y jardines, el del verde y las flores. ¿A qué huele el Albaicín? Uno de los talleres programados ayer con motivo de la Noche en Blanco, dedicada en esta ocasión al Albaicín, trató precisamente sobre ello. Sobre esos aromas, impresos en la memoria de generaciones y generaciones de granadinos, que se inhalan por San Cristóbal, San Bartolomé, Aljibe de la Vieja, Cristo de las Azucenas… por cualquier calle albaicinera.

La actividad se desarrolló por la mañana en el Carmen de la Victoria. Y la encargada de dirigirla, con aforo completo, fue la conservadora del Herbario de la Universidad, Carmen Quesada. «Nos planteamos un acercamiento al mundo vegetal del Albaicín a partir del olfato», señalaba Carmen. Los participantes, en su mayoría familias, realizaron extracciones de fragancias y elaboraron bolsitas de lavanda como ambientadores de armarios y colonias sólidas (tipo barra) mezclando ceras, aceites y esencias de jazmín y azahar. Todas fragancias características del Albaicín.

Y es que en esta época primaveral el Albaicín es una auténtica explosión de perfumes naturales. A celindo, lilas, azahar, lavanda, tomillo… Pero también lo es el resto de estaciones del año. En invierno huele a ciprés y macasar. En verano a jazmín y galán de noche. En otoño a cítricos. Especies plantadas en jardines como el del Carmen de la Victoria, propiedad de la Universidad de Granada. Jardines que, a juicio de Carmen Quesada, «cada vez son más respetados y cuidados por los ciudadanos». Porque ahí crece la vida. Porque ahí residen los recuerdos.

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