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Dellafuente actuó en la Plaza de las Pasiegas junto a Raimundo Amador en 2019. FERMÍN RODRÍGUEZ
Fenómeno musical local

El misterio de Dellafuente, el artista granadino que vendió 22.000 entradas para el Palacio

Perfil ·

El cantante de Armilla hace historia en la música de Granada al vender en cuestión de minutos todos los billetes para tres noches esta semana sin campaña publicitaria ni más promoción que en las redes sociales, donde también permanece semiescondido sin apenas exposición pública

Lunes, 12 de diciembre 2022, 18:07

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Todos los seguidores de Dellafuente le apodan cariñosamente 'Chino', como aún es conocido por los amigos con los que se crio en el barrio Corea de Armilla, pero muy pocos saben que su nombre real es Pablo. El granadino es responsable de una particular fusión de géneros urbanos hijos del 'hip hop' y flamenco, entre otros muchos estilos, que arrasa con el apoyo ineludible de la herramienta de producción 'autotune' para distorsionar su voz. El artista que nunca en su vida «había pensado en ser cantante», como admite en 'Dile', ha hecho historia en la música de Granada a sus 30 años recién cumplidos al agotar en cuestión de minutos 22.000 entradas para sus tres conciertos consecutivos en el Palacio de los Deportes, que lucirá lleno del jueves al sábado a partir de las 21.30 horas cada velada.

Este hito sin precedentes logrado a golpe de 'tweet' sin más promoción que en las propias redes sociales del artista. Probablemente sea el misterio que rodea a este granadino, que reniega de cualquier campaña publicitaria y no concede entrevistas, lo que explique tanta expectación tras tres años sin ofrecer un espectáculo propio, ni fuera ni en su ciudad. Según los datos del portal responsable de la venta de entradas, a sus tres conciertos en Granada acudirán seguidores de toda Andalucía pero también desde puntos más distantes como Barcelona, Baleares o Tenerife, con rangos de edades entre 18 y 25 años de manera predominante. «Traemos un espectáculo 50 veces superior a lo que pretendía y por primera vez en mi carrera siento que quiero subirme al escenario», avanza el cantante.

La respuesta del público ante su vuelta sitúa a Dellafuente en otro nivel, más propio de una liga musical a la que pertenecerían entre otros la banda británica Coldplay si se atiende al reverso de la reventa. Las redes sociales se cargaron de ofrecimientos de entradas por incluso 300 euros –mutiplicando la horquilla oficial entre los 30 y los 60 euros– y sus correspondientes denuncias públicas en paralelo, al punto de que el propio Dellafuente quiso intervenir: «No compréis reventa, seguramente esas entradas sean falsas. 2023 está ahí. Hagamos viable el Stadium Tour». Un guiño para calmar a las masas desvelando su intención de seguir girando.

Las restricciones por la pandemia invitaron a Dellafuente a recogerse en la intimidad de su familia y las composiciones de estudio, donde realmente es feliz, sin apenas exposición pública. Así, desde la irrupción del coronavirus ha parido tres trabajos: 'Descanso en Poder' (2020), 'Milagro' (2021) y 'Tanteo' (2022), liberado el pasado 30 de junio y al que ya han seguido dos sencillos más y una colaboración.

REVOLUCIÓN

Sin más promoción que a través de las redes sociales, bate el hito que ya marcase semanas atrás su amigo Maka

La primera vez que Pablo entró a un estudio, cuando aún no era Dellafuente, fue en 2011. Aprovechó una promoción de la tienda de ropa Dr. Fli, habitual de aficionados a la música rap y situada en la calle Moral de la Magdalena céntrica en Granada, para grabar una canción en el estudio que el negocio alberga en su interior. Sorprendió porque, aunque se apreciaba su conocimiento del rap, allí se presentó junto a dos guitarristas y un cajón flamenco. Ya entonces tenía en su corazón, más que en su mente, la fusión que luego apadrinaría entre los géneros que más escuchaba como adolescente: flamenco, rap y reguetón. La banda sonora de un niño de la calle.

Orígenes humildes

De orígenes humildes y criado en un barrio obrero, este granadino empezó a confeccionar canciones desde su 'amateurismo', como un aficionado sin más expectativas (apasionado del fútbol, llegó a dedicar canciones a jugadores del Granada como Odion Ighalo y Yacine Brahimi), y pronto empezó a codearse con otros artistas musicales de la ciudad con más bagaje, como Maka, natural de Almanjáyar, que le hicieron crecer a un ritmo meteórico mientras protegía su identidad equipándose con gorras y gafas de sol. Conforme fue siendo consciente de la envergadura que empezaba a tomar su figura, cada vez con más oyentes, los tonos de las canciones de Dellafuente viraron de la mera diversión que no obstante mantuvo hacia la sensibilidad por los más desfavorecidos con auténticos himnos hacia las clases humildes como 'La vida es' sin dejar a un lado su luego predominante vena sentimental, autor de personalísimas canciones de amor hacia quienes le rodean.

FERMÍN RODRÍGUEZ

La publicación de los álbumes 'Azulejos de Corales' (2015) y 'Ansia Viva' (2016) y la gira 'Quejíos y autotune' junto a Maka y toda una retahíla de sencillos que golpearon el panorama a modo de 'hits' con cuidados vídeos de estilo cinematográfico permitieron al granadino consolidarse en la escena urbana que en los últimos años ha asaltado las plataformas digitales y como consecuencia las radios por pura obediencia al consumidor. Dellafuente forjó una particular alianza con C. Tangana por pura admiración personal de 'El Madrileño' cuando aún no era una estrella y entre ambos parieron desde la amistad las canciones 'Guerrera' y 'París'.

Lejos de los trapicheos

Pablo encontró con Dellafuente una vía para ganarse la vida a través de la música, lejos de los trapicheos de la calle a los que parecía condenado, pero nunca le gustó nada de lo que acarreaba la fama. Dejó de conceder entrevistas («to' lo que es relevante ya lo digo en las canciones», cantó para justificarlo) y apenas mantiene actividad en sus redes sociales más allá de la difusión de su obra. A su vez, el éxito le abrió nuevas posibilidades para contratar músicos que admiraba, y de esa inquietud surgió una reciente colaboración con la Orquesta Ciudad de Granada.

En los últimos años, el granadino jugó con la idea de «matar a Dellafuente». Harto de verse encuadrado dentro de una determinada escena musical en la que no se sentía representado, tramó un giro en su carrera con el proyecto paralelo de rock épico andaluz 'Taifa Yallah' con una primera referencia editada bajo su propio sello, 'Santa Catalina'. «¿Le doy a la gente lo que quiere o tiro para otro lado?», se planteaba Dellafuente en el documental 'Mil futuros' de Red Bull, en el que se abre como nunca antes en su camino a colaborar junto a su admirado Raimundo Amador y tocar con él en la Plaza de las Pasiegas en 2019, un concierto para el que agotó dos mil invitaciones gratuitas en dos minutos.

El 'fenómeno Dellafuente' no se ha diluido en los tres años sin conciertos, y la euforia por su regreso demuestra que las nuevas generaciones de aficionados a la música siguen valorando su puesta en escena en directo. En el caso concreto de este granadino de Armilla, además, la fidelidad al artista se convierte casi que en un vínculo tan estrecho como el que se mantiene con un equipo de fútbol, como materializó con el diseño de prendas bajo la marca 'Dellafuente FC'. Pablo ya juega en pabellones y estadios.

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El misterio de Dellafuente, el artista granadino que vendió 22.000 entradas para el Palacio