Monologuistas granadinos en la 'tercera fase'

La película 'No mires arriba', uno de los grandes estrenos de la temporada en Netflix, cuenta la historia de un cometa que amenaza con destruir la Tierra e ironiza sobre la indiferencia con la que afrontan el 'problemilla' los medios de comunicación y el Gobierno de los EstadosUnidos. Más preocupados por la fatuidad y por el 'yo mismo'. La trama de una súper producción de Hollywood que podría ser perfectamente, sin salvar ninguna distancia, la trama de alguno de los ocurrentes monólogos con los que llenan salas de espectáculos un muchacho y dos muchachas que se llaman Manuel González, Sara Cazzoli y AliciaPelegrina.Los tres pertenecientes al Instituto de Astrofísica de Andalucía y los tres investigadores que se suben a los escenarios para explicar, con humor y rigor, todo lo que descubren mirando por los telescopios. La ciencia como espectáculo. El espectáculo como ciencia. ¿Quién dijo que el aceite y el agua no pueden mezclarse?

'No mires arriba', con un reparto de lujo encabezado por Leonardo Dicaprio, Ariadna Grande y Meryl Streep, ha generado críticas y alabanzas casi por igual. Pero también ha sido un gran pretexto para alzar la vista y dejarnos hipnotizar por la belleza gratuita del universo y por todas esas incógnitas que seres humanos como Manuel, Sara y Alicia, con carreras brillantísimas y afán por divulgar, se empeñan en despejar.

Manuel González, Manu para los amigos, es doctor en Astrofísica por la Universidad de París XI e inventor de la 'astrocopla', una ciencia que mezcla copla y astronomía. También ha dirigido el documental 'El enigma Agustina' y es autor de la obra teatral 'Prismas'. «En realidad, los monólogos están muy ensayados, al igual que cualquier otro espectáculo», dice. «En mi caso –agrega– paso mucho tiempo documentándome para asegurarme de que el contenido científico es claro». «Después hay que escribir un guion, repetirlo muchas veces para dominar el texto y tener todo bajo control, y hacerlo delante del público todas las veces que sea posible».Manuel ha actuado en prisiones, centros culturales, institutos, grandes y pequeños teatros... «una vez que estás en el escenario es cuando surge la magia». «Después de haberlo preparado a conciencia, uno se puede permitir ser espontáneo e improvisar».

Manuel comenzó en este 'mundillo' en 2015, tras presentarse a un concurso organizado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. «Lo que yo quería era transmitir la pasión por lo que investigaba:mi tema era árido y me di cuenta de que con los monólogos llegaba muy bien a la gente», dice Manuel, quien reconoce que también le gusta estar pegado a la actualidad.

Manuel confiesa que «el universo fascina por la belleza de las imágenes que nos llegan a través de los telescopios profesionales y por esa inmensidad que hace que nos hagamos preguntas fundamentales.Hay demanda de información en este campo». «No olvidemos –añade– que en España y Andalucía hay centros punteros y magníficas instalaciones».

Sara Cazzoli es licenciada por la Universidad de Bolonia y doctora en Astrofísica por la Universidad Autónoma de Madrid. Su línea de investigación es la evolución de las galaxias, con un enfoque especial hacia las que están activas. Se dedica desde 2016 a la labor de divulgación y promoción de la relevancia de las mujeres en la ciencia. «Participé en el concurso FameLab por casualidad, no conocía mucho del concurso, pero mis compañeros del Instituto de Astrofísica que participaron me dijeron que la experiencia les fue muy bien y me animaron», explica Cazzoli en perfecto castellano con acento italiano. «Preparé varios monólogos para elegir el más apropiado para el FameLab;fue un tiempo bien invertido porque algunos de ellos fueron la semilla de charlas exitosas».

Según Cazzoli, «el monólogo es un recurso educativo óptimo, aunque no resulta sencillo estar frente a los espectadores sin decorados ni compañeros». «Impone mucho, pero hay que tener muy claro que los que están viéndote y escuchándote no son enemigos;tienes que ganártelos, hay que seducirlos», comenta. «Es importante imaginar a la audiencia desde el momento en que estás redactando el texto para conectar con ella, involucrarla y hacer que se identifiquen con las bromas».

Para lograr esa conexión se requiere, bajo su punto de vista, abordar asuntos actuales o cercanos a la vida cotidiana, «y eso no siempre es fácil». Hay más 'ingredientes': ser empático, emplear un humor repleto de inteligencia e ironía y buscar ese 'click' que divierta, incomode y haga pensar. Habida cuenta de la brevedad del formato, hay que atinar en la eficacia de las palabras y el ritmo.

¿Cómo se ve el firmamento desde Granada? «A bote pronto –dice Cazzoli– mal por la contaminación lumínica;sin embargo a las afueras hay lugares privilegiados que cuentan con la mayoría de requisitos para disfrutar de una magnífica experiencia de observación». «El universo está muy bien explorado desde el Instituto de Astrofísica porque se cubren todas las grandes áreas temáticas, además de contar con un departamento para el desarrollo de la instrumentación para telescopios y vehículos espaciales», apunta Cazzoli, quien recuerda aquel adagio de Giacomo Leopardi que decía«desde que la tierra tuvo seres humanos, el universo tuvo admiradores».

Alicia Pelegrina es doctora en Ciencias Ambientales por la Universidad de Granada y experta en gestión de proyectos internacionales relacionados con la innovación. «A través de la divulgación científica, trato de llamar la atención de nuestra sociedad sobre la importancia de mantener nuestros cielos oscuros», afirma Alicia, que también se estrenó en el FameLab (2020). Desde entonces, Alicia ha seguido paseando la historia de sus luciérnagas en diversos ámbitos como la Feria del Libro de Granada, la Noche Europea de los Investigadores o la Semana de la Ciencia de la Universidad Politécnica de Valencia.

Pelegrina considera que «el monólogo es una herramienta fresca y divertida para aproximar la ciencia a la sociedad». «Es una combinación perfecta –subraya– en momentos como los que estamos viviendo, en los que la risa y el humor han quedado desplazados por la confrontación y la crispación». «No nos tomemos todo tan en serio ¡sonriamos más!», exclama. «El lenguaje científico es muy formal y muy apropiado para eventos como congresos profesionales, pero no en el ámbito de los monólogos», manifiesta. «Ahí está el gran reto del monologuista, en transformar ese discurso a lo cotidiano, sin perder objetividad y precisión».

«Desde los tiempos más remotos –reflexiona Alicia Pelegrina– las mujeres y los hombres hemos mirado hacia arriba llenos de curiosidad y de preguntas por resolver». Y es que estamos hablando de una importantísimo fuente de conocimiento. «Pensemos, por ejemplo, en el papel fundamental que tuvo para el desarrollo de la navegación por mar o para marcar el inicio de la siembra en las sociedades agrícolas».

Ser conscientes de que formamos parte de esa grandiosidad, nos puede ayudar, según Alicia, a relativizar lo que nos pasa y afrontar la vidadesde una óptica más sencilla. «Recuerdo que en una de esas épocas en que se acumulan los traspiés, solía tumbarme, cerrar los ojos y comenzar un viaje imaginario en el que iba dejando atrás mi casa, mi ciudad, mi país, mi planeta... y afrontar esos traspiés desde la perspectiva de quien es consciente de que, al fin y al cabo, nuestro hogar es una pequeña motita de polvo en la inmensidad del cosmos».

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