Patrimonio
La mesa de dibujo donde se salvó la AlhambraEl Patronato celebra el centenario de la toma de posesión de Torres Balbás con una exposición y el descubrimiento de una placa en la Casa del Arquitecto
El 20 de marzo de 1923, hace cien años y dos días, se publicaba una real orden que iba a cambiar la historia de la Alhambra, que en ese momento de la Historia era más una ruina que un monumento. Ese día, el último del invierno de 1923, Leopoldo Torres Balbás fue nombrado arquitecto conservador de la Alhambra, una responsabilidad que asumió durante trece años –hasta el 18 de agosto de 1936–. Trece años en lo que este señor, don Leopoldo, laboraba de sol a sombra en su despacho situado en la Casa del Arquitecto –hoy destinado a servicios varios– desde cuya ventana divisaba el Palacio de Carlos V. En ese estudio había todo lo que un arquitecto necesita para desarrollar su faena. Entre otros enseres, una mesa de dibujo sobre la que Torres Balbás desplegaba sus planos y hacía sus cuentas con la regla de cálculos.
Pues bien, las personas que visiten la Alhambra en los próximos días pueden ver una pequeña exposición sobre la figura de Torres Balbás cuyo principal reclamo es, precisamente, ese escritorio donde pergeñó proyectos tan importantes como la rehabilitación del emblemático Patio de los Leones o la reestructuración de los Jardines del Partal.
El Patronato de la Alhambra y el Generalife rindió este martes un precioso tributo a Torres Balbás con motivo del centenario de su llegada a Granada. Los aposentos del emperador Carlos V se abrieron para que el actual secretario general de la Alhambra, José Miguel Casasola, hiciera la relectura del acta de aceptación del cargo por Torres Balbás. También hubo el descubrimiento de una placa en la Casa del Arquitecto y la celebración de unas jornadas técnicas.
«Esto no es más que el inicio de un amplio programa de actividades que se desarrollará a lo largo de todo el año», comentó la directora del Patronato, Rocío Díaz. «La Alhambra –dijo– le debe mucho o todo a Torres Balbás, el padre de la restauración moderna».
«Mi abuelo era un enamorado de su trabajo que vivía por y para la Alhambra», dicen los nietos de Torres Balbás
Una jornada que también tuvo su punto importante de emotividad. Y es que, con motivo del homenaje, se desplazaron hasta Granada Rafael y Miriam Torres Brinkmann, nietos de Torres Balbás. «Nos parece maravilloso todo lo que se está haciendo para reconocer la labor que desempeñó mi abuelo en la Alhambra y en Granada», comentó Rafael, quien habló de Leopoldo como «una persona enamorada de su trabajo que vivía por y para la Alhambra». «Nos contaba mi padre, Rafael Torres Rodríguez, que era tal la entrega de Leopoldo Torres Balbás a sus cometidos que en su hogar no había ni radio ni nada que lo distrajera», explica Miriam.
Los hermanos también subrayaron todas las investigaciones que se están llevando a cabo sobre TorresBalbás y sus aportaciones a la Alhambra y la arquitectura en las últimas décadas. Unas investigaciones que se intensificaron a raíz de la donación de veintiocho cajas donadas por la familia a la Alhambra, una documentación que Torres Balbás guardaba en su domicilio en Castellón. Los estudios están profundizando en el conocimiento del propio Torres Balbás como persona, a partir de la abundante correspondencia que había en ese legado, pero también como profesional que mantenía relación e intercambio de ideas con colegas de países como Italia.
Pionero
Carlos Vílchez, comisario y coordinador de la muestra sobre Torres Balbás, comentó que Leopoldo fue un pionero en la aplicación de técnicas como la colocación de una viga metálica para mantener el techo de la torre de Comares, mimetizándola con el entorno, «pero también en el uso de materiales modernos como el hormigón armado en sitios que no eran visibles».
Todo planificado en la Casa del Arquitecto, donde Torres Balbás despachaba habitualmente con el delineante Manuel López Bueno y el administrador de la Alhambra, Joaquín Torrente. Carlos Vílchez también destacó el trato cordial que siempre existió entre TorresBalbás y su sucesorPrieto Moreno, «su discípulo». Leopoldo Torres Balbás mantuvo sus responsabilidades en la Alhambra hasta que fue destituido en agosto de 1936 por el gobernador civil tras el estallido de la Guerra.
Con motivo de estos cien años de Torres Balbás, el Patronato ha reeditado el número de septiembre de 1923 de la revista Eurismo –costaba cincuenta céntimos– cuyo contenido estrella era una entrevista donde Torres Balbás desgranaba sus planes para la Alhambra.Respecto al Palacio de Carlos V, por ejemplo, dijo: «Procuraré dar comienzo a las obras necesarias para cubrirle de aguas, con la escasa consignación que hay, sin que por el momento pueda precisar por dónde he de inciarlas». «Pero lo que desde luego suspendo definitivamente –añadió– son las reformas que se venían haciendo porque todo ello es inútil dado que mientras el Palacio esté descubierto, todo vuelve a deteriorarse por la acción del aire y la lluvia».
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