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La habitación está en la planta de arriba, iluminada por dos balcones enfrentados entre los que discurre el tiempo, como en la Tardis del Doctor Who. Al entrar, el visitante parece un gigante invadiendo la Liliput de Gulliver, con miles y miles de ojos observando por todas partes, repartidos por las largas estanterías que crecen ordenadamente por las paredes. Alejandro se acerca sonriente a uno de los estantes y agarra dos figuras con la sutileza de Indiana Jones en el Arca Perdida. No cae ninguna piedra rodante del techo, pero sus palabras arrastran una nostalgia arrolladora: «Todo niño de los 80 debería tener un He-Man y un Skeletor –dice, mirando los juguetes–. Porque esta es la forma de volver a la niñez».
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Alejandro Vergara (Granada, 1977) es fotógrafo en uno de los estudios más castizos de la ciudad: Goyo Fotógrafos. Pero también es el mayor coleccionista de Masters del Universo de Granada con... «¿Quinientas? ¿Setecientas? Ay, no lo sé con seguridad, la verdad. En esta habitación no están todas, ten en cuenta que tengo muchas cajas sin abrir». Una habitación que es, sin duda, un auténtico museo del juguete. «La única forma de venir a visitar el museo es trayendo una figura que haya pertenecido a un niño de los 80», guiña Vergara.
Para los que no fueron niños en los 80 –o no lo recuerdan–, Masters del Universo era la serie de dibujos animados por antonomasia. El príncipe Adam se transformaba en He-Man, el héroe de Eternia, para luchar contra Skeletor y las hordas del mal. «¡Por el poder de Grayskull! ¡Yo tengo el poder!», exclamaba He-Man al levantar su espada, con aquella música inolvidable. «Cuando yo cojo una figura de Masters del Universo me sabe al pan con Nocilla de la merienda –recuerda Vergara–. Es algo muy poderoso, un viaje en el tiempo. Así fue como me dije a mí mismo ¿por qué no vuelvo a recuperar los juguetes de mi infancia?».
En casa de Alejandro Vergara siempre han sido muy coleccionistas. Su hermano, de los comics de Marvel, y su padre, de pintura granadina. «Son distintas formas de arte, a mi entender», afirma. Aunque en realidad, la fiebre por coleccionar figuras de los 80 empezó en la pandemia. «Llegó a mis manos un He-Man clásico y la sensación fue muy potente: volví a mi niñez». A partir de ahí empezó una labor de cazarrecompensas por todo el mundo en busca y captura de las figuras de Masters del Universo. Pero, claro, ya que estaba... ¿por qué no añadir otras colecciones? Así nació Jagertoy, una empresa online especializada en compra-venta de figuras clásicas. «Y ahora es mi gran pasión».
En la habitación-museo de Alejandro Vergara no solo hay figuras: es un auténtico viaje en el tiempo. Sí, de He-Man y sus amigos está prácticamente todo y, a veces, duplicado. Hay incluso distintas versiones de un mismo personaje: «¿Sabes cuántas versiones de He-Man hay? El de India, el de Taiwán, el de Francia, el de Brasil, el de México... y todos distintos». Y hay infinidad de curiosidades: figuras que salieron con colores o piezas distintas, la mayoría de las veces por errores en la cadena de montaje, que hoy multiplican su valor por ser más difíciles de conseguir. Hablamos de precios que pueden oscilar de los 10 a los 200 euros.
También están los castillos, los vehículos o los botes de champú de Masters del Universo. O las cintas de videojuegos para Amstrad, vinilos con historias narradas, comics, las cajas originales... la lista es eterna. «Como te decía, ya que empecé con He-Man, me dije una frase muy granadina: pues ya que estamos... y así me acerqué a otras colecciones muy emocionantes para mí».
Si son niños de los 80, en la habitación de Vergara seguro que encuentran algo que les remueva por dentro:las Tortugas Ninja, Battle Beast, Bravestarr, Pressing Catch, G. I. Joe, Madelman 2050, Terminator 2, Street Shark, Motorratones de Marte, Pequeños Guerreros, Star Wars, Thundercats, Secret Wars de Marvel, Super Powers de DC, Ulises 31, Alf, Macario, Mazinger Z... O el Cinexin, el álbum de cromos de caricaturas, un teclado Casio, juegos de mesa de MB y aquel Mercedes 4x4 radiocontrol que, por lo que sea, tuvimos en todas las casas de Granada. Entre tantas y tantas otras cosas. «¡Tesoros!».
«Un momento, que hay otras cosas», advierte Alejandro. Al instante, regresa a la habitación con una carpeta A1. En su interior hay primeros números de comics de Masters del Universo, pero también de Superman o Star Wars. «Y mi favorito, para mí el mejor dibujante de todos los tiempos: Vázquez». No solo hay tebeos de Zipi y Zape o Mortadelo, también hay dibujos originales del genial artista madrileño. Entre los papeles aparecen storyboards y fotogramas de animación originales de series como 'Bravestarr' o 'Los Simpsons'. «Pero la joya de la corona es este libro –Alejandro rescata un enorme tomo rojo–. Es una versión en cómic de 'El Quijote' que teníamos en muchas casas, en seis tomos. Pues este es el original».
Todo –o casi todo– lo que llega a la colección de Alejandro Vergara viene en lotes. «La gente saca a la venta paquetes de juguetes y no saben ni lo que tienen. Yo los compro y, de vez en cuando, aparecen maravillas como el Skeletor de los ojos de fuego, que es una rareza muy valiosa». El fotógrafo recorre la habitación con la mirada y resopla orgulloso. «Muy pocos consiguieron conservar sus juguetes de la infancia. Al final, pasa el tiempo y todo queda atrás... Pero te aseguro que hay algo en estos trozos de plástico que te reconecta con tu niño interior. Y todos los niños de los 80 deberíamos tener nuestro He-Man y nuestro Skeletor».
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