Manuel Bello, el fotógrafo poeta de Granada
Condes de Gabia acoge una selección de cien obras de un creador tan relevante como desconocido en la escena artística granadina de finales del siglo XX
En la historia del arte siempre se asoció lo enfocado con lo objetivo y lo desenfocado con lo subjetivo. Un perro enfocado es un animal bello, noble y leal. Un perro pretendidamente desenfocado puede ser poesía... y mucho más. Esta es la historia de Manuel Bello, uno de los mejores fotógrafos de Granada y también uno de los más desconocidos. Manuel (Guadix, 1957-Granada, 2009) fue un tipo discreto, pero su forma de mirar nunca pasó inadvertida para los iniciados en el maravilloso arte de la fotografía.
Ahora esa misma Granada le rinde un merecidísimo tributo con una exposición antológica en el Palacio de Condes de Gabia que reúne por primera vez un centenar de obras del artista accitano. La muestra, promovida por la delegación de Cultura de la Diputación de Granada que se podrá ver hasta el 22 de septiembre, se titula 'El pájaro azul', en referencia al poema de Charles Bukowsi con el que Bello acabó su libro 'No hay camino al paraíso'.
El coche con las luces encendidas que atraviesa una senda de álamos evanescentes, la decadencia de una casa deshabitada en las afueras con los fogonazos de la ciudad al fondo, las evocaciones de un cementerio abandonado, las cuevas de Guadix, los restos de la cena, la ventana desde la cama... momentos que son versos y versos que son momentos. Visiones de la realidad de un retratista de culto. De un soñador dotado de la rara habilidad de contar lo que 'no sucede'. 'El pájaro azul' es un fascinante viaje onírico en blanco y negro.
Los que se acerquen hasta Condes de Gabia, en la plaza de los Girones, observarán un centenar de imágenes recopiladas de diferentes colecciones. Imágenes positivadas en gelatina de plata sobre papel baritado, cibachromes o impresas sobre papeles de algodón... copias realizadas por el autor –la gran mayoría, firmadas– a las que hay que sumar quince diapositivas inéditas. La selección refleja el corazón poético de Bello en su etapa más distintiva. Después de su época como fotoperiodista en Jaén y antes de su dedicación al diseño, el interiorismo y el vídeo. Fotos que muestran el trabajo de Manuel Bello en clave personal más que profesional. La organización en la sala no se estructura a modo de secuencia cronológica. No hay fechas básicamente porque el autor, con visión atemporal, nunca databa los mundos que capturaba con su cámara.
También se presta atención a la labor de Bello como realizador de videoclips con la proyección de tres grabaciones de su hija Lara y la reproducción del material que formó parte de dos proyectos inéditos inacabados.
Por último, en una estancia separada se exhibe una interesante colección de fotografías de Bernard Plossu por primera vez en Granada, prestadas excepcionalmente en señal de reconocimiento a quien el propio Plossu definió como «uno de los mejores fotógrafos poetas de España». Aunque no llegaron a conocerse, ambos estaban unidos por una admiración mutua y un hermanamiento espiritual que ahora convergen en los Condes de Gabia.
El comisario de 'Pájaro azul', Rafael Doctor, se pregunta «¿qué hay en Manuel Bello que lo hace diferente, tan atractivo para los ojos contemporáneos?». El propio Doctor ensaya una contestación en el monográfico dedicado a Bello, coeditado con La Fábrica en su edición PhotoBolsillo. «Me cuesta definir qué es lo que Bello ofrece. Son atmósferas que provocan, escenas o cosas que no intentan contar, sino sugerir. Casi nada se constriñe a un título, una fecha o un lugar». «Es un trabajo que habita en lo atemporal. No son instantáneas de nada, o no pretenden serlo. Es como si se tratase de evanescencias o efluvios a través de los cuales desarrollamos nuestra vida; o como si nos quisiera poner de manifiesto que, más allá de la evidencia de lo absoluto de la visión, existiese un umbral diferente, un estadio paralelo en el que todo es más bello e impreciso», comenta Doctor.
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