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Munir Hachemi, en la Plaza de la Hípica, en el Zaidín. IVÁN LUQUE
Munir Hachemi, un Granta en Granada: «Somos los hijos de la generación que lo tuvo todo y sin embargo nos vamos a trabajar fuera»

Munir Hachemi: «Somos los hijos de la generación que lo tuvo todo y sin embargo nos vamos a trabajar fuera»

Vive en Granada, ha currado «de todo» y es uno de los 25 «mejores escritores» en español menores de 35 años seleccionados por Granta

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Domingo, 18 de abril 2021

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Munir Hachemi (Madrid, 1989) cruza los brazos frente a un edificio que va a despegar. Camina por la Plaza de la Hípica sin traje espacial, como el que recorre el pasillo de casa a por un café. Aterrizó en Granada hace siete años y se fue quedando hasta quedarse, hipnotizado por el aleph borgiano que embruja la ciudad. El acento es de capital, pero la voz es del mundo: la revista Granta le considera uno de los 25 mejores escritores en español menores de 35 años. Ha sido camarero, profesor particular, diseñador web, informático y, un verano, al terminar Filología Hispánica, se fue con tres amigos a hacer la vendimia a Francia y terminó en un matadero donde perdió un trozo de su nombre entre estiércol, barro y plumas. Aquella experiencia puebla 'Cosas vivas' (Editorial Periférica, 2018), una novela sobre «el largo camino de la clase media hacia la clase media».

Sentado en la terraza del bar La gracia de Dios, pide un poleo menta y confiesa que ha visto tres veces 'Raised By Wolves', una serie en la que dos androides, Padre y Madre, crean una comunidad humana en un planeta remoto para huir de la guerra entre ateos y creyentes que destruyó La Tierra.

Veo que te gusta la serie.

–Sí, sí. De hecho la hice yo, por eso me cogieron en Granta [ríe]. No, ojalá. De hecho, lo que estoy escribiendo ahora tiene algo que ver con la serie, es sobre la colonización de un planeta pero me lo llevo todo a hablar de las relaciones sociales. La premisa es que, durante un viaje interplanetario largo, todos los contratos sociales empiezan a desintegrarse. Los tripulantes debaten para construir una sociedad igualitaria y sobre cómo un mundo ideal e inconcebible puede resultarnos terrorífico. Pero, en mi cabeza, todo tiene la estética de 'Raised By Wolves'. La novela abre con una cita de la serie: «No existe lo natural».

Si empezaras una civilización ¿cómo lo harías?

–Resetear una civilización no garantiza que nos lleve a algo distinto y una prohibición tampoco tiene que ser duradera... Creo que es mejor construir una civilización desde lo que tenemos ahora que empezar desde cero.

¿Sería la educación clave, como en la serie?

–No sé qué educación sería la que construyese una sociedad más justa, pero estoy seguro de que la educación es clave. La serie tiene una premisa rara e incluso conservadora, que literariamente da mucho juego: la tendencia consustancial al ser humano de buscar algo más allá. El niño, Campion, aunque le dan una educación atea, desarrolla su idea de Dios. Yo no creo que sea así.

«Mi madre es creyente y mi padre es radicalmente ateo. Mi padre proviene de Argelia, un país donde el islam es la religión mayoritaria»

Munir, en la Plaza de la Hípica.
Munir, en la Plaza de la Hípica. I. L.

¿Crees en Dios?

–No, de hecho yo recibí una educación bipolar. Mi madre es creyente y mi padre es radicalmente ateo. Mi padre no me inculcó una fe, sino que además me insistió en que todas eran falsas. Mi padre proviene de Argelia, un país donde el islam es la religión mayoritaria. Tuve ese choque.

Eres un niño como los de la serie, en mitad de una guerra entre la religión y la ciencia.

–Bueno, ellos nunca se pelearon. Aunque mi madre me bautizó en secreto... [ríe] Ideológicamente estoy con mi padre, pero no siento su rabia contra la religión, que supongo que a él le habrá arruinado la infancia y la adolescencia y es algo que puedo entender.

¿Te irías a otro planeta?

–Con un buen proyecto, creo que sí. Como esas comunidades autogestionadas, que me interesan mucho. Aunque si te vas a un pueblo perdido de Huesca, ya te has ido a otro planeta prácticamente.

O a Francia, como hiciste tú.

–Sí, sí. Cuando vamos a otro planeta nos llevamos una mochila que no vemos en la que van tus padres, tus profesores, tus jefes, la publicidad... va todo. Al final, vayas donde vayas, nunca vas realmente de cero.

«En Granada desde luego los trabajos basura están a la orden del día»

IVÁN LUQUE

En 'Cosas Vivas' cuentas que, al terminar la carrera, los jóvenes se van a Londres a poner cafés o a Francia a la vendimia. Yo elegí Londres.

–¿Sí? No sé cómo lo verás tú, pero cuando escribí el libro pensaba que el dinero era la excusa, un pretexto para tener la experiencia. Ahora no lo tengo tan claro. Ahora creo que más bien veíamos la hostia que nos venía. Hasta hace muy poco he estado trabajando de lo que encontraba y no tengo ninguna de esas garantías que se suponía que iba a tener. Igual me fui a la vendimia porque veía que el nivel de vida de esta generación iba a ser este. Somos los hijos de la generación que tuvo casi todo, hijos de la generación del funcionariado y la estabilidad, y sin embargo nos vamos a trabajar fuera.

Hace poco, un amigo me contó que se iba de Madrid porque estaba harto de trabajos basura, de no poder formar una familia, comprar una casa, un coche...

–Bueno, en Granada desde luego los trabajos basura están a la orden del día. En todos los años que llevo aquí no sé si he tenido un trabajo digno y bien pagado... y he trabajado de un montón de cosas. Pero al menos aquí todo es más barato que en Madrid. En la profesión literaria pasa mucho esto, lo de las colaboraciones gratuitas. Si te vas a la otra vertiente en la que he estado, en el sector académico... Mira, de hecho, sí he tenido un trabajo digno, fue en la UGR con un contrato europeo. Bueno, decía que en lo académico alucino, porque está súper normalizado que escribas 'papers' y no los cobres, incluso tienes que pagar por publicarlo. Un 'paper' bien hecho conlleva un esfuerzo brutal y en el sistema literario pasa lo mismo. Tiene que ver con la juventud, se da por hecho que vas a hacer lo que te den. Yo he tenido la suerte de que me escojan en Granta, pero habrá gente que no y sentirá que necesita trabajar gratis para darse a conocer. Aprovecho para decirle a todos esos escritores, o sea, a los que eran como yo hace una semana, que eso no es así: primero hay que valorar nuestro trabajo para que se respete.

Ser uno de los 25 de Granta te da un altavoz. ¿Qué tienes que decirle al mundo?

–Para empezar, no creo que haya 25 buenos escritores en una misma generación. Si una generación en un idioma da cuatro o cinco escritores buenos, nos podemos dar con un canto en los dientes. Pero es una alegría, desde luego. ¿Me convierte en un altavoz? Pues a mi pesar, sí. No creo que los escritores tengamos algo más que decir que cualquiera. Si soy altavoz, lo máximo que puedo hacer es recomendar leer a gente que piensan cosas políticamente muy fuertes y lanzar mensajes en los que crea.

(Editorial Candaya publica Los mejores narradores en español 2, que recoge los 25 relatos o fragmentos de novela inéditos de los escritores seleccionados por Granta)

«Si hubiera tirado por lo que se me da bien en vez de por lo que me gusta sería informático»

IVÁN LUQUE

¿Por qué estás en Granada?

–Hace siete años, después de hacer la vendimia, tres amigos nos vinimos aquí. Estaba harto de Madrid y quería hacer un máster de Estudios Latinoamericanos en la UGR. Me vine para un año, pero Granada te atrapa mucho. La novela de Andrés Neuman, 'El viajero del siglo', la leo como una metáfora de cuánto atrapa Granada a la gente. En 2018 me fui a Madrid a trabajar de informático y me volví a los cuatro meses.

¿Informático?

–Es lo que se me da bien. Si hubiera tirado por lo que se me da bien en vez de por lo que me gusta sería informático. Soy totalmente autodidacta.

Otra guerra: vocación vs pasta.

–En Madrid tenía un buen trabajo con un buen sueldo. Ocho horas sentado en una oficina de la que no podía salir, con media hora para comer. Me dio un nivel de ansiedad que no había tenido en mi vida, solo por trabajar. No podía dormir. Seguro que alguien lo lee y dice que los chavales de ahora no aguantan... Pero yo he tenido trabajos duros, sin ir más lejos en el matadero. O detrás de una barra. Pues con lo de la oficina estuve a punto de depresión. Mandé el trabajo al carajo y me volví a Granada. Y ahora estoy entre el Zaidín y Pinos Genil.

«A mi padre le surgió la oportunidad de montar un restaurante en Pinos Genil, La Carretilla, y allí estamos»

I. L.

¿Pinos Genil?

–A raíz de venirme a Granada, mi padre empezó a visitarme. Le surgió la oportunidad de montar un restaurante en Pinos Genil, La Carretilla, y allí estamos.

¿Ahora te dedicas exclusivamente a la literatura?

–Ahora sí, aunque mi principal fuente de ingresos es la traducción literaria. Pero vamos, que en septiembre me voy a Pekín a trabajar de profesor, que eso sí que es otro planeta.

¿Pekín?

–Llevo estudiando chino unos años. Me gustaría leer y poder traducir del chino. Como acabo de terminar el doctorado, pedí trabajo en la Universidad de Pekín. Tienen un programa para extranjeros, de uno o dos años. Y esa es la idea. Espero poder estudiar chino y escribir mucho mientras doy clase de Literatura Hispanoamericana.

Tiene su poesía, lo de irse a China justo ahora.

–El ojo del huracán es el sitio más seguro [ríe].

«Siento que a los jóvenes en Granada se les ha engañado este año»

La pandemia. ¿Qué dirá la Historia de los jóvenes de Granada?

–Le doy la vuelta. Siento que a los jóvenes en Granada se les ha engañado este año. Se dijo que se iba a abrir la universidad y todo el mundo alquiló. Se puede llegar a pensar que a lo mejor lo que se quería era mantener activa la vida inmobiliaria y gastronómica y etcétera de la ciudad... Hay mucho rechazo a la gente joven, donde yo ya estoy dejando de estar, pero luego si no pagamos nosotros los alquileres no sé quién los va a pagar. No nos podemos quejar de que estén en los bares porque nosotros les hemos traído, si no estaría cada uno en sus pueblos de Córdoba, Jaén, Madrid o Girona...

–Parece que siempre hay bandos, como en 'Raised By Wolves'.

–Sí. En eso no hay duda:la serie la recomendamos los dos, periodista y escritor.

IVÁN LUQUE

«Si yo pudiera me dedicaría sólo a escribir cuentos de Borges»

–Eres un apasionado alumno de Jorge Luis Borges.

–Si yo pudiera me dedicaría sólo a escribir cuentos de Borges. Si tuviera ese talento, quiero decir. Cuando e siento a escribir siempre voy a intentar hacer un cuento de Borges, uno que no está escrito todavía. Tengo pasión absoluta por Borges, ojalá hubiera más cuentos suyos. Pero cuando me pongo a escribir siempre hay una mano que tira del boli porque yo no puedo escribir como Borges porque no soy Borges y, aunque pudiera, está tu tiempo y tus circunstancias que te llevan a escribir de una manera concreta y particular.

–«El cuento como forma de olvidar la muerte», dice uno de tus personajes.

–Narrar es algo que hacemos para no mirar directamente a la muerte, en su sentido más amplio, no solo dejar de vivir. Me parece una idea interesante para empezar a escribir. Es algo que tiene que ver con el cuerpo. El relato que está en Granta, 'Soporte Vital', va por ahí, es un relato sobre el cuerpo y se pregunta lo mismo que 'Cosas Vivas'. La vida está presente en ambos títulos.

–Sentir ganas de escribir, «la sensación más bonita». ¿Qué prefieres, escribir o haber escrito?

–Me gusta lo que pasa inmediatamente después de haber escrito. La euforia.

–En 'Cosas Vivas' hablas de Cristina Morales , granadina y también seleccionada por Granta entre «las mejores».

–Nos conocimos hace tiempo, porque la entrevisté. En ese momento había salido solo 'Los Combatientes', que me parece un artefacto explosivo que estalla en las manos y en el cerebro. Cristina ahora es súper conocida, nos escribimos, nos felicitamos, tenemos una de esas amistades de personas que se ven muy de vez en cuando. Es difícil verla. Supongo que como a mí ahora, que me voy a Pekín.

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