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José Luis Bimbela y Patricia Moreno abrazan sus libros. R. L. PÉREZ y A. AGUILAR

El día que decidí no matarme

José Luis Bimbela y Patricia Moreno ponen nombre a uno de los temas tabú por excelencia, el suicidio, al tiempo que arrojan luz y esperanza

José E. Cabrero

Granada

Sábado, 13 de febrero 2021, 01:10

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José Luis no se suicidaría mientras vivieran sus padres. «No lo entenderían, no quiero que sufran», pensó. Pero la decisión estaba tomada: iba a matarse. Era el año 2009 y estaba en la cresta de la ola. Conferencias, clases magistrales, libros... todo el mundo quería a José Luis Bimbela. Pero él sufría dolor. Dolor crónico. Físico y emocional. Un dolor que calaba en los huesos y no se iba a marchar nunca, al contrario que su pareja, que le acababa de dejar. Se quedó solo. Y solo tomó la decisión: no se suicidaría mientras vivieran sus padres.

La primera ola se llevó a su padre. Jordi Nadal, de Plataforma Editorial, llamó a José Luis para hacerle un encargo. «Sabía que trabajaba temas de suicidio en Salud Pública», recuerda Bimbela. Este catalán afincado en Granada desde hace 25 años es profesor en la Escuela Andaluza de Salud Pública, doctor en Psicología y máster en Drogodependencias por la Universidad de Barcelona. Autor de una decena de libros de autoayuda que conviven entre los más vendidos. Y referente absoluto en gestión emocional. «Jordi –sigue– me propuso escribir un libro que desculpabilizara a los familiares, a los que están alrededor de un suicidio, los supervivientes que llamamos, esa gente en la que aparece un sentimiento de culpa muy grande... Jordi no sabía nada de mi vivencia en 2009».

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Bimbela aceptó el encargo que terminaría convirtiéndose en el libro «más personal e íntimo» de su vida: 'Vosotros no tenéis la culpa' (Plataforma Editorial, 2021). «Empecé a escribirlo en plena pandemia, mi padre había muerto ya. Recordé que en 2009, cuando tomé la decisión, inicié una carta a mis padres para que no sintieran culpa. Les decía que me sentía querido, que había sido feliz, pero que estaba agotado». Nunca terminó aquella carta. A mitad de camino descubrió que iba a provocar «un dolor innecesario», así que optó por posponer el tema. «Mientras vivan no lo voy a hacer, me dije. Y fue una decisión sanadora porque empecé a buscar razones para sustentar esa elección, a centrarme en lo que sí tenía y no en lo que había perdido por el dolor».

En 2009 mejoró su alimentación, empezó a hacer ejercicio, cambió las preguntas que le llevaba a la depresión («¿por qué me pasa a mí?») por otras proactivas («¿para qué puedo usar esto?»), sintió cómo su trabajo le era útil a lectores y alumnos, y estudió sobre el suicidio. «Una investigación –subraya– que le dio sentido a mi vida». Bimbela quitó protagonismo al dolor para convertirlo en un personaje secundario de su historia y, de paso, escribir una de las frases que repite con más orgullo: «El dolor no es una bendición, lo que sí es una bendición es que yo decido qué hacer con ese dolor».

«El dolor no es una bendición, lo que sí es una bendición es que yo decido qué hacer con ese dolor»

JOSÉ LUIS BIMBELA

R. L. PÉREZ

'Vosotros no tenéis la culpa' cuenta la experiencia auténtica, pura y honesta de José Luis Bimbela. Y la cuenta para sanar; para ayudar a sanar. «El libro tiene dos grandes destinatarios. Primero, los familiares y allegados de personas suicidadas o que lo hayan intentado, para que aprendan a trabajar sus emociones. Y segundo, las personas que han tenido, tienen o tendrán pensamiento suicidas, para que trabajen esa idea de posponer». El lector, además del relato, encontrará ejercicios prácticos para quererse y conocerse a uno mismo y para aprender a tomar decisiones «con emociones objetivas justas y relevantes». «Estoy muy contento con el libro. Creo que además puede ser muy útil para educadores y personal sociosanitario en contacto con este tema».

En la segunda ola murió su madre. El libro estaba avanzado, pero Bimbela debía enfrentarse a la decisión que había pospuesto diez años atrás. «Terminé el libro. El libro es un canto a la vida, que es imperfecta y bella. La vida a veces duele, pero también siempre es emocionante. El arte sana y el primero que sale sanando del libro soy yo. Ahora milito en el optimismo y soy consciente de que estos diez años han sido los 10 años más felices de mi vida. He sido capaz de gestionar la felicidad del día a día, de las pequeñas cosas, y me he vuelto a enamorar». Por eso, porque se sentía inmensamente pagado por la escritura del libro, ha cedido todos los beneficios de su venta a la Asociación de Crohn y Colitis Ulcerosa de Granada (ACCU).

Bimbela ha cedido todos los beneficios de 'Vosotros no tenéis la culpa' a ACCU

Antes de tomarse un café –uno de los pequeños placeres que le alegran la vida–, Bimbela abre uno de sus libros y respira hondo. «En el peor momento de la depresión, compraba libros que sabía que no iba a leer. Amo los libros. Los compraba porque sabía que mientras esos libros estuvieran pendientes de leer seguiría posponiendo la decisión. Eran seguros de vida. Los libros son vida. Y son una vida apasionante». Ahora, a por el café.

Punto y aparte

«Un café con leche, por favor». Patricia Moreno Raya (Granada, 1989) ama los libros tanto como escribir. De pequeña, abrió la caja de un puzle y, en la parte de atrás de la tapa, junto a un dibujo, escribió un pequeño cuento sin importancia. «Algo que he seguido haciendo desde entonces», dice, con la taza humeante entre las manos. En mayo del año pasado terminó la especialidad de Farmacia hospitalaria, en el San Cecilio, y ahora realiza pequeños contratos que van y vienen de Madrid. Su vocación más sincera, sin embargo, está apilada encima de la mesa de la cafetería Qarmita: 'La tercera planta', 'Kilómetro 93', 'A nosotros eso no nos va a pasar' y 'Punto y aparte', sus libros.

A. AGUILAR

En las 90 primeras páginas de 'Punto y aparte', su último trabajo, bajamos con Helga, una profesora de instituto, a lo más profundo de su alma. Pellizco a pellizco una idea se cuela en su cabeza y en su estómago: quitarse la vida. Tras intentarlo, su círculo más cercano se preguntará por la culpa y ella, aturdida, comenzará a reconstruirse gracias a la ayuda de los demás. «Es una novela de emociones –explica Moreno–. Durante la residencia hospitalaria roté por psiquiatría y conocí a pacientes de este tipo, gente que ve en el suicidio la única salida. Conocí el mundo de la psicología y la terapia y todo lo que te puede aportar una persona totalmente ajena a ti en tu vida».

«Da miedo tenerlo cerca o que te pase. Por eso es bueno hablar de ello. Y, sobre todo, buscar ayuda»

Patricia moreno

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Helga tiene algo de real. «Está inspirada en alguien que conocí», confiesa la autora que cree que el suicidio sigue siendo un tabú social. «Da miedo porque no se acepta que gente de tu entorno pueda pensar en no querer vivir –continúa–. Da miedo tenerlo cerca o que te pase. Por eso es bueno hablar de ello. Y, sobre todo, buscar ayuda». En este viaje de superación, Moreno profundiza en el terrible y peligroso poder del amor ciego, en el autoestima, en el trabajo vocacional, en la importancia de la familia... «Y en ser madre. Cuando se es madre es algo a lo que no se puede renunciar y no todas lo llevan bien. Al otro lado, conozco mujeres que son juzgadas por no querer ser madres. Las llaman egoístas por no querer traer una vida al mundo... Faltaría, que no pudieras hacer con tu vida lo que quieras».

Escrito en un presente inmersivo, 'Punto y aparte' (disponible en Amazon y en librerías Agapea) se articula en tres partes, tres paradas: el antes, el durante y el después. «¿Por qué leerlo? Bueno, hasta ahora había hecho novela negra. Y esta ha terminado siendo algo más emocional. Te puede ayudar a comprender la vida. A darte cuenta de que si buscas ayuda es más fácil superar los problemas. Y que ir al psicólogo no es nada de lo que avergonzarse. No hay que tener un problema grave para ir al psicólogo, todo el que vaya va a recibir ayuda. Yo estuve un año yendo a terapia y aprendí mucho de mí a través de otra persona que me guiaba».

Patricia está aprendiendo a tocar el ukelele, nada siempre que pueda, le encanta pasear con su perro Boabdil y adora a su hijo Lucas. Este mes ha empezado a dar clases on line en el 'Club de Escritura' que ella misma ha fundado. Y, por supuesto, ya tiene su próxima novela en mente. Porque ella nunca ha dejado de escribir.

A. AGUILAR

El arte

José Luis Bimbela termina su café sin ninguna duda: «Escribir es sanador», dice. «Pero no sólo escribir, ¡el arte, cualquier arte es sanador!», exclama entusiasmado. «Hay evidencias y la OMS ya está trabajando en ese sentido. Hacer arte –escribir, cantar, pintar, componer– sana; y también disfrutar del arte –una exposición, un concierto, leer– sana y me parece maravilloso. Es un tema de futuro que me ilusiona tanto que es una razón de vida». Larga vida, pues, al arte.

En España hay 10 suicidios al día

En la Escuela Andaluza de Salud Pública, ubicada en Granada, pusieron el tema del suicidio sobre la mesa hace tiempo. Según explica el doctor José Luis Bimbela, el foco está puesto porque «no se puede ignorar más». Una cifra: en España hay diez suicidios al día. «Me parece una cifra más que relevante. Un suicidio afecta a la persona y a su entorno», añade. Por eso, la Escuela organizó para el 20 de marzo del año pasado, Día Mundial de la Felicidad, unas jornadas sobre prevención del suicidio. «Había 500 inscritos para 330 plazas. Pero llegó la pandemia y las tuvimos que suspender. Finalmente las hicimos el 13 de noviembre, de manera virtual, y se inscribió gente de todo el mundo: más de 1.500 personas. Multiplicamos por mas de cinco los destinatarios del curso».

A raíz de esas jornadas, Bimbela y otros profesionales de toda España han montado un grupo nacional de prevención del suicidio. «Tratamos las dimensiones biológicas, emocionales, sociales y espirituales, entendiendo espiritual como el sentido de la vida, y, la más importante para mí, la dimensión ética, esto es, el amarás al otro como a ti mismo». Para el psicólogo, al final, se trata de disfrutar del camino, de amarse primero a uno mismo, «recordando que la vida es imperfecta y duele, pero que también es apasionante... ¡un regalo!».

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