Teatro en Granada

El laboratorio lorquiano en la Huerta de San Vicente

Pocos personajes han sido tan revisados como Federico García Lorca en la historia de la literatura. Cuando esta reinterpretación se lleva a un santuario lorquiano como la Huerta de San Vicente, el resultado puede ser fascinante. Eso es, básicamente, el conmovedor homenaje a Lorca de Jessica Walker que pudimos ver este jueves por la noche en la que fuera residencia de verano de la familia García Lorca entre 1926 y 1936. Ahí, en esa casa de la Vega de Granada, sigue viviendo el alma del poeta.

Unas trescientas personas asistieron a una representación que se prolongó durante hora y media, y que se enmarcó en la programación cultural de la Huerta. «Hay que dar la entrada a los teatros al público de alpargata», dijo Lorca al comienzo de la función. Un adagio que es mucho más que un adagio. Es una declaración de intenciones. Porque en este montaje de Jessica Walker hay mucho de reivindicación, pero también de sueños. El espectáculo muestra las mil y una caras de Federico. Esas que invitan a una profunda reflexión acerca de temas tan de Lorca como el amor, la vocación artística, su relación con la parca, la homosexualidad o las consecuencias de la barbarie de la Guerra Civil.

Óscar García, Mario González, Lluis Gutiérrez, Carlos Martín-Peñasco, Paloma Remolina, David Soler, Roser Vallvé, Camilo Zaffira y Jessica Walker, los actores de Laboratorio Teatro, están sencillamente impresionantes. Y es que este 'Lorca', que así se llama genéricamente la producción, conlleva mucho de interpretación, pero también de teatro físico. Cinco grandes cajas, a las que se suben y se bajan los actuantes, se convierten en ataúdes, tablaos flamencos o rascacielos. La escenografía se completa con lámparas que evocan lunas y metralletas, un olivo, un piano y un andamio que hace las veces del escenario de La Barraca, el grupo de teatro universitario que dirigió Lorca en su última década y que llevó el arte a los pueblos.

Con Federico como figura central, la obra recorre de forma no lineal diferentes épocas de su vida, sus relaciones familiares, románticas y amistosas y escenas de sus creaciones en las que el propio autor dialoga con sus personajes y los espacios poéticos del inconmensurable universo de Lorca. La premisa es evocar la memoria humana, emocional e histórica, a través de ancianos con problemas de memoria que se transportan a pasajes de la biografía de Lorca.

Aparecen, además, hombres y mujeres que marcaron la trayectoria de Federico de forma directa o indirecta, como su padre Federico Rodríguez, su hermana Isabel –por la que sentía devoción–, algunos de sus grandes amores como Salvador Dalí o Rafael Rodríguez Rampún, antagonistas como el dictador Franco y sus secuaces, y también uno de sus biógrafos más reputados, Ian Gibson, estrechamente vinculado con Granada a través de sus investigaciones sobre Lorca. También tiene su protagonismo La Muerte. Encarnada como una torera mexicana, sobrevoló la Huerta de San Vicente de principio a fin presagiando el destino fatal que le deparará a Federico en 1936 en el Barranco de Víznar.

Laboratorio Teatro fue fundado en 2013 por Jessica Walker con una generación de alumnos graduados en Laboratorio Escuela de distintas nacionalidades. En el proceso de creación, Walker propone un tema que los actores desarrollan con propuestas que se prueban en los ensayos.

Para ello, trabajan con técnicas como la meditación, la improvisación y la dramaturgia colectiva para buscar un teatro vivo, orgánico y experimental inspirado en Grotowsky, Kantor o Pina Bausch, entre otros. Ayer llegaron a Granada con 'Lorca', que Laboratorio Teatro está poniendo en escena con gran éxito en varias ciudades españolas.

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