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Javier Peláez, con su libro 'Planeta Océano', en la calle Mesones. J. E. C.

Javier Peláez, Irreductible: «En Granada hay un nivel de divulgación muy, muy bueno»

El granadino, ganador de un Ondas, publica 'Planeta Océano', un libro sobre las expediciones marinas que trajeron conocimiento y ciencia a la humanidad

Martes, 18 de octubre 2022, 09:52

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Javier Peláez (Puertollano, 1974) llega a la Plaza Bib-Rambla con un ejemplar de 'Los viajes de Shackleton a la Antártida'. «Lo he visto en una librería y no me he podido resistir». En Internet todo el mundo le conoce como 'Irreductible', apodo con el que empezó su bitácora hace 15 años, que en 2009 fue reconocida como el mejor blog de España. Luego vendría la revista Quo, el National Geographic, El País, Radio Nacional, Yahoo, Naukas... Hasta convertirse en una de las grandes referencias de la divulgación científica en España y ganar, en 2017, el premio Ondas al mejor podcast con 'Catástrofe Ultravioleta', junto a Javi Álvarez y Antonio Martínez Ron. Su último libro es 'Planeta Océano' (Crítica, 2022) y su historia, pura curiosidad.

Lo curioso es que no sabíamos que usted era granadino.

–Nací en Puertollano, pero me vine a Granada con dos años. Estudié en el Fuentenueva, en el Padre Manjón y luego Derecho en la Facultad. Afortunadamente, en quinto dejé la carrera, pese a que tenía muy buenas notas… Yo quería hacer Periodismo, pero no había en Granada. Cuando dejé la carrera me fui a Canarias de vacaciones y me gustó aquello. Eché currículum y empecé a trabajar en un hotel rápidamente. Y, por gusto y tiempo libre, arranqué el blog de la Aldea Irreductible. Así fue la cosa.

De un hotel de cinco estrellas a divulgar las estrellas (y todo lo que hay debajo).

–(Ríe) Hubo un momento en que pensé que no me veía toda la vida en el hotel. Esto es lo que me gusta, se me da bien y encima me pagan. Disfruto mucho escribiendo, no dejo de hacerlo.

¿Qué le une ahora a Granada?

–Aquí tengo a toda mi familia y muy buenos amigos. Mucha gente se acuerda de mis padres, porque tuvieron una tienda de quesos y jamones en Camino de Ronda, Los Manchegos. Estuve en Granada hasta los veintitantos y me sacaba un dinero trabajando en pubs de Pedro Antonio y en la Meeting Point.

«Estuve en Granada hasta los veintitantos y me sacaba un dinero trabajando en pubs de Pedro Antonio y en la Meeting Point»

Desde fuera, ¿cómo es el nivel de divulgación de Granada?

–Muy, muy bueno. Hay gente buenísima, como Emilio García, uno de los divulgadores más originales de Granada que llega a todo el mundo. Y Manolo González, Susana Escudero, Natalia Ruiz, Óscar Huertas… Y está Desgranando Ciencia, un evento formidable, primo hermano del que hacemos en Bilbao, Naukas. También te digo que el nivel depende mucho de la implicación de las instituciones y las autoridades. Lo cierto es que estamos viviendo un momento dorado de la divulgación. Hace quince años, un científico que divulgaba estaba hasta mal visto. Ahora es un requisito indispensable.

Y tenemos mucho que contar.

–Imagina toda la infraestructura del PTS y que nadie supiera qué hacen allí. El vínculo entre sociedad e investigador es importante. Mi amigo Juan Ignacio Pérez, catedrático de Cultura Científica en la UPV, dice que su trabajo es darle prestigio a la ciencia. Y ese prestigio es importante para conseguir financiación. El presupuesto de un país hacia su ciencia depende mucho de cómo la sociedad vea esa ciencia, si no considera que es importante o necesaria no va a reclamar que le den dinero.

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¿Qué es 'Planeta Océano'?

–Es una historia de la navegación dedicada a las expediciones que trajeron algo de ciencia, de conocimiento o de descubrimiento a nuestras vidas.

Pero que no haya duda: es una lectura muy divertida.

–¡Eso es! No hay guerras ni batallas, pero sí hay naufragios, motines, ahorcamientos, peleas, hundimientos absurdos, piratas, canibalismo… Hay historias fascinantes. Si Malaspina, por ejemplo, hubiera nacido en Chicago, Hollywood habría sacado ya varias películas.

Dice que los océanos eran la frontera entre los pueblos hasta que aprendimos a navegarlos. ¿Cuál es la frontera ahora?

–El espacio. Aunque, ojo, el océano también tiene sus propias fronteras. Es más fácil ir a la Luna, a 380.000 kilómetros de distancia de la Tierra, que bajar 11 kilómetros a la Fosa de las Marianas. De hecho, en la Luna han estado doce personas y en la fosa, tres. Hoy, el 90% del tráfico comercial internacional se hace por mar. Hemos convertido un obstáculo enorme en una verdadera autopista para todo.

Con el equipo de Catástrofe Ultravioleta, en la grabación de Onda Marciana.

Pensaba que pondría la frontera en las redes sociales...

–Pues sí, las redes pueden ser nexo pero también una enorme fuente de intoxicación y de fake news. Hay que darle a la gente las herramientas necesarias para que detecten la noticia falsa. Y esas herramientas son escepticismo, cultura y conocimiento.

Su apodo, Irreductible, va asociado a la historia de Internet. Casi que inventó los podcasts.

–Empezamos en julio de 2007. Hace 15 años éramos cuatro locos haciendo podcasts en el salón de casa, ahora son la moda. De hecho, este libro y el anterior, '500 años de frío', nacieron del podcast 'Expediciones Científicas'. La editorial Planeta me propuso reunir esos episodios en un texto.

«Hay que darle a la gente las herramientas necesarias para que detecten la noticia falsa. Y esas herramientas son escepticismo, cultura y conocimiento»

Cierra el libro con una reflexión sobre el cambio climático.

–El océano es nuestro mayor aliado contra el cambio climático, está absorbiendo una cantidad de CO2 enorme. Es como un pozo. Pero, como todos los pozos, también se llena. Y, si seguimos así, llegará un momento en que el océano dejará de ayudarnos y empezará a expulsar CO2. En ese momento el calentamiento global pegará un acelerón brutal.

Peláez, en su participación en 'Página 2'.

Es usted guionista de 'El cazador de cerebros', en La 2. ¿Está cambiando la manera de hacer y de entender la televisión?

–Hay una hornada de programas a un nivel de BBC. 'Jardines con historia', 'Los pilares del tiempo', 'Órbita Laika', 'Página 2', 'El condensador de fluzo'… y 'El cazador de cerebros', que va por seis temporadas y me parece flipante estar como guionista.

¿El objetivo es alcanzar una gran audiencia?

–Tuve una época que, como divulgador, parecía un testigo de Jehová, quería llevar la ciencia a la puerta de la gente, pero me di cuenta de que era un objetivo enorme. Hay otro objetivo menos ambicioso, pero muy bonito: atender la demanda de gente a la que le gusta la ciencia. Hay demanda de literatura, de programas y de eventos científicos. Menos gente, pero muy fiel. Y, si se hacen bien, seguro que enganchan a alguien por el camino.

Hay gente para todo...

–(Ríe) Mírame a mí, soy un coleccionista de libros antiguos bastante loco. Solo del Ártico tengo unos 300 libros originales, primeras ediciones de Darwin, de Newton… Todo lo que sea expediciones va a mi colección particular. Soy un curioso. Eso es lo que soy.

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