Investigadores de Granada aclaran el error de la batalla de Guadalete
El enfrentamiento pudo no existir nunca, tal y como nos lo contaron. Pudo ocurrir a 100 kilómetros de donde lo colocó la historiografía, en una zona pantanosa de Tarifa
Todos hemos oído hablar de la batalla de Guadalete, llamada así por el río a cuyas orillas tuvo lugar, situado en Cádiz y próximo hoy a ciudades como Jerez o El Puerto de Santa María. En aquella batalla, las tropas de Tariq rindieron a las del rey visigodo Don Rodrigo, dándose por iniciada la invasión musulmana de la península. Corría el año 711.
Pues parece que no. Hubo una batalla, sí. Las fuerzas de Tariq doblegaron a las visigodas, sí. Pero la batalla tuvo lugar a 100 kilómetros de donde originalmente fue localizada por los historiadores, en la parte oriental de la provincia de Cádiz, en un lugar que hoy está situado en el término municipal de Tarifa. Tan sorprendente revelación la sostiene un grupo de investigadores en el que se encuentran el historiador granadino José Soto y el geoquímico del CSIC Francisco José Jiménez, especializado en cambio climático. También hay tres arqueólogos, Eduardo Cabaná, Mónica Camacho y Ana María Berenjeno; John Camuera, experto en Palinología; el bombero forestal José Blanco, que ha sido su guía en los montes de Algeciras, y una traductora de árabe, Kenza Mdehheb. El estudio completo lo publicará la revista Atenea, de Historia Militar, en su número de julio.
El punto de partida de la investigación tuvo lugar en 2019. Soto afirma que en aquel momento estaba en proceso de escritura de su libro 'Imperios y bárbaros', sobre la guerra en la Alta Edad Media, y una de las batallas que quiso describir era, precisamente, la de Guadalete. «Entonces, descubrí que la ubicación que siempre aprendimos no correspondía con la realidad de las fuentes de la época. E inmediatamente, también me di cuenta de que este hecho me superaba como investigador, por lo que necesitaba un equipo de expertos a mi lado», añade. Básicamente, lo que ha llegado a nuestros días es una única fuente contemporánea, es decir, escrita por alguien que estaba vivo cuando la batalla tuvo lugar: la 'Crónica mozárabe', que data de 754. Y allí nos da la ubicación exacta de la batalla, pero, como dice Soto, «nadie le ha hecho caso».
La 'Crónica' dice que esta tuvo lugar en los montes Transductinos. 'Transducta' era el nombre que en esta época se daba a Algeciras. «Y de Algeciras a Guadalete hay más de 100 kilómetros», afirma con rotundidad el investigador. Sobre la identidad del escritor de la 'Crónica' no se conoce el nombre exacto, pero sí su perfil: persona adulta, de gran cultura, que escribió su obra en Córdoba.
Itinerarios
El modo más adecuado de mover a un ejército eran las calzadas romanas. «Sólo así podían avanzar miles de hombres con toda su impedimenta», asegura. Por ello, lo que el equipo de investigadores hizo fue reconstruir dónde estaban esas calzadas y en qué punto se encontraban con los Montes Transductinos. Luego, acudieron a las fuentes árabes, más tardías –escritas 150 años después de la batalla, y más–, donde se describen aspectos de la batalla que encajan en el paisaje: la laguna, el río, los montes... «El error ha venido porque Sánchez Albornoz y otros historiadores hicieron el proceso inverso, es decir, tratar de ubicar el hecho a partir de estos tardíos escritos castellanos (del siglo XIII), olvidando la fuente principal contemporánea, y amparándose en otras obras escritas en Egipto», comenta Soto.
En cuanto a la propia esencia de la batalla, esta fue muy importante, ya que cambió la historia de Occidente. «Don Rodrigo llegó con entre 20 y 24.000 hombres, una barbaridad para la época, y Tariq con unos 13.000. El reino visigodo se lo jugó todo a una carta, y perdió», confirma el investigador granadino. Rodrigo partió de Córdoba por una calzada, y Tariq de Algeciras. El encuentro se produjo en las inmediaciones de la laguna de la Janda, que parte de los montes antes citados. Por este estudio conocemos, igualmente, que la batalla acaeció en un momento de gravísima sequía –la mayor en milenios, que duró más de 15 años–, que colapsó la economía y se llevó consigo a la mitad de la población por hambre. E incluso conocemos los movimientos de las tropas de los dos ejércitos, aunque este extremo necesita ser confirmado por arqueólogos. Imágenes por satélite y mapas antiguos han sido herramientas imprescindibles. Y también una tradición oral nada despreciable, que mantiene trece siglos después que aquel es el lugar de enterramiento del rey visigodo y de la traición del Conde Don Julián.
Francisco José Jiménez, por su parte, afirma que la tesis de Guadalete cojea porque las fuentes hablan de que la batalla tuvo lugar «junto a un río que desembocaba en un lago», y el Guadalete desemboca en el mar. «Hemos reconstruido los límites de La Janda, una laguna desecada desde 1960, pero que fue hasta 1.800 antes de Cristo un brazo de mar. Era un sistema de marismas que se colmató en los últimos 500 años de forma muy rápida. El hecho es que las fuentes hablan de lugares como el Arroyo del Vico, que sigue allí, o el Río de Barro, que puede ser uno de los meandros del Río Almodóvar». A partir de aquí, afirma el investigador del CSIC, «todo ha sido viento de cola. Todos los detalles que con la antigua tesis no tenían sentido, lo tienen con esta que planteamos». Sin duda, una aportación histórica muy interesante.
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