La iglesia de Santiago de Granada, veinticinco años después
La Federación de Cofradías trabaja en adecentar y catalogar los tesoros patrimoniales del templo donde fue enterrado Diego de Siloé, que ha estado cerrado un cuarto de siglo
El patrimonio de Granada sería imposible de entender sin la figura de Diego de Siloé. No solo fue el arquitecto de Catedral de Granada, sino que también diseñó las de Almería, Málaga o Guadix, entre otros grandes monumentos. Cuatro verdaderas joyas de Andalucía. Aunque nació en Burgos, la mayor parte de su trayectoria la desarrolló en la ciudad granadina, donde llegó en 1528. Instaló su residencia en el número 5 de la desaparecida calle Angosta de la Botica –junto a la Gran Vía–, que compró a una señora que se llamaba Beatriz Hernández. Falleció en 1563 y, dada su enorme relevancia social, fue enterrado en Santiago, una parroquia que, después de veinticinco años cerrada, abrirá sus puertas en los próximos meses como lugar de culto y para el desarrollo de actividades relacionadas básicamente con las hermandades.
Esto ha sido posible gracias a la cesión del edificio por parte del Arzobispado de Granada a la Federación de Cofradías y gracias también al impresionante trabajo que está desarrollando un grupo de profesionales coordinado por Venancio Galán, doctor en Historia del Arte y vocal de Arte y Decoro de la propia Federación.
La iglesia de Santiago, tradicionalmente conocida en Granada como la del Servicio Doméstico, tiene una historia muy interesante y también alberga verdaderas joyas como esculturas de Alonso de Mena o José Risueño, y pinturas de José de Cieza y, probablemente, del mismísimo Juan de Sevilla. Otro de los objetivos de la Federación es precisamente este, que los propios y los extraños puedan entrar a Santiago para observar todas estas piezas artísticas.
Entre ellas, la Capilla de la Virgen de los Dolores donde estuvo el enterramiento del parroquiano Diego de Siloé y de su esposa Ana de Bazán. Sí, desgraciadamente, en pasado, porque la tumba desapareció durante la revolución militar que se produjo en España en septiembre de 1868, la Gloriosa, que supuso el destronamiento y el exilio de la reina Isabel II y el inicio del Sexenio Democrático. ¿Dónde fueron a parar los esqueletos de Diego y Ana? No se sabe el paradero aunque, al parecer, hay documentos que pueden permitir el rastreo de parte de estos restos.
Fechas
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1563 Diego de Siloé fue enterrado en la iglesia de Santiago en 1563. Sus restos desaparecieron en 1868, durante la revolución Gloriosa.
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1525
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La sepultura de Siloé no es el único hito histórico de Santiago, cuya puerta de entrada da a la calle Marqués de Falces. Este templo forma parte de esa red parroquial fundada por los Reyes Católicos a principios del siglo XV aprovechando en muchos casos la planta y el alzado de las múltiples mezquitas esparcidas por todo Granada. Esta, en concreto, se levantó sobre los restos de la Gima Darax, a la que asistían los fieles de la parte baja del Albaicín –una zona intramuros bastante populosa–. Se comenzó a construir en 1525 según la traza de Rodrigo Hernández. «Tenía una nave y cinco capillas laterales», aclara Venancio Galán, quien refiere también una ampliación dirigida por Cristóbal barrera en 1503. «Tiene un estilo ecléctico, con una parte renacentista, arcos ojivales góticos y decoración barroca», explica Galán.
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Ahí fue bautizado el gran Pedro de Mena el 20 de agosto de 1628. Y ahí, un siglo antes, se estableció el Tribunal de la Inquisición en 1526 para el enjuiciamiento de las causas menores por parte del Santo Oficio, que castigaba los actos contrarios a la fe y preservaba las buenas costumbres y la moral cristiana.
Pero volvamos al presente. Venancio Galán, la restauradora Lucía Ruiz, el historiador del arte Sergio Ortega –y director de la revista Gólgota– y el historiador Alejandro Vílchez llevan varias jornadas adecentando, catalogando y haciendo una primera valoración de todos los enseres que se guardan en Santiago, cuya tutela corresponde a las Religiosas de María Inmaculada, que gestionan también la residencia que 'envuelve' la iglesia.
Durante estos veinticinco años de clausura –con excepción de algunos actos celebrados sobre 2010 por la vecina Hermandad de la Borriquilla–, el polvo ha hecho mella, a lo que se suma la habilitación de todos los espacios pensados para la futura afluencia de los fieles. La idea es que para antes del verano se abran los portones de su fachada principal, presidida por una hornacina donde hay una figura pétrea de Santiago Apóstol de Bernabé de Gaviria.
La iglesia atesora obras de grandes artistas granadinos como Alonso de Mena o José Risueño
Pero entremos nuevamente a la iglesia de Santiago y hagamos un recorrido por todas sus bellezas, que están siendo inventariadas por Galán y su equipo. Lo que más llama la atención es, sin lugar a dudas, el tabernáculo de madera dorada realizado por Nicolás Villoslada, tal y como han demostrado los profesores Juan Jesús López Guadalupe y José Manuel Gómez Moreno. Está fechado entre 1767 y 1768 y tiene como gran singularidad que se puede rodear.Las columnas son estípites. Se divide en dos cuerpos. El superior está coronado por un nicho con una Inmaculada –originariamente había un Santiago–. En el inferior, el sagrario con el Buen Pastor.
Alonso de Mena
Tampoco hay que perderse el Cristo expirante realizado por Alonso de Mena sobre 1650, en la que está considerada su etapa de plenitud. Conserva la cruz original arbórea y apenas ha sufrido modificaciones más allá de unos repintes ejecutados en 1980. El sello del maestro queda patente en el realismo –el estudio anatómico es fascinante– y la barba bífida.
Hay mucho más. La Santa Lucía de Bautista Vázquez, del siglo XV, también merece detenerse ante ella unos minutos. Se trata de una santa de altar –o sea, que no está esculpida por la parte trasera–.La talla tiene su relevancia desde el punto de vista estilístico, ya que evidencia el paso del gótico al naturalismo que caracteriza la Escuela de Granada.También hay un curioso Santiago Peregrino que se enmarca en la Escuela Alemana, más sincrética. Y un San Bruno de José de Mora o de su círculo.
La Federación pondrá el templo a disposición de las cofradías para que celebren actos, una función que se compatibilizará con el culto
Seguimos. Sobresalen, además, dos obras del escultor Felipe González, del siglo XIX. Concretamente un San José que sigue el modelo de Ruiz del Peral y un San Miguel que mantiene el demonio entero, algo bastante inusual. Destacan por su robustez y monumentalidad. A todo ello hay que sumar un cuadro de José de Cieza, un Santiago a caballo, y otro que representa la matanza de los inocentes que es muy posible que corresponda al mismo autor. Todo esto debe de ser investigado en fases posteriores, al igual que un Cristo Atado a la Columna que tiene todas las trazas de Juan de Sevilla o de su círculo. El escorzo, la posición y el contraposto de las piernas se asemejan mucho al que hay en la Catedral de Granada.
También es una verdadera joya el Niño Jesús Crucificado de José de Risueño. Respecto a las copias, sobresalen dos retratos de Isabel y Fernando de Luis Jiménez –los originales son de Antonio del Rincón– y de un óleo de Van Eyck.
«La encomienda de la Federación –diceVenancio Galán– es que Santiago se convierta en un lugar multifuncional que preste servicio a las cofradías para la organización de eventos como presentación de carteles o revistas o para exponer el resultado de alguna restauración». «También que se puedan celebrar misas y otros oficios, y que los granadinos puedan conocer el valioso patrimonio que contiene este templo», agrega.
Sin lugar a dudas, un esfuerzo encomiable para poner en valor un bien que nos acerca a aquella Granada que se adentraba en la Historia Moderna. Un periodo de luces y también de sombras.
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