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Ana Bernal-Triviño se dirige a sus lectores en la visita guiada a la Huerta de San Vicente. ALFREDO AGUILAR
Visita guiada

Los hombres de Federico se reúnen en la Huerta de San Vicente

Ana Bernal-Triviño recorre junto a sus lectores los espacios de la residencia de verano de los García Lorca que le sirvieron de inspiración para su trilogía de novelas protagonizadas por los personajes lorquianos

Jorge Pastor

Granada

Viernes, 26 de mayo 2023, 00:32

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Fue en el año 2013. Ana Bernal-Triviño visitaba la Huerta de San Vicente junto a su familia. No fue una visita cualquiera; fue cuando García Lorca entró en su existencia... para quedarse. «Yo conocía su vida y su obra del colegio, pero desde aquel momento me convertí en lorquiana», asegura la periodista malagueña, profesora también de la Universidad Abierta de Cataluña. «He estado muchas veces en Víznar, en Valderrubio y en Fuente Vaqueros, pero fue en la Huerta donde sentí el alma de Federico». Por eso tenía que ser ahí, en la Huerta, donde el poeta parió 'Yerma', 'Bodas de sangre' o 'Doña Rosita la soltera', donde Federico pasó sus últimos días de incertidumbre, donde Bernal-Triviño tenía que localizar su trilogía de novelas, convertida en un tributo a la memoria histórica y literaria de un genio.

Tras el éxito de 'Las mujeres de Federico', con más de siete mil ejemplares vendidos, Ana Bernal-Triviño regresó este jueves a Granada para presentar ante su tribu 'Los hombres de Federico', la segunda entrega de la tríada –o más bien una continuación de la primera–. Y lo hizo de una forma muy especial. Recorriendo junto a sus lectores aquellos rincones de la Huerta que aparecen en la obra y que, al mismo tiempo, resultan muy inspiradores para ella y para Lady Desidia, encargada de ilustrar los tres volúmenes –una verdadera delicia–.Para ello, organizó dos visitas guiadas a lo largo de la tarde en las que participaron cincuenta personas, pese a caer el diluvio universal.

Imagen principal - Los hombres de Federico se reúnen en la Huerta de San Vicente
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Pero antes de recorrer la residencia de verano de los García Lorca junto a Bernal-Triviño ¿de qué va 'Los hombres de Federico'? Mientras que en 'Las mujeres de Federico', Rosita, Bernarda o Zapatera se reúnen en la Huerta para conformar un relato feminista que cambiará sus destinos, las mismas protagonistas se vuelven a encontrar en la Huerta un año después, citadas por Novia, aunque ellas ya no son las mismas y el entorno tampoco es el mismo –todo es más sombrío, más oscuro, más sangriento–.

La trama se complica cuando descubren que Lorca, su creador, dejó un manuscrito sobre sus nuevas vidas que abre la puerta a que se adueñen de la historia. Ellas se dan cuenta de que algo no va bien cuando ocurren situaciones extrañas en la casa y su angustia irá 'in crescendo' con los rumores de que los hombres de Federico, o sea sus antiguas parejas o sus amantes, planean llegar a la Huerta con propósitos desconocidos. Solo la magia y mantenerse juntas las ayudarán a enfrentarse al peligro y el desasosiego.

Algo que aprender

Rosita, Novia,Bernarda, Angustias, Adela,Yerma o la Zapatera tienen algo muy importante que aprender y, sobre todo, mucho que enseñar a través de la fuerza, el coraje, los anhelos y los deseos que las caracterizan. Una oportunidad para recordar que todo puede cambiar, incluso en contra de la Historia. «Que las mujeres pueden ser libres, que juntas pueden lograr cualquier propósito y que los hombres pueden y deben encajar en ese escenario, cueste lo que cueste», reflexiona la autora.

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La 'ruta' por las estancias se estructuró en varias paradas. Una de ellas en el dormitorio, donde está el escritorio de Federico. «Es el lugar más personal, donde nadie lo veía, donde escribía, donde se desveló y tuvo pesadillas, donde sintió el hogar por última vez, donde se fue para no regresar», explica Bernal-Triviño. También es clave la cocina, donde habitan Poncia y Criada; el salón, el espacio para las confidencias y los susurros;y la sala del piano, donde Federico, que anheló dedicarse a la música antes que a las letras, conectaba con las armonías para retornar.

Pero el exterior de la Huerta también está presente en el imaginario de Bernal-Triviño. La vegetación, con esos cipreses que tocan el cielo por los que entran los personajes y las almas o elementos tan simbólicos como las puertas o las ventanas, «que en 'Los hombres de Federico' están más cerradas que abiertas». «Ellas se repliegan ahora en el interior para recluirse por miedo a los varones», añade la escritora. «El libro es ficción, pero también es real».

Cincuenta granadinos participan en las dos visitas guiadas pese a caer el diluvio universal

Ana Bernal-Triviño confiesa que prefiere no fabular respecto a lo que pensaría García Lorca sobre la revisión actual que ella misma hace de sus textos. «Creo que le gustaría porque Federico identificaría a quien hace las cosas por oportunismo y quien las hace por amor». «Y entendería –añade– que muchos de los asuntos que él planteó aún continúan encima de la mesa casi un siglo después». «¿Qué obtuvo Lorca en su época por ser como era y por pensar como pensaba?», se pregunta Bernal-Trivino. «Obtuvo el silencio y una bala», se responde.

«Nadie muere mientras se le recuerda», dice Bernal-Triviño. Y Federico siempre permanece ahí. En el recuerdo.

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Los hombres de Federico se reúnen en la Huerta de San Vicente