El hombre que toca la guitarra de Federico
Samuel Diz ha grabado en la Huerta de San Vicente un disco con el instrumento que le regaló la tía Isabel a García Lorca en 1906 «y que conserva unos graves fascinantes»
Cuenta Isabel en su libro de memorias, titulado 'Recuerdos míos', que su hermano Federico amenizaba las siestas de la familia García Lorca tocando su guitarra. No se sabe a ciencia cierta qué piezas interpretaba, pero a buen seguro que no faltarían las del cancionero de Felipe Pedrell, tonadas del siglo XVI que conforman el 'atlas musical' de Federico y que luego emplearía en las representaciones de la Barraca, el grupo universitario ambulante con el que llevaría el teatro clásico a los pueblos de España. Esa guitarra, que se conserva como oro en paño en la Huerta de San Vicente, la residencia de verano de los García Lorca entre 1926 y 1936, sonó el pasado octubre y volverá a hacerlo el 10 de septiembre –siempre y cuando no se interponga el coronavirus–.
Periodismo y compromiso
En aquel momento fue Samuel Diz quien rasgó en la Huerta de San Vicente las seis cuerdas del instrumento lorquiano –como en su día lo hicieran Tomatito, Vicente Amigo, Lou Reed o Patty Smith– para grabar el disco 'Memoria de la melancolía', un homenaje a María Teresa León, amiga de Federico. Y será Manuel Diz quien las vuelva a rasgar para presentar ese álbum lleno de magia también en la Huerta de San Vicente.
¿Qué sabemos de esa guitarra? Sabemos que fue un regalo de su tía Isabel cuando Federico tan sólo tenía ocho años. Isabel, «alta, esbelta, muy García, que cantaba con extraordinaria afinación y voz delicada» –así la describe Francisco, hermano de Federico–, fue una persona muy importante en la vida del poeta y en su iniciación musical. Ella, «que cantaba melancólicas habaneras», le dio la primeras clase a Federico, asegura Ian Gibson. La apreciaba mucho. Un afecto que queda patente en la dedicatoria que García Lorca escribió en el ejemplar que le regaló de su primer libro 'Ediciones y paisajes': «A mi queridísima tía Isabel, que me enseñó a cantar, siendo ella una maestra artística de mi niñez».
Tomatito, Vicente Amigo, Lou Reed y Patty Smith son otros de los músicos que han tocado la guitarra
También sabemos que la guitarra fue fabricada por el constructor José Ortega en su taller de la calle Mesones 17 posiblemente en 1906. Sí posiblemente porque en la etiqueta aparece mil novecientos y una rayita en las unidades con un número escrito a lápiz y casi borrado que parece un seis –aunque por el trazo también podría ser un dos–. Según el inventario de la Huerta, se trata de una «guitarra de feria», restaurada en 1996 por el prestigioso guitarrero Francisco Manuel Díaz, realizada con los siguientes tipos de madera. Tapa de pinsapo del Valle de Arán, aros de cerezo, fondo de ciprés con duelas de caoba, mango de pino de Flandes, puente y diapasón de nogal y forro de cabeza de ciprés. También aparecen unas juntas de chopo, una especie forestal muy vinculada a Federico porque predominaba en la Vega de Granada y porque era el árbol característico de la Residencia de Estudiantes de Madrid, 'La colina de los chopos', donde estuvo entre 1918 y 1928.
Federico puso mucho empeño en dominar aquella guitarra. El conservador de la Huerta, Juan José García, ha recopilado una serie de documentos que lo evidencian. En una carta remitida a su amigo Manuel de Falla en 1923 dice: «No se puede usted imaginar cómo le recuerdo cuando toco la guitarra. Y quisiera sacar a la fuerza su maravilloso homenaje a Debussy, del que no consigo más que las primeras notas. Es verdaderamente gracioso.Mi madre se desespera y esconde la guitarra en el sitio más raro de la casa».
No es la única epístola en la que Federico aborda este tema. En una enviada en 1921 a Adolfo Salazar, crítico del diario El Sol, le comenta: «Además ¿no sabes? Estoy aprendiendo a tocar la guitarra». Unas palabras que deben interpretarse en el contexto de la preparación del Festival de Cante Jondo que Federico promovió junto a Manuel de Falla en 1922. «Me parece que el flamenco es una de las construcciones más gigantescas del pueblo español». Y a continuación, agrega Federico, «acompaño ya fandangos, peteneras y 'er' cante de los gitanos, tarantos, bulerías y ramonas». «Todas las tardes viene a enseñarme El Lombardo (un gitano maravilloso) y Frasquito 'er' de la Fuente (otro gitano espléndido). Ambos tocan y cantan genial, llegando hasta lo más hondo del sentimiento popular. Ya ves, sí, estoy divertido».
Hay más referencias de Federico a su guitarra. «Ya sabes tú cuánto te quiere este poetilla y guitarrista (sé tocar algo ya)», aparece en 1922 en una misiva dirigida a Regino Sainz de la Maza. También hace alusión a la guitarra, de forma genérica, en múltiples poemas como 'Fantasía simbólica', 'Elegía a doña Juana la Loca', 'La adivinanza de la guitarra' o 'Memento'.
Pero demos un salto de un siglo en la línea del tiempo y retornemos a 2020. Cuenta Samuel Diz que cuando cogió por primera vez la guitarra de Federico sintió respeto y sorpresa. «Respeto por el diálogo entre el valor histórico y el simbolismo, y sorpresa porque estaba viva, porque emitía unos sonidos graves indescriptibles, telúricos; todo el mundo se quedó fascinado».
Afinación
Antes de 'meterse en faena', Samuel Diz necesitó un buen rato para afinar, ya que el clavijero es histórico. Se trata sencillamente de una pieza de madera insertada. Nada que ver con los contemporáneos, con unos engranajes que permiten completar este proceso en apenas un minuto. Todo se tuvo que hacer de forma manual. «Es una guitarra muy pequeña, coherente con los tamaños propios de esa época», explica Diz, quien subraya el gran trabajo de rehabilitación llevado a cabo por Francisco Manuel Díaz –la idea partió de Laura García Lorca–. Otra de las singularidades es que frente a las traseras formadas por dos partes en espejo, ésta cuenta con cinco con una uve dibujada.Los ensamblajes tienen forma de rombos de chopo. «La fisonomía del instrumento recuerda mucho a la guitarra surrealista que aparece en un dibujo realizado por Federico García Lorca en 1927 en poder de la Fundación Gregorio Prieto; podría ser la misma», apunta Samuel Diz.
La grabación de 'Memoria de la melancolía' en la Huerta de San Vicente duró un mes. No fue sencillo. Los horarios, según relata el propio Diz, se tuvieron que programar para no suspender la visita turística. «Lo hicimos en la Huerta, en diferentes estancias, por cuestiones prácticas, porque ahí está el legado museístico, y también lógicamente por razones emocionales». Argumentos que compensaron las dificultades que entraña para este cometido una vivienda situada en un parque y junto a una autovía. El ruido exterior era inevitable.
La previsión era que 'Memoria de la melancolía', donde intervinieron los granadinos Gabriel Sedano y Alberto Raya en la grabación y la artista María Marsilio Marín en el diseño de la portada, fuera presentado en Granada en mayo, pero la pandemia de la Covid-19 obligó a un replanteamiento general. Si no se producen contratiempos, será el 10 de septiembre en la Huerta con la participación de todos los músicos que han intervenido. Es decir, Isabel Villanueva (viola), Javier Riba (guitarra), Jonatan Alvarado (tenor) y Samuel Diz (guitarra y dirección).
Investigador de la música de la Generación del 27
Samuel Diz (Tui, Galicia 1986) es un activo intérprete e investigador de la música en la Generación del 27 y el exilio republicano español. En sus conciertos y publicaciones discográficas presenta al público el legado artístico y cultural que renovó la música española de la primera mitad del siglo XX a partir del folclore como sustento y ente abstracto. En 'Memoria de la melancolía' rinde tributo a la escritora y activista feminista María Teresa León (1903-1988). Un recorrido por su autobiografía a través de composiciones musicales originales de Gustavo Durán, Emiliana de Zubeldía, Baltasar Samper, Regino Sainz de la Maza, Adolfo Salazar, Carlos Guastavino, Daniel Fortea, Manuel de Falla y Simón Tapia Colman, en su mayoría inéditas.
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